DE MEZZI, DOMINGO
Se desconoce lugar,
fecha de nacimiento y defunción
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DE MEZZI, DOMINGO
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BIOGRAFÍA
Director, actor. A mediados de 1917, el conocido reportero gráfico Samuel Tinoco funda la Anáhuac Film y prueba fortuna como camarógrafo cinematográfico rodando la comedia corta El Triunfo de Cav. López, con Domingo de Mezzi, Amelia Robert y el poeta bohemio Rafael López. Después de esa prometedora experiencia, en ese mismo año Tinoco se apoya en el actor teatral De Mezzi, quien dirige e interpreta para la empresa su único largometraje, La muerte civil, drama decimonónico de 1861 ambientado en la región italiana de Calabria, de Paolo Giacometti (1816-1882). Con un costo de dos mil ochocientos pesos, la adaptación fílmica respeta la propuesta original del dramaturgo italiano, tanto en su trama como en su ubicación geográfica y temporal, pero pierde verosimilitud al recrear sitios y paisajes italianos en ambientes mexicanos como la colonia Roma, Atizapán, San Ángel y la fortaleza de San Juan de Ulúa, en Veracruz.
El drama de Giacometti es un ferviente alegato social, civilista y anticlerical sobre la necesidad del divorcio religioso en los casos de condena irreversible (muerte civil) de un cónyuge. En seis partes, más de una hora, la cinta narra los amores apasionados y desventurados de Corrado y Rosalía; el primero cumple cadena perpetua, muerto civilmente, por asesinar al hermano de su amada que quería arrebatársela.
Por su parte, Rosalía, con su hija, encuentra refugio y cariño en el hogar de Arrigo Palmieri, un médico que recién ha enviudado. Corrado, fugado de la prisión, se suicida como única solución para que Rosalía pueda llevar una vida de casada y tranquila al lado del médico, que su hija considera su padre.
Estrenada el jueves 14 de febrero de 1918, en el céntrico cine Olimpia, los protagonistas de la cinta son De Mezzi, que interpeta a Corrado, y María Luisa Escobar de Rocabruna, como Rosalía; ambos son acompañados por Guadalupe Rivas Cacho, Alejandro de Mezzi, Salvador Uriarte y Xavier Navarro.
La película, anunciada como un “interesante y hermoso cinedrama”, fue calificada por el cronista José Sánchez García como una realización “mediocre”, aunque con una fotografía “bastante atinada”. Sin embargo, algunas reseñas de prensa resaltan el abuso en el empleo de los planos lejanos, la ausencia de medios y primeros planos y la oscuridad de los interiores. Es evidente que el célebre foto reportero Samuel Tinoco, a pesar de sus aciertos en las panorámicas del puerto de Veracruz, fue incapaz de comprender cabalmente las necesidades y peculiaridades que demanda la fotografía cinematográfica.
“Después de Tabaré, que es una manifestación estupenda de la fotografía, La muerte civil nos parece inferior, excepto los magníficos panoramas de Veracruz, donde una puesta de sol pone asombro en las pupilas de los espectadores, y las olas que golpean furiosamente el malecón, presentan un cuadro lleno de contrastes y de luz. Todos los operadores que comienzan suelen obtener exteriores luminosos, y Tinoco, que tiene un gusto especial por los claroscuros, logró momentos felices de grata visualidad, pero los interiores son velados, culpa que debe atribuirse a que el operador no trabajó con todos los elementos necesarios e indispensables que suelen usarse en estos casos: los potentes reflectores. Ésta, su primera película, no debe desanimarlo, sino por el contrario, la práctica de La muerte civil como ensayo es un verdadero esfuerzo de buen gusto y voluntad. Demezzi [sic], como actor, aun cuando en el primer acto siempre anduvo de prisa, conquistó un éxito… Demezzi [sic] como director estuvo inferior a su labor de actor…”
(El Universal, “La Muerte Civil. Décima Producción Nacional”, Hipólito Seijas [Rafael Pérez Taylor], 15/02/1918, en Salón Rojo, Luis Reyes de la Maza, 1968, pp. 195-196)
CURIOSIDADES
Sobre Domingo de Mezzi, además de su presencia como director artístico y protagonista de La muerte civil, carecemos de datos biográficos y de información sobre su trayectoria como actor dramático. De los demás miembros del reparto, María Luisa Escobar de Rocabruna fue una cantante mexicana de ópera; aparecen también la popular tiple del género mexicano, Lupe Rivas Cacho, “La Pingüica”, y Xavier Navarro, un periodista conocido como el “Pato Cenizo”, también autor de sainetes.
“La muerte civil”/“La morte civile” es una de las obras de teatro más significativas y más populares de Paolo Giacometti. Además de la adaptación mexicana, que data de 1917, sobre la misma obra ya se habían realizado en Italia dos adaptaciones: la de Gerolamo Lo Savio 1910, con Ermete Novelli y Francesca Bertini; y la de Ubaldo Maria Del Colle 1913, con Adriana Costamagna, Dillo Lombardi y Arturo Garzes. En la misma Italia, posteriormente, se realizaron otras: la de Edoardo Bencivenga 1919, con Alberto Albertini, Vittorio Bianchi y Luigi Cigoli; la de Ferdinando Maria Poggioli 1942, con Carlo Ninchi, Dina Sassoli y Renato Cialente, y la de Gaetano Amata 1953, con Arnoldo Foà, Luisa Rossi y Paola Quattrini, con el título de La figlia del forzato.
De Argentina conocemos dos versiones fílmicas con el nombre de Muerte civil, de Mario Gallo 1910, que aprovecha la presencia en ese país del gran actor italiano Giovanni Grasso; y la dirigida en 1953 por Alberto D’Aversa, con Armando Bó, Alberto D’Aversa y Diana Ingro. También, en Italia, se adaptó al cine otra obra de Giacometti: El castigo de una culpa/La colpa vendica la colpa/Edoardo Bencivenga 1919.
La efímera Anáhuac Film, ubica sus oficinas en la Avenida Cinco de Mayo No. 27. El fotógrafo de prensa Samuel Tinoco era bien conocido por su vida bohemia. Según el cronista José María Sánchez García, “era atractivo, rumboso, elegante y algo cínico”, todo un “lagartijo”. A sus tertulias, con frecuencia, asistían el publicista Cav. López, el pintor Carlos Neve y el compositor y director de orquesta Miguel Lerdo de Tejada.
Como fotógrafo, se formó bajo la tutela de Manuel Ramos; perfeccionó sus conocimientos con los hermanos Vallato y con Octavio de la Mora. En su trayectoria destaca su obra gráfica de las postrimerías del porfirismo y la de los turbulentos años de la Revolución de 1910: aspectos de las celebraciones del Centenario de la Independencia nacional en 1910, sobre la toma de Ciudad Juárez, Chihuahua por los maderistas en 1911, sus impactantes instantáneas sobre la Decena Trágica de febrero de 1913, la invasión estadounidense de Veracruz, en 1914, así como retratos de figuras como los hermanos Serdán, en Puebla o de Emiliano Zapata.
Ese material se publica en diarios y revistas como “El Imparcial”, “Mundo Ilustrado”, “La Semana Ilustrada” (de la que es fundador), “Novedades”, “La Prensa”, “La Revista Taurina”, “Don Quijote” (1919-1921), “Ovaciones” (1927). Muchas de sus fotografías se comercializan también como postales, algunas en conjunto con Eduardo Melhado bajo las iniciales TM (1913).
Fue propietario de una galería fotográfica, en la esquina de la calle de Cinco de Mayo y Bolívar. Hacia 1932 monta su negocio fotográfico en Tacuba 34 y, tres años después, lo traslada a la avenida Madero. En 1939 se encarga de las foto fijas de la película Mujeres y toros/Juan José Segura, pero el sindicato le impide ejercer, de manera plena, el oficio de cinefotógrafo.
Más tarde, a fines de los cuarenta, Samuel Tinoco, establece una galería fotográfica en los Estudios Tepeyac. Fue miembro de la Asociación Mexicana de Fotógrafos de Prensa, cuyo primer presidente fue Agustín Víctor Casasola, y de la Agencia Mexicana de Información Gráfica (1912), fundada por el mismo Casasola, para la cual reunía los trabajos de numerosos profesionales de la fotografía que trabajaban para él. Es hermano mayor de Carlos Tinoco, fotógrafo de espectáculos de “Revista de Revistas” y posterior fotógrafo de foto fija en el cine mexicano.
