SÁENZ DE SICILIA OLIVARES, GUSTAVO

Productor, director, argumentista, guionista, ingeniero y periodista. Estudia en el Instituto Fournier y continúa con la carrera de Ingeniería en el H. Colegio Militar, para después especializarse en París. Personaje de abolengo, aristocrático y de tendencias conservadoras, se salva de ser fusilado por maderistas y villistas, que decide exiliarse en Estados Unidos y en Cuba. Durante el gobierno de Obregón trabaja en la Secretaría de Relaciones, y es primero militante fascista y después sinarquista.

Gustavo Sáenz de Sicilia se inicia en el ámbito cinematográfico con la codirección de Aguiluchos mexicanos/1922 al lado de Miguel Contreras Torres. Su filosofía se expresa en las cintas que produce y dirige: Atavismo/1923, sobre la dipsomanía hereditaria; cinta en la que debuta el notable caricaturista y dibujante Ernesto García Cabral, que alterna con Esther Carmona y Manuel París, en un papel protagónico. Un drama en la aristocracia/1924, donde una joven aristócrata gana el amor de un pintor pobre y bohemio que le disputa una muchacha humilde; también con García Cabral, Luis Rubín y Adela Sequeyro, que incluye escenas de cacería, de polo y una vista aérea de la capital, se filma en la residencia de Lolita Rubín de Gómez Parada, en Tacubaya, sede actual de la embajada rusa.

Continúa con el mismo tema en La boda de Rosario/1929, en la que también se hace cargo del argumento y la adaptación, una producción de la Compañía Nacional Productora de Películas. De ambiente campirano con charros, chinas poblanas y coleadores, clara propuesta de un nacionalismo conservador que exalta la vida en las haciendas porfirianas. La trama: Una joven de sociedad es novia de un hacendado, pero un sinvergüenza la enamora y la lleva a su casa. Ahí es sorprendido por el hacendado quien lo mata cuando trata de deshonrar a la joven. Ella y el hacendado se casarán y serán felices. Actúan Carlos Rincón Gallardo “Conde de Regla y Marqués de Guadalupe”, propietario de la hacienda del Cristo y conocido promotor de la charrería, con Lupe Loyo (Rosario, la joven de sociedad), Antonio Cañero y Juan José Martínez Casado, en su primera cinta mexicana. Esta película se sonoriza para competir con los filmes parlantes recién llegados de Hollywood, con resultados poco satisfactorios. De acuerdo con la publicidad, la cinta era una: “fiel pintura de nuestro ambiente campirano de aquellos días, cuando a pesar de la triunfante revolución, aún regían clases y se conservaban latentes muchas tradiciones bellísimas en relación con los elementos rurales”. Pero Alfonso Junco consideraba que la película “presentada y ejecutada con acopio de inteligencia, de arte y de cariño… la afeaba fundamentalmente un argumento endeble y escabroso que por dicha no es representativo de nuestras realidades sociales y la nubla levemente la tendencia a presentar un ilusorio México de charros y chinas poblanas, exageración que autorizada por el origen nacional de las películas, acabaría por consolidar definitivamente el ‘México de pandereta’ que ya circulaba en el extranjero…”. Se estrena en abril de 1929 en el Teatro Iris acompañada de discos fonográficos.

En 1929, Gustavo Sáenz de Sicilia dirige el corto turístico México, país de romance. Como gerente de producción de la Compañía Nacional Productora de Películas, es un importante promotor de la producción en 1931 de la versión sonora de Santa/Antonio Moreno y argumentista de las películas producidas por esa compañía. Para la Nacional Productora colabora en los argumentos de: Águilas frente al sol/Antonio Moreno 1932, Una vida por otra/John H. Auer 1932, Su última canción/John H. Auer 1933, El héroe de Nacozari/Guillermo Calles 1933 y Clemencia/Chano Urueta 1934.

Gustavo Sáenz de Sicilia dirige los documentales Décimo noveno concierto de la compañía El Águila en Chapultepec, Noticiero gráfico de México, Desfile atlético del XXV Aniversario de la Revolución y tres comedias de un rollo de Las aventuras de Pepe Cardosa/1935; en 1936 el corto Manifestación anticomunista de Monterrey y Vigésimo concierto de la compañía El Águila en 1937. Su corto Cantar llorando/1932, codirigido con Carlos Noriega Hope y Carlos L. Cabello, queda inconcluso.

En 1934 se incendian los estudios de la Nacional Productora, mismos que después de reconstruirse, finalmente se pierden debido a una huelga hostil del sindicato de trabajadores. En 1935, Gustavo Sáenz de Sicilia produce Juan Pistolas/Robert Curwood. Sectores sindicales y políticos lo boicotean por sus simpatías sinarquistas hasta marginarlo del cine. Es miembro fundador de la Asociación de Productores Mexicanos en 1934 y, en 1936 de la Unión de Directores Cinematográficos de México.

Su última dirección conocida es el cortometraje Las aventuras de Pepe Cardosa/1935, protagonizado por el comediante Jorge Treviño. Son inseguras sus participaciones en documentales de Producciones Espino en 1936. Por su abierta militancia sinarquista, en 1938 es involucrado en una conspiración contra Lázaro Cárdenas. Sobre su experiencia en el mundo fílmico escribe en 1938, para la revista “Cine”, “Reminiscencias del cine nacional”. Escribe y adapta La cuna vacía/Miguel Zacarías 1937, El fantasma de medianoche/Raphael J. Sevilla 1939 y Rondalla/Víctor Urruchúa 1949.

“…Se incendian los estudios de la Nacional Productora de Películas… y el ánimo de Gustavo [Sáenz de Sicilia] comienza a decaer. No obstante, vuelve a reconstruir el viejo estudio y reanuda su labor. Más de cuarenta películas se realizaron bajo la gestión de S. de S. Pero surgieron nuevos obstáculos: el sindicalismo organizado planteó conflictos hasta entonces desconocidos… y el ingeniero S. de S. se retiró a sus negocios personales relacionados con su profesión.”

“No había logrado hacer fortuna en el cine, pero dejaba la simiente de lo que llegaría a ser una poderosa industria. Nadie le reconocía sus méritos innegables, pero esto no lo amargó nunca… Desde lejos observaba el crecimiento de aquel emporio que él había imaginado.”

(Documento autógrafo, Víctor Urruchúa, 24/01/1978, en Cine, “Archivo del cine nacional. Gustavo Sáenz de Sicilia”, María Luisa López-Vallejo y García)