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PEÓN GARCÍA, RAMÓN

La Habana, Cuba,

05/06/1897

─ San Juan, Puerto Rico,

02/02/1971

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PEÓN GARCÍA, RAMÓN

La Habana, Cuba,

05/06/1897

─ San Juan, Puerto Rico,

02/02/1971

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BIOGRAFÍA

Director, actor, asistente de dirección, productor ejecutivo y guionista. De ascendencia española, queda bajo el cuidado de su padre y de su tía Luisa García, hermana de su madre, que muere al darle la vida. Es el menor de tres hermanos, y desde pequeño siente grandes inquietudes por las bellas artes, en especial por el teatro. A los ocho años tiene su primer contacto con el cine. Inicia sus estudios en el Colegio de Belén, pero los termina en La Salle. Dos años después viaja con su padre a Tampa, Florida, Estados Unidos, donde aprende inglés. Se gradúa de químico azucarero y ejerce la profesión que alterna con su participación en funciones de aficionados y de beneficencia como actor, ilusionista o prestidigitador, y en salones de sociedad como consumado bailarín de tango y de one-step. Decide dedicarse de lleno al mundo de la farándula y, a mediados del decenio de 1910, se integra, como actor de carácter, a la compañía de comedias del actor, director y empresario Alejandro Garrido y, poco después, forma con Raúl Vales la Compañía de Comedias Vales-Peón.

Viaja a Nueva York en 1916 para aprender y conocer las bases del séptimo arte. Trabaja en los Laboratorios Republic como asistente de revelado y como segundo fotógrafo. Se familiariza con los secretos químicos y mecánicos de la industria, y, al mismo tiempo, se convierte en camarógrafo de George Laskin y de otros profesionales de los estudios TecArt, de Hollywood. Recorre el mundo como camarógrafo al lado de Tom Terriss, además de trabajar como camera man de noticiarios para los estudios Kalem, de Nueva Jersey, y como asistente de cámara en los estudios Vitagraph, del mismo estado.

Regresa a Cuba como news camera man para las revistas filmadas de la empresa Gaumont. Con otros entusiastas funda empresas fílmicas y concreta su primera película como director, además de argumentista, camarógrafo, actor, utilero y rotulista: Realidad/1920, a la que seguirían a lo largo de 40 años: 50 cintas más. En ese mismo año deja la sociedad que forma la Golden Sun Pictures al tiempo que abandona la dirección de Dios existe, que concluye en solitario Pedro J. Vázquez.

En 1921 funda Flash Films para demostrar la plausibilidad de su concepto de realizar filmes rápidos, baratos y de buena calidad, logrando en ese mismo año estrenar tres buenos éxitos económicos: Aves de paso, la serie Las cosas de mi mujer y, especialmente, la muy celebrada Mamá Zenobia, con Marina Cabrera. Le sigue en 1922 Casados de veras.

Sin continuidad, logra entre 1924 y 1930 la dirección de siete títulos, entre ellos un cortometraje y el filme La Virgen de la Caridad/1930, que, en 1960, el historiador de cine Georges Sadoul considera próxima al neo realismo y elogia por su elevada calidad técnica y artística. Para garantizar el favor del público, la película se estrena el 8 de septiembre de 1930, día en que se conmemora a esa venerada advocación de la Virgen María, Santa Patrona de Cuba. En total, Ramón Peón se sitúa como el director cubano más prolífico, con once de las 39 películas de ficción producidas en la isla caribeña entre los años de 1920 a 1930. Sólo lo supera el pionero Enrique Díaz Quesada entre los años 1907 y 1920.

Invitado a incorporarse al naciente cine hablado en español que se estaba produciendo en los Estados Unidos, en los años de 1930 y 1931 es contratado por la Fox a instancias de Richard Harlan, un viejo conocido, y se desempeña como actor o asistente de director en ocho largometrajes producidos en Hollywood filmados en español.

La práctica paralización de la producción fílmica en español en los Estados Unidos, las dificultades para producir cine en su país y el promisorio panorama que se avizoraba para el cine en México lo encamina hacia este país en las postrimerías de 1931 para iniciar una fecunda carrera cinematográfica que se prolongó durante más de tres décadas. Se incorpora como asistente de dirección a la producción de Santa/Antonio Moreno, que inicia su rodaje el 3 de noviembre de ese año.

La presencia de Ramón Peón en México se divide en cuatro etapas (1931-1937, 1942-1951, 1953-1958 y 1960-1964) que alterna con tres intentos infructuosos de instalarse en Cuba y darle ahí continuidad a su obra fílmica e intentar forjar y consolidar una industria fílmica local. El último ocurre después del triunfo de la Revolución Cubana. En Cuba realizó seis películas sonoras: Sucedió en La Habana/1938, El romance del palmar/1938, Una aventura peligrosa/1939, La renegada/1951, Honor y gloria/1952 y La única/1951.

Durante su primera etapa en el país (1931-1937), además de su prolífica producción fílmica, con tenacidad y entusiasmo aconseja a los noveles directores y productores de la incipiente industria cinematográfica mexicana brindando su experiencia y sus conocimientos sobre todas las facetas de los procesos de producción y de la realización fílmica. Eso explica su presencia como asistente de producción, asistente de dirección, codirector, asesor o director técnico en las cintas de muchos de sus colegas. Así, colabora como actor y asistente o ayudante en los seis largometrajes producidos en 1932: vuelve a fungir como asistente de Antonio Moreno y actor en la película Águilas frente al sol; es asistente con Carlos L. Cabello de John H. Auer en Una vida por otra; es primer ayudante del director debutante Arcady Boytler en Mano a mano y asistente (con Carlos L. Cabello y Luis G. Rubín) del director debutante Fernando de Fuentes con El anónimo; colabora con Raphael J. Sevilla, Guillermo Baqueriza y Carlos L. Cabello en la dirección técnica de Sobre las olas/Miguel Zacarías, donde también desempeña un pequeño papel; y aparece, sólo como actor, en Revolución/La sombra de Pancho Villa/Miguel Contreras Torres.

Finalmente, dos años después de su arribo, debuta como director en México con la cinta La Llorona/1933, con Ramón Pereda, Virginia Zurí y Adriana Lamar, un melodrama de horror y misterio, en el que a través de dos flashbacks, primero al Virreinato y, después, al momento de la Conquista, se nos narra los orígenes de la leyenda de La Llorona, el fantasma sollozante y ululante de La Malinche, que se suicida al serle arrebatado su hijo por el conquistador y, desde entonces, hasta la actualidad, aterroriza secularmente a los primogénitos de los descendientes de esa familia. Con este título, los debutantes Peón y Ramón Pereda inician una fructífera relación de trabajo que se prolongaría por años.

Los productores prefirieron a Ramón Peón sobre Juan Bustillo Oro para dirigir la adaptación cinematográfica del segundo sobre su propia obra teatral Tiburón/1933, una versión moderna del drama isabelino “Volpone”, de Ben Jonson.

Le sigue el enredado melodrama sentimental Sagrario/1933, con Ramón Pereda y Adriana Lamar, sobre traiciones amorosas y pasiones difíciles entre un médico, su protegida, esposa de un obrero en prisión, y la hija de éste con el médico. En la cinta debuta como actor y productor el gallego Juan Orol. Al año siguiente, como codirector, Peón apoya el debut de Orol como director en el melodrama Mujeres sin alma/1934. De igual manera, Peón brinda a Julián S. González el apoyo técnico necesario para su primera cinta, Tierra, amor y dolor/1934.

El mismo respaldo brinda al debutante Armando Vargas de la Maza en 1935, al dirigir el entretenido melodrama de ambiente virreinal sobre Sor Juana Inés de la Cruz (Andrea Palma), en el que imagina las vicisitudes juveniles y sentimentales de la notable poeta novohispana del siglo XVII que, según la película, decide recluirse en un monasterio a causa de una decepción amorosa, todo lo cual permite explotar las convenciones de las populares películas de capa y espada de ambiente colonial que habían sido puestas de moda por Cruz Diablo/Fernando de Fuentes 1934.

Así, también, al servicio de un proyecto fílmico de Adela Sequeyro, aspirante a directora, Peón dirige el no muy logrado melodrama Más allá de la muerte/1935.

El melodrama sentimental Todo un hombre/1935 fue considerado como la primera película nacional que explota la creciente popularidad de un novedoso deporte espectáculo como el box, protagonizado por el conocido púgil Raúl Talán, quien, según el argumento de la cinta, finalmente gana el campeonato de peso welter y el derecho a casarse con su amada (María Luisa Zea).

Una de las películas más sólidas de Ramón Peón es Silencio sublime, donde sorprende la naturalidad de las actuaciones de Alfredo del Diestro, Leopoldo Ortín y Adria Delhort, en un inverosímil melodrama de un obrero que cae en prisión por culpa del alcohol -el peor enemigo de la clase trabajadora- y que debe callar su paternidad para garantizar la felicidad de su hija.

En ¿Qué hago con la criatura?/1935, el comediante Leopoldo Ortín, a la manera de Charles Chaplin, adopta a un niño perdido y entra después al servicio de la familia del pequeño para permanecer cerca de él.

También en el año de 1935, Ramón Peón dirige comedias musicales de dos rollos, producidas para la empresa “Belltone”, de José Rodríguez; siendo la primera Wellcome Mr. Lee, rodada en inglés.

En la ola de imitaciones que levantó el buen éxito de taquilla de Madre querida/Juan Orol 1935, Adriana Lamar y Ramón Pereda protagonizan Mujeres de hoy/1936, una comedia de enredos amorosos entre profesionistas y coquetas, que fue considerada por la revista mensual “Filmográfico” como una de las mejores películas del año; y No basta ser madre/1937, argumento de Julián Moyrón, adaptación de Ramón Peón y Quirico Michelena. Película de inspiración zarzuelesca, ambientada en España, sobre la preeminencia de la maternidad adoptiva sobre la biológica, cuando se ejerce con dedicación, sacrificio y amor infinito sobre una criatura abandonada, que consagra a la protagonista, Sara García, como primera actriz y fue considerada por la revista “El Cine Gráfico” como la mejor película del año. Acompañan en la actuación: Carlos Orellana, Miguel Arenas, Manuel Noriega, Adria Delhort, Aurora Walker, entre otros. Se estrena el 2 de septiembre de 1937 en el cine Palacio.

Con Gonzalo Varela, distribuidor y exhibidor, había ya producido en 1919, dirigida por Luis G. Peredo, una versión de La llaga; y, en 1937, produce su primera cinta sonora sobre el mismo asunto inspirado en la novela de Federico Gamboa y la realización de Ramón Peón, sobre un militar que asesina a su esposa y sale de la prisión regenerado y rehace su vida con otra mujer, con René Cardona, Adria Delhort y María Luisa Zea. Le sigue el exitoso melodrama de aventuras rurales, ubicado en el Porfiriato La madrina del diablo/1937, está basado en un cuento del mismo Peón, publicado en “El Ilustrado” en 1933 y permite el auspicioso debut del barítono Jorge Negrete como un bandido generoso que pretende los amores de María Fernanda Ibáñez. Después de la dirección del fallido melodrama ranchero Mujer mexicana/1937, con Juan José Martínez Casado y Elvia Salcedo, Ramón Peón parte para Cuba y concluye su primera etapa en México.

Es este su periodo más interesante en todos los aspectos. Se puede encontrar, por lo menos, una película de Ramón Peón en cada uno de todos los tópicos y temas explorados por el cine mexicano en esa búsqueda de fórmulas de éxito taquillero, algo que caracterizó al cine de la época. Entre 1932 y 1936, con trece cintas, es el director más prolífico del cine mexicano. Como parte de esa fiebre de realizaciones, en 1937 dirige El bastardo que, con dificultades, alcanza los 54 minutos, apenas un mediometraje, con aspiraciones a largo, que logra ser exhibido comercialmente. Casi siempre, durante estos años y después, es también el autor o adaptador de los argumentos y editor de sus cintas y de las de otros.

Durante su segunda estancia en nuestro país, de 1942 a 1951, Peón se reintegra a una industria fílmica mexicana mejor estructurada, industrializada y profesional. Con más y mejores recursos se anima a la producción y realización de algunas cintas de época o, bien, ambientadas en otros países, sin dejar de insistir en la producción de cintas baratas y de rápida realización, llegando a dirigir de seis a ocho películas anuales en 1945 y 1946.

Aprovechando la presencia de numerosos artistas latinoamericanos que, por las circunstancias de la Segunda Guerra Mundial residían en nuestro país, codirige con Ramón Pereda la comedia musical Canto a las Américas/1942, que según una nota de prensa, incluía cuatro escenas en Technicolor. Además de Adriana Lamar y Ramón Pereda, participan Paco Miller y su muñeco Don Roque, La Panchita, Donato, María Victoria, Manuel Bernal, Marcelo Chávez, Las Tres Morenas, Laddon y sus enanos, Los cancioneros del Sur, Kiko Mendive, Acerina y su Danzonera y otros muchos.

En 1945 dirige una serie de películas de aventuras policiales sobre el popular héroe de folletín “Arsenio Lupín”, un bandido generoso, ingenioso, elegante y educado, creado por el francés Maurice Leblanc, en Arsenio Lupín y El inspector Víctor contra Arsenio Lupín. Aprovechando la escenografía francesa de época dirige en el mismo año Papá Lebonard, sobre el drama de Jean Aicard, y Rocambole/1946, sobre el popular personaje del folletín francés de aventuras creado por Ponson du Terrail. Todas las cintas anteriores fueron producidas y protagonizadas por Ramón Pereda y por su esposa Adriana Lamar. Esta última fallece inesperadamente durante el rodaje de Rocambole.

Sobre una novela póstuma de Federico Gamboa, adaptada por Emilio Fernández y Mauricio Magdaleno, que por razones sindicales no pudo ser dirigido por Carlos Velo, Peón dirige en 1944 Entre hermanos, acerca de un fatídico triángulo amoroso que, durante la Revolución, envuelve en la tragedia a una joven embarazada (Carmen Montejo) por un coronel (Rafaél Baledón) traicionando su amistad con un campesino devenido en revolucionario (Pedro Armendáriz).

Su película Nunca debieron amarse/1951 es adquirida por la Metro Goldwyn Mayer y doblada en cuatro idiomas; y gana el premio Antillana otorgado por la Asociación de Redactores Cinematográficos y Teatrales de Cuba.

En su tercera y cuarta etapas en México (1953-1958 y 1960-1964), Ramón Peón se refugia en la dirección de las películas más baratas y populares de la industria. Es pionero, en la realización de películas seriadas, como los westerns producidas por la familia Rosas Priego dedicadas al “Águila Negra”, un justiciero enmascarado a la manera de “El Zorro”, que recorre las zonas rurales del México decimonónico deshaciendo entuertos, sobre el cual filma seis películas en 1953 y 1956, con Fernando Casanova como cabeza del reparto.

Ya en su última etapa, tan sólo filma otras series similares en los Estudios América como la de Marina Camacho como la justiciera: “Máscara roja” (La Máscara Roja y Matar o morir), “El Rayo de Jalisco” (Juramento de sangre y El Rayo de Jalisco) y la de los “Amigos Maravilla” (Los amigos Maravilla y Los amigos Maravilla en el mundo de la aventura), todas rodadas en 1960 y de producción muy precaria, que fueron las últimas dirigidas por Peón en nuestro país. En 1962 colabora en los guiones de dos cintas dirigidas por Juan José Ortega: Las bravuconas y Entre bala y bala y dirige en Puerto Rico Bajo el cielo de Puerto Rico.

Después de tan rica y variada actividad cinematográfica, culmina su carrera como asistente de dirección y actor secundario en la película El hermano Pedro/1964, que también fue la última dirigida por Miguel Contreras Torres. Cansado y enfermo con problemas de hipertensión, Peón decide emigrar a San Juan, Puerto Rico, en 1965, donde muere seis años después.

Ramón Peón considera que su prolífica obra se debe a la rigurosa organización de su trabajo. En las películas dirigidas por él se aprecia un buen dominio del oficio fílmico y de la dirección de actores; con frecuencia, eficacia técnica y, ocasionalmente, narrativa; sin duda, rapidez artesanal y depurado oficio. Sin embargo, en su obra es evidente la ausencia de sensibilidad creativa y es habitual la deficiente y confusa estructura dramática de sus historias con sobreabundancia de diálogos. Suele tratarse de historias muy planas, sin altibajos, excesivamente melodramáticas y sentimentales, totalmente ajustadas a las convenciones genéricas y faltas de imaginación y de creatividad visual, que intentan aproximarse a la sensibilidad popular. Le gusta frecuentar los melodramas burgueses y las comedias picarescas de vodevil, sin dejar de explorar las aventuras rurales.

La trayectoria de Ramón Peón en el cine mexicano se resume en alrededor de 33 años de labor como realizador, además de productor, asistente de director, editor, guionista y actor ocasional.

De entre sus muchas actividades relacionadas con la cinematografía habría que destacar que, desde 1919, se inicia como periodista cinematográfico colaborando en publicaciones cubanas y más tarde en revistas estadounidenses, mexicanas y latinoamericanas. Fue fundador o director de algunas de ellas.

 

“No existe el milagro. La fórmula es estrictamente industrial. Es la base de la economía en la producción de películas, y se rige por simples procedimientos comerciales.

El realizador de una película es indudablemente el que tiene sobre sus hombros la máxima responsabilidad en la filmación. Él realiza una labor de creación, pero si esta labor no está organizada, nunca podrá decir el tiempo que necesita para una película. La genialidad del director es espontánea, fluye de improviso y supera o mejora todo lo previsto casi mecánicamente durante la preparación. Yo tardo menos tiempo en realizar mis películas, sencillamente porque lo organizo todo previamente. Porque me rodeo de colaboradores eficientes y principalmente, porque mis historias se presentan para un plan de trabajo más rápido. Los genios no se dan en macetas. No somos genios porque se nos antoje serlo. Para eso hay que nacer.

La llama divina de la inspiración fluye inesperadamente, cuando los elementos que nos rodean son propicios para una labor creativa más o menos brillante. Sólo algunos cuantos privilegiados lograron asombrar al mundo con sus obras. Fueron casi todos humildes soñadores y sencillos. En el cine de habla hispana cada día se hace más difícil encontrar capitales capaces de propiciar grandes obras. El cine mexicano es ya de mayor edad y no se le permiten titubeos. Hay que cuidar que el productor salga de nuestros estudios; pero también hay que cuidar el costo de nuestras producciones.”

(Anuario Cinematográfico Latinoamericano, Ramón Peón, “Organización: el único secreto del éxito”, México, 1947, pp. 483-485, en Ramón Peón: el hombre de los glóbulos negros, Arturo Agramonte y Luciano Castillo, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Dirección General de Publicaciones, Dirección General de Actividades Cinematográficas, pp. 211-213)

CURIOSIDADES

Se le conoce como el “hombre de los glóbulos negros”, por llevar el cine en la sangre. Siente un gran respeto y admiración por el cine del realizador David W. Griffith.

Sobre su primera estancia en los Estados Unidos, en el segundo lustro del decenio de 1910, algunos biógrafos y periodistas apuntan que trabajó para la productora Universal Pictures, bajo la dirección de Al Greene y al servicio de Christy Cabanne y Robert Leonard; también se afirma que fue asistente de dirección en Hollywood en dos comedias cortas en esos años, aunque bien pudieron haber sido rodados durante 1930 o 1931: Welcome Rotarians y The Latest from Parell.

Cuando regresa a Cuba de ese viaje formativo, Ramón Peón trae consigo, además del sueño de fundar una industria cinematográfica, los bailes de moda en los Estados Unidos y alcanza notoriedad como baterista en una orquesta local.

Como periodista, Ramón Peón fue por largo tiempo, corresponsal de las publicaciones profesionales de cine neoyorkinas “Motion Picutre Daily” y “Motion Picture Herald”. Colabora para revistas mexicanas y de Latinoamérica con artículos y ensayos donde reflexiona sobre el estado de la industria cinematográfica. Con el periodista mexicano Roberto Cantú Robert funda en Hollywood la revista en español “La Voz del Cine”; con Pedro Pablo Chávez funda y edita en La Habana, Cuba “Anuario Cinematográfico” y “Radial Cubano”, en 1940; en los cincuenta fue director de “El Cine Gráfico”, semanario fundado en México, en 1933, por Antonio J. Olea; y, en 1961, funda la publicación mensual “Cineperiódico”. En San Juan, Puerto Rico, trabaja con su segunda esposa, Yolanda Vides, para la compañía Film and Dobbing.

Entre los años de 1923 y 1930, las obligadas pausas en la producción fílmica de su país, las cubría Peón como director artístico de teatros, publicista al servicio de distribuidoras fílmicas, realizando espectáculos de ilusionismo, como bailarín de tango en los Estados Unidos y maestro de bailes de moda estadounidenses en Cuba, etc. Además de sus propias producciones, colabora de manera ocasional en diversos proyectos fílmicos, entre ellos, como camarógrafo del Noticiero Liberty, de Jorge Piñeyro. En esos años dirige el cortometraje Al aire libre/1924, y los largometrajes: Casi varón/1925, El amante enmascarado/1926, El cobarde valeroso/1926, El veneno de un beso/1929 y La Virgen de la Caridad/1930.

La habilidad de Ramón Peón para llorar a voluntad llamó la atención de Robert Ripley, autor de la columna ilustrada “¡Aunque Ud. No lo crea!” (“Ripley’s Believe It or Not!”) que se publicaba en diversos periódicos del mundo gracias a una agencia de servicios de noticias. Ripley presenta el rostro de Peón y se refiere a él como “Raymond, el hombre que llora para vivir”.

Casado con Elda Ortiz Villacorta, su primer hijo, Jorge Peón, nacido en 1920, participó como actor infantil en su natal Cuba en la producción estadounidense rodada en la isla El bandolero/The Bandolero/Tom Terriss 1924, así como en algunas de las primeras películas mexicanas sonoras, entre ellas Santa/1931 y Águilas frente al sol/1932, de Antonio Moreno; Mano a mano/Arcady Boytler 1932; Una vida por otra/John H. Auer 1932, La calandria/Fernando de Fuentes 1933 y Tiburón/Ramón Peón 1933. Su segundo hijo, Eduardo, nació en octubre de 1922.

Richard Harlan, el actor, asistente de director y director de producción que invita a Ramón Peón a incorporarse al naciente cine hablado en español que se estaba produciendo en los Estados Unidos, era hijo de un diplomático estadounidense que viajaba de un destino a otro. Harlan nació en Perú y recibe su primera educación en Cuba. Tal vez conoció a Peón en su infancia o primera adolescencia, durante sus días escolares en La Salle. Harlan fundó la Pan American Pictures en Cuba, hacia 1925, para producir comedias cortas orientadas al mercado de los Estados Unidos. Antes del cierre de la productora dirige hasta cinco títulos en 1926, en cuya producción, de alguna manera, colaboró Ramón Peón. En 1930, Harlan dirige versiones en español de algunas cintas angloparlantes para la Fox y una para la Universal; más tarde, en el segundo lustro del decenio de 1930 dirige algunas cintas musicales que protagoniza Tito Guízar; en 1940 y 1941, dirige otras películas musicales en Argentina, entre ellas De México llegó el amor/1940 que también protagoniza Tito Guízar.

Antes de regresar a México para integrarse a las brigadas culturales organizadas por José Vasconcelos en la Secretaría de Educación Pública, el fotógrafo y camarógrafo de cine Luis Márquez, participó como actor en tres cintas dirigidas en Cuba por Ramón Peón: Dios existe/1920, Aves de paso/1921 y Mamá Zenobia/1921.

En la naciente industria cinematográfica mexicana del decenio de 1930, Ramón Peón fue siempre muy solicitado por los productores que incursionaban en la nueva industria por ser considerado un hábil productor, rápido, económico, eficaz y buen administrador de presupuestos. Por su habilidoso sistema de organizar las producciones cinematográficas es considerado un maestro por diversas personalidades de la industria fílmica mexicana. Según Juan José Martínez Casado, Ramón Peón, como asistente de Antonio Moreno en el rodaje de Santa/1931, es el responsable del breakdown, es decir, de la organización de las escenas para que el director cuente con todo en la locación donde se realiza el rodaje. Además, se hizo cargo de la continuidad. Ismael Rodríguez considera que el sistema de Peón para realizar breakdowns y planear rodajes era “magnífico”. Según Juan Bustillo Oro, Peón “dirigía como de rayo, arreando con todo”. Juan Orol contrata a Peón para dirigir su primera producción, Sagrario/1933, por considerarlo una persona de gran experiencia y muy práctico. El historiador Emilio García Riera afirma que, “mientras otros dirigían películas al modo europeo, como autores del todo responsables de sus obras, Peón lo hizo al modo norteamericano: por encargo ajeno y aun, muchas veces, sólo para compensar las deficiencias técnicas de quienes lo empleaban”.

La producción de La Llorona/1933 resulta del activo interés de los empresarios de la exhibición en la producción fílmica de cintas mexicanas habladas en español. En 1932, los miembros de la Unión de Exhibidores del Norte, que preside en esos momentos José U. Calderón, forman la productora Eco Films y anuncian la producción de la película, asegurando, además, la distribución de esa y de otras cintas de la nueva productora a través de Juan de la Cruz Alarcón.

A fines de 1933 Ramón Peón, Enrique Herrera y Pepe Garrido establecieron en los altos de los estudios México Films un restaurante denominado México Films Lunch Room.

La novela “Más fuerte que la muerte” es llevada a la pantalla grande con el nombre Más allá de la muerte/1935, en la que la misma escritora Adela Sequeyro actúa y a quien el director considera una de las mejores actrices de México. Durante su trayectoria en México, el tenor Pedro Vargas hace por primera vez su aparición en pantalla grande con Los chicos de la prensa/1936. Un año después hace debutar a una de las figuras más representativas del cine mexicano: el cantante Jorge Negrete, en La madrina del diablo/1937.

La actriz cubana Marina Cabrera, que había sido protagonista en Cuba de Mamá Zenobia, dirigida por Ramón Peón en 1921, ya establecida en México, vuelve a encontrarse con el realizador en 1937 para actuar en La llaga, El bastardo y No basta ser madre.

La promoción de Mujer mexicana/1937 invitaba al estreno de la película con el siguiente reclamo: “Mujercita mexicana valiente para sufrir y que sabe sonreír como una guadalupana”.

En 1961 imparte un Curso Intensivo de Cinematografía, con duración de dos semestres, en el Columbia College Panamericano.

En el prólogo de la biografía que sobre el realizador cubano hicieron Arturo Agramonte y Luciano Castillo, Walfredo Piñera Rosales afirma que “hay algo patético en la vida de este infatigable soñador de quimeras que vivió atrapado en la hoguera de la pasión del cine, acuciado por el ideal de ver desarrollarse en Cuba una industria cinematográfica”.

FILMOGRAFÍA

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( 1933 )

La Llorona

( 1933 )

Sagrario

( 1933 )

Tiburón

( 1934 )

Mujeres sin alma / Venganza suprema/codirección

( 1934 )

Oro y plata

( 1934 )

Tierra, amor y dolor /codirección

( 1935 )

¿Qué hago con la criatura?

( 1935 )

Más allá de la muerte

( 1935 )

Silencio sublime

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