CARRASCO ZANINI CASTILLO, EDUARDO ERNESTO

Director, productor, guionista de cine y televisión. Al terminar la preparatoria, se integra junto con Ramón Vilar, Efraín Bermúdez, Enrique Escalona, Gabriel Retes, Héctor Cervera, Paco Ignacio Taibo II, Jesús Dávila, Guadalupe Ferrer y varios más, a la Cooperativa de Cine Marginal, que durante los años que estuvo activa (1971-1976), experimentó un proceso de cambio, en el que pasó de ser una organización enfocada al trabajo cinematográfico, a un grupo de activistas sindicales, de la cual se vuelve uno de los miembros prominentes. Su primera dirección es Víctor Ibarra Cruz/1971, mediometraje documental en Super 8mm, en el que sigue durante un día a un vago capitalino acompañado de su perro callejero, trabajo que sorprende por su veracidad, en el que además se hace cargo de la fotografía, sonido y edición.

Realización que obtiene el premio Luis Buñuel por Mejor Película y el de Mejor Dirección en el II Concurso de Cine Independiente en 8mm, convocado por el Comité de Difusión Cultural de la Escuela Nacional de Economía de la UNAM. Gana también El Heraldo al Mejor Director (premio anual que otorgaba el periódico El Heraldo de México, propiedad de la familia Alarcón), distinción que rechaza dadas sus convicciones políticas de izquierda.

Autodidacta en su formación cinematográfica, Eduardo Carrasco Zanini filma en 1972 en Chicago, Illinois, el mediometraje Mojado, realiza el cortometraje Nada, y en 1973 codirige con Enrique Escalona el cortometraje Baúl y filma el mediometraje de ficción Zacundo, los cuatro en Super 8mm. Tras realizar una serie de más de 30 programas televisivos para el CONACYT, en colaboración con Alfredo Gurrola y Sergio García Michel, para Canal 13, a partir de 1974 se integra a la plantilla de directores que trabajan en los documentales producidos por la SP, el BNC o el CPC, en el que dirige en 1974: Escuelas Técnicas Pesqueras, La víbora y el alacrán y Margaritas; y en 1975: V Maratón del Río Balsas y Los nuevos pescadores, todos cortometrajes.

En 1976 crea la productora Canario Rojo, con la que filma el corto La garrapata y, poco después, empieza a trabajar para la televisión, terreno en el que destaca, primero como director de programas y series de carácter cultural, y más tarde, como guionista y director de miniseries y mediometrajes de ficción.

Dirige los cortos: Nutrición/1976, que en 1977 recibe el Osiris de Oro en el Festival de Cine de Cracovia, Polonia, y el Ariel al Mejor Cortometraje Educativo, Científico o de Divulgación Artística; continúa con El calvario/1977, Tabasco: más agua que luna/1977, Bonampak/1977 producido para la SEP y nominado al Ariel en 1978 en la categoría Mejor Cortometraje Educativo, Científico o de Divulgación Artística, y el mediometraje ficción Departamento Cinco/1977. Ese año se crea la rama de cortometraje y documental de la Sección de Directores del STPC, de la que es miembro fundador.

En 1980 realiza Frontera en guerra, corto documental pionero en abordar la situación de los exiliados guatemaltecos en el sur de México. Debuta en el largometraje ficción bajo un guion propio con la película independiente, Historia de payasos/1982, una producción de Canario Rojo, filmada en 16mm, película para niños con fines didácticos y bajo una mirada de izquierda, rodaje que se lleva a cabo en el estado de Morelos. Su segunda cinta es Derrumbe/1985, en 35mm, en la que a partir de las convenciones genéricas del melodrama tradicional, arma un violento thriller, con un delirante final; le sigue Traficantes asesinos/1984, rudo largometraje en video, y Mercenarios/El tanque negro/1986, filmada en video de una pulgada.

En 1985, tras realizar También el amor es importante, miniserie de tres capítulos en Nicaragua, estudia guionismo con Gabriel García Márquez en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, Cuba. Produce Los pasos de Ana/Maryse Sistach 1988, Íntimo terror/Walter Doehner 1989 y Algunas nubes/Carlos García Agraz 1993.

Es Director de Comunicación del PRD en el Estado de Morelos; en 2005 documenta los pasos de Fidel Demedicis, un maestro de secundaria de origen campesino, diputado local que se postula como posible candidato del PRD a la gubernatura del Estado de Morelos, de quien en 2018 es Senador Suplente por el Partido del Trabajo, electo por el principio de Mayoría Relativa en el Senado de la República.

En 2019, dos obras de su autoría se presentan en el Microteatro de la Ciudad de México: “Por no hacerme caso” y la pieza para público infantil: “Tlalocan”, sobre el daño que hace la bebida refrescante, Coca Cola. Quedan inconclusas 52 obras de teatro en el mismo formato, que preparaba sobre los dioses mexicas. Aquejado por una pulmonía, muere de un infarto al miocardio.

¿Qué significado tiene el cine en tu vida, como espectador y como creativo?

ECZ.- Para mí, el cine fue el inicio de poder trabajar con la imagen y con el sonido, cosa que nadie pudo haber hecho antes de que se inventara el cine. El cine inventó los encuadres, el cine inventó una sintaxis de montaje, etc. Una sintaxis de comunicación. Claro, el cine ya parió lo que tenía que parir, parió una época para la humanidad; ahora sí hay una cultura audiovisual que nace con el cine. Pero nadie va a inventar más de lo que ya inventó el cine en ese terreno, lo único que le puedes avanzar es cuando ya las cosas se pueden hacer en tercera dimensión y tú hacer historias interactivas. Tú no puedes, como espectador, empezar a cambiar la historia o participar en ella. Eso es lo que podía cambiar.

¿Utilizas, las nuevas técnicas y formatos, hoy día en tu trabajo?

ECZ.- Los primeros contraluces que se hicieron se hicieron en cine y los chips que ahora se usan en las cámaras de video, se inventaron en los telecines, porque no se podía transferir al video un contraluz, o sea los tubos no aguantaban el contraste y entonces se inventaron esos chips, y a partir de que se inventaron los chips por el cine, salieron las cámaras de video que podían grabar contraluces. Pero yo te voy a decir, la calidad del DVD es mucho mayor a las que nosotros teníamos en Super 8 o 16 mm. No se raya, no se revienta el grano… Nosotros en los laboratorios mexicanos calentábamos el agua de los baños con esas resistencias de cocina eléctrica. Es decir, evidentemente la calidad de nuestro cine, ahora que están hablando de calidad, no se puede comparar con la calidad que teníamos en los laboratorios mexicanos: el agua de Churubusco a veces salía con piedritas, porque es agua de pozo, y cuando salía el agua con piedritas, pues se rayaba todo el original, entonces en ese sentido, cuando llegabas al video y el video no estaba rayado te sentías, como creador de imágenes. La tecnología democratizó la posibilidad de crear imágenes con sonido de buena calidad técnica… En fin, el desarrollo es tan rápido y tan increíble que es hasta ridículo. Mira yo empecé en Super 8, seguí en 16, seguí en 35 mm, luego llegué a 3/4, seguí en video dos pulgadas, después en video una pulgada, después en Betacam y ahora estamos en digital. Y no te voy a hablar por ejemplo de la cantidad de máquinas con las que he editado. A final de cuentas, la visión siempre es la misma, siempre tiene imagen, siempre tiene sonido, siempre hay tomas claras, siempre hay tomas oscuras, mientras tenga algo que decir, mientras no pierda la capacidad de asombrarme seguiré haciendo cine, los formatos no pueden cambiar eso. Yo no soy un purista.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Alejandra Guevara y Marco Antonio Salgado, 25/04/2000)