Argumentista, adaptador y director. Hijo de un inmigrante español y de madre mexicana, hasta 1916 Íñigo de Martino estudia su primaria y secundaria en el Colegio Franco-Inglés de la Ciudad de México; después lleva a cabo estudios de preparatoria en Worcester, Massachusetts y, profesionales, en la Universidad de Princeton, en Nueva Jersey, Estados Unidos, formando parte de la generación de 1925.
En 1926, después de sus estudios en el extranjero, se emplea en la Compañía Telefónica y Telegráfica Mexicana y, más tarde, se dedica al comercio en actividades de exportación. Su hermano mayor, el ingeniero José de Martino, quien es uno de los inversionistas para producir Revolución/Miguel Contreras Torres 1932, lo introduce en el mundo fílmico.
En la década de los treinta trabaja como argumentista y guionista, facetas en las que se inicia cuando coescribe con Alfredo Noriega el argumento y hace la adaptación de Juan Pistolas/Roberto Curwood 1935. En ese mismo año, de nuevo con Noriega, escribe el guion del corto musical Mujer, basado en la canción homónima de Agustín Lara y fotografiado por Alex Phillips.
Entre 1936 y 1939 Íñigo de Martino colabora como argumentista o guionista de las películas realizadas por su amigo Roberto O’Quigley, como Cielito lindo/1936, en la que también participa Emilio Fernández; Ave sin rumbo/1937, donde Alejandro Galindo se encarga de los diálogos adicionales, y de las comedias dramáticas Padre de más de cuatro/1938, Luces de barriada/1939 y Madre a la fuerza/1939.
También participa en las adaptaciones o en los argumentos de filmes de otros directores, como Noches de gloria/Rolando Aguilar 1937, historia que adapta con Roberto O’Quigley; también coescribe, con Alfredo Noriega, El cementerio de las águilas/Luis Lezama 1938, Luna criolla/Raphael J. Sevilla 1938, que escribe con Vicente Oroná; El fantasma de medianoche/Raphael J. Sevilla 1939, escrita con Gustavo Sáenz de Sicilia.
En películas dirigidas por Raphael J. Sevilla adapta el argumento de Jorge M. Dada para El secreto de la monja/1939, que contiene diálogos de Eduardo Ugarte; La torre de los suplicios/1940 y, sobre un argumento de su realizador, Amor con amor se paga/Ernesto Cortázar 1949, que adapta con Mauricio Magdaleno.
Con Emilio “Indio” Fernández, a quien había conocido en Cielito lindo/Roberto O’Quigley 1936, mantiene estrechas y perdurables relaciones tanto de tipo profesional como personal, gracias a las cuales colabora en algunos de sus proyectos, entre ellos, escribe el argumento y guion de Enamorada/1945 y de Del odio nace el amor/The Torch/Beloved/1949, versión en inglés de Enamorada para el extranjero; es responsable de la versión en español de La perla/1945, a partir del guion escrito por Emilio “Indio” Fernández, John Steinbeck y Jackson Wagner, sobre la novela de John Steinbeck; Acapulco/1951, Cuando levanta la niebla/1952 donde sólo participa en el argumento, El rapto/1953, y La rosa blanca/Momentos de la vida de Martí/1953, en cuyo argumento trabaja con Mauricio Magdaleno y con el director. Esta última fue una accidentada coproducción con Cuba, para la que dirige algunas secuencias, aunque su desempeño como codirector no se le acredita oficialmente y no aparece en los genéricos de pantalla. Enamorada es nominada al Premio Ariel en 1947 por Mejor Argumento Original.
Íñigo de Martino colabora con Jaime Salvador en el guion de El supersabio/Miguel M. Delgado 1948; participa en la adaptación de Doña Perfecta/Alejandro Galindo 1950, con Francisco de P. Cabrera, Alejandro Galindo y Gunther Gerszo, sobre la novela de Benito Pérez Galdós.
También es guionista y adaptador de Chucho el Roto/Miguel M. Delgado 1954, con Adolfo Torres Portillo; con quienes adapta la novela de Lilia Rosa para Vainilla, bronce y morir/Rogelio A. González 1956.
Debuta formalmente como realizador con Chilam Balam/1955, ambiciosa, pero fallida superproducción, en la que adapta con Adolfo Torres Portillo la pieza: “Conquista y fundación”, de Carlos Buendía Lara. La cinta recrea con la fotografía a todo color de Alex Phillips la conquista española de Yucatán, en el siglo XVI. Es un debut que no hace honor a la trayectoria del realizador como argumentista y adaptador cinematográfico. Entre sus intérpretes están Carlos López Moctezuma (Chilam Balam). Lucy González (Naya) y Carlos Baena (Francisco de Montejo, el mozo). Chilam Balam explota la conocida fórmula dramática de la relación sentimental y amorosa entre los representantes de conquistadores y conquistados indígenas, de alto valor simbólico.
Se puede considerar una hazaña que Chilam Balam/1955 haya permanecido dos semanas en el Roble, su cine de estreno. Se cuenta que para las escenas de combates entre conquistadores y nativos se reclutó a numerosos lugareños que, sin embargo, al momento del rodaje y ante la ira del director, se negaban a yacer en el campo de batalla y, continuamente, se levantaban para intentar vengar las afrentas sufridas por sus antepasados mayas a manos de las huestes españolas.
Además de algunas cintas mexicanas, parece claro el paralelismo de Chilam Balam, con la cinta Un capitán de Castilla/Captain From Castile/Henry King 1947, con Tyrone Power, Jean Peters y Cesar Romero. El conquistador Francisco de Montejo, el Mozo (Carlos Baena) y la princesa maya Naya (Lucy González) unen sus vidas para dar origen a la nueva raza mestiza, sustrato humano de la nación mexicana.
Íñigo de Martino continúa con su labor como guionista y adaptador, escribe con Libertad Blasco Ibáñez, Julien Silvera y Edwin Blum, la adaptación cinematográfica de Flor de mayo/Roberto Gavaldón 1957, sobre la novela de Vicente Blasco Ibáñez. Sólo dirige un filme más: Qué noche aquélla/1957, cuyo argumento, curiosamente no es de él sino de Elda Peralta (actriz en la película) bajo el seudónimo de Óscar Ayala y de Luis Spota, sin crédito en pantalla. Carlos López Moctezuma, Elda Peralta y Raúl Meraz, protagonizan “una suerte de vodevil y comedia satírica de época porfiriana”, torpe y desangelada; el realizador se inhibe y se muestra timorato y mojigato al desaprovechar diálogos y situaciones provocativos que merecían una realización más intencionada. Al concluir el rodaje, abandona su trayectoria cinematográfica y cambia su residencia a los Estados Unidos, donde tiene una breve carrera como guionista.
“Íñigo de Martino se inició como director con lo que se pretendía una epopeya histórica sobre el fin del imperio maya y el comienzo de la colonización española. La película dio, en efecto, una clara idea de la simultaneidad de un principio y de un fin: el debut del director significó la eliminación de cualquier esperanza que pudiera tenerse de su solvencia como tal (tanto fue así que el hombre sólo dirigiría una película más, en 1957).
(…) En todo caso, las ceremonias se resolvían en cuadros de ballet folclórico no muy bien concertados. Llegaban los españoles disfrazados de coro de zarzuela, salvaban a Lucy González, toda pintada de azul para el sacrificio, y lo ritual tenía que volverse épico. Ahí era donde De Martino, ya sin ninguna protección prestigiosa, se las veía negras para simular algo así como una batalla en las ruinas de Chichén Itzá.”
(Historia documental del cine mexicano, Emilio García Riera, Vol. 8, 1955-1956, pp. 124-125)
Íñigo de Martino es uno de los seis hijos de la mexicana Guadalupe Noriega Castro y del español Félix de Martino Díez (1859-1924), contable, notario, administrador, financiero, inversor y empresario originario de Soto de Sajambre, municipio de Oseja de Sajambre, en la provincia de León, España. Emigró hacia México entre 1887 y 1888, huyendo de las malas condiciones de vida y en busca de fortuna. En México consolida y amplía influencias e ingresos además de gestionar el gran imperio económico de su suegro, también español; fue accionista del Banco Oriental de México, del Descuento Español de México, del Crédito Español de México y, en especial, del Banco de Londres y México que presidió en los años de la Revolución, además de un fructífero desarrollo como empresario textil en Puebla y en negocios petroleros. Entre los hijos de Íñigo de Martino se encuentran Rick (Ricardo Félix) de Martino, que vive en California desde los tres años, e Íñigo de Martino Jr.
Roberto O’Quigley e Íñigo de Martino, son los encargados de la continuidad y de los diálogos de Los muertos hablan/Gabriel Soria 1935, pero sin reconocimiento en los créditos o en la publicidad, que se limitan a indicar que la versión y adaptación cinematográfica son del director Soria y de Emilio Fernández.
En 1942 planea el rodaje de una cinta en 16 mm, que después se trasladaría a 35 mm, en lo que pudo haber sido su debut en la dirección de películas. Sería una cinta (seguramente corta) de tema turístico en technicolor que se titularía “Guanajuato”. Se llegó a promover como “la primer película de Arte y tradición de México”, pero nunca se concretó.
Producciones Rosas Priego es la responsable de la producción de Amor con amor se paga/Ernesto Cortázar 1949, sobre un argumento del mismo realizador y adaptación de Mauricio Magdaleno e Íñigo de Martino, con las actuaciones de Marga López, Antonio Badú y Víctor Junco.
En 1951, Íñigo de Martino y Carlos D. Ortigosa son los responsables de la traducción al español del guion del largometraje de animación producido por los estudios Disney Alicia en el país de las maravillas/Alice in Wonderland/Clyde Geronimi/Wilfred Jackson/Hamilton Luske 1951, cinta doblada al español bajo la dirección de Edmundo Santos, en los Estudios Churubusco de la Ciudad de México.
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