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ENSAYOS

Salvador Franco

FESTIVALES DE CINE (1958 - 2005)

SALVADOR FRANCO

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberoamericano. España, Portugal y América (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

El festival es un reducto apolítico, un microcosmos de lo que el mundo podría llegar a ser, si la gente pudiera entrar en contacto directamente y hablar el mismo idioma.

Jean Cocteau

 

Los festivales de cine en México han surgido en los momentos más críticos y decisivos de la industria fílmica nacional, y se han convertido en una especie de respuesta subversiva a los problemas que sistemáticamente atacan al cine nacional. El antecedente de festivales como el de Guadalajara, Morelia o Expresión en Corto en Guanajuato, nos remite al año de 1958, fecha en la que se realizó por primera vez La Reseña Mundial de Festivales Cinematográficos, que aunque carecía de carácter competitivo, consiguió reunir a las películas premiadas en los principales certámenes del mundo reconocidos por la FIAPF, tales como Cannes, Berlín, Venecia, Carlovy Vary, Bruselas, San Sebastián, Mar del Plata y Moscú.

La primera edición de La Reseña se celebró del 10 al 27 de octubre de 1958 en la Ciudad de México en medio de múltiples problemas que enfrentaba la industria nacional en los niveles de distribución, baja calidad de producción, temáticas gastadas y ausencia de instituciones que resguardaran al cine mexicano. La Reseña fue organizada por Jorge Ferretis, entonces titular de Cinematografía, en colaboración con el presidente Miguel Alemán Velasco y el industrial Giacomo Barabino. Su objetivo era conseguir un punto de reunión entre los distintos sectores cinematográficos que compensara las deficiencias en distribución, exhibición, y que mostrara al público mexicano un panorama del cine mundial y de sus vanguardias. A partir de la segunda versión de La Reseña la organización quedó en manos de un patronato compuesto por miembros de diversas áreas de la cinematografía, que, a su vez, estaba respaldado por las Secretarías de Gobernación y Turismo.

Este equipo decidió trasladar La Reseña al puerto de Acapulco, lo que le dio al evento un toque de glamour que entusiasmó a la comunidad internacional, que respondió enviando al festival a personalidades como Alec Guinness, Georges Sadoul, Shirley MacLaine, Roman Polanski o Vittorio De Sica, flamantes representantes de sus respectivas industrias. De esta manera, el Festival de Acapulco o Festival de Festivales -como también se le conoció a La Reseña- consiguió rápidamente un prestigio mundial, a tal punto que Georges Sadoul lo definió como “el más agradable de los 50 Festivales (…) a los que he asistido desde 1945”.

Ese mismo año se instituyó La Cabeza de Palenque como galardón para todas las cintas exhibidas tanto en la llamada Sección Oficial, como en el resto de los apartados que respondían a los nombres de Informativo, Retrospectivo y Experimental. La Reseña desapareció en 1968, 10 años después de su creación. Su colapso respondió a problemas en la organización, altos costos de realización y al desinterés tanto de la iniciativa privada como de las instancias gubernamentales. En 1987 y 1993 tuvieron lugar un par de intentos por revivir a La Reseña. El primero ocurrió nuevamente en Acapulco, mientras que el segundo tuvo lugar en Monterrey. Desafortunadamente ninguno de los dos prosperó.

Entre los frutos de La Reseña destaca el Primer Concurso de Cine Hispanoamericano (entre Argentina, España y México) y las dos ediciones del ya legendario Concurso de Cine Experimental. Éste nació como un esfuerzo para renovar los cuadros de la producción cinematográfica o lo que es lo mismo, un relevo generacional en el ambiente cinematográfico. El concurso fue convocado por el Sindicato de Técnicos y Manuales del STPC en 1965, aunque la idea es obra de un grupo denominado Nuevo Cine, en el que destacaban personalidades como Emilio García Riera, Jomí García Ascot, José de la Colina, Carlos Monsiváis y Paul Leduc. Su objetivo central fue proveer al cine nacional de un nuevo rostro  a través de una búsqueda temática y estética, o como lo definió García Riera: “propiciar la revuelta contra las convenciones, contra lo ya visto mil veces, contra lo escuchado hasta la saciedad”.

Se inscribieron 40 proyectos, pero solamente 12 llegaron a concretarse porque los realizadores tenían que absorber los costos de producción de cada película, aunque tuvieron acceso a equipos mínimos de filmación, crédito en laboratorios y de estudios. Los escritores Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, José Emilio Pacheco y Juan Rulfo intervinieron de una u otra manera en las producciones en concurso. El Jurado del Primer Concurso de Cine Experimental concedió el primer lugar a La fórmula secreta de Rubén Gámez. El segundo puesto quedó en manos de Alberto Isaac y su cinta En este pueblo no hay ladrones; mientras que el tercer escaño fue para Amor, amor, amor, un largometraje compuesto por cinco cortometrajes dirigidos por el mismo número de realizadores. Los filmes se presentaron en la Reseña Mundial de Festivales Cinematográficos, tras lo que tuvieron una exhibición comercial en el Cine Regis de la Ciudad de México. El concurso no causó una revolución del cine mexicano, pero sugirió formas de solución aceptables para una industria en riesgo. Lamentablemente el Concurso nunca logró su consolidación y solamente sumó tres ediciones antes de desaparecer para siempre: 1967, 1985 y 1991.

Los esfuerzos por encontrar espacios para las nuevas propuestas fílmicas continuaron en 1971 con la creación de la Muestra Internacional de Cine que ha conjuntado y formado a un público que coincide en señalar al cine como el lenguaje por excelencia del siglo XX. El certamen es definido como un Festival de Cine no competitivo que “pretende acercar al público mexicano a las propuestas más innovadoras y recientes del arte cinematográfico”. En ella se exhiben largometrajes avalados por otros festivales internacionales, así como por la crítica especializada. Su organización en 1971 estuvo a cargo de Hiram García Borja, Director General de Cinematografía. La I Muestra Internacional de Cine se realizó del 25 de noviembre al 10 de diciembre de 1971 en el Cine Roble del Distrito Federal, el Cine Variedades de Guadalajara y en el Cine Elizondo de Monterrey. Este evento fílmico sustituyó con sus propios planteamientos y definiciones a La Reseña y las Jornadas del Cine Internacional que se realizaban en la Ciudad de México paralelamente a La Reseña.

Desde su inicio, La Muestra editó un programa de mano con la programación, así como un cartel para el que desde 1989 se convoca a un concurso nacional. La primera película que se exhibió en La Muestra fue Los cuentos de Beatriz Potter de Reginald Mills, la cual estuvo acompañada por títulos como Muerte en Venecia y Los malditos de Luchino Visconti, Los maridos de John Cassavetes, El niño salvaje de François Truffaut y Vergüenza de Ingmar Bergman. Muñeca Reina, ópera prima de Sergio Olhovich, fue la primera película mexicana exhibida en La Muestra. En su tercera aparición, la ruta de distribución de La Muestra se amplió a las ciudades de Durango, Jalapa, Villahermosa, Querétaro y Cuernavaca. En 1977 la recién creada Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía asume la organización de La Muestra, y dos años después propone la realización de dos emisiones anuales, denominadas de Primavera y Otoño que se realizan hasta inicios de los ochenta.

La Muestra llega a la Cineteca Nacional en 1978, en donde permaneció hasta su incendio ocurrido el 22 de marzo de 1982. Por esa razón se habilitaron las Salas Julio Bracho y José Revueltas de la UNAM, los Cinemas 2000 de Satélite y El cine Relox para la edición 15 de la Muestra. En 1984 la Cineteca Nacional vuelve a albergar a la Muestra en sus nuevas instalaciones (México-Coyoacán), en donde ha permanecido hasta la fecha y desde donde son organizadas sus dos ediciones anuales. Actualmente, la Muestra Internacional de Cine es el foro con mayor tradición para ver propuestas fílmicas innovadoras, poco accesibles, clásicos y óperas primas, aunque también ha dado espacio a películas de las grandes distribuidoras (Columbia, Fox, Warner, etc.) que posteriormente tienen su estreno comercial en cartelera. “La historia de la Muestra es un poco la historia de la cinefilia mexicana en los últimos años”, comenta la investigadora Norah Judith Núñez. Otros festivales con las mismas características y que siguen vigentes son el Festival de Verano de la Filmoteca de la UNAM y el Foro Internacional de la Cineteca, que cuenta con una tradición admirable y que ofrecen una valerosa apuesta por el cine no comercial.

El primer certamen competitivo de cine en México que “durante un tiempo determinado presenta los trabajos fílmicos de reciente creación (…) con el fin de exhibirlos y con ello estimular, a través de reconocimientos y premios, a los realizadores”, se inauguró el 10 de marzo de 1986 y fue bautizado como la Primera Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara. Su antecedente, como el de todos los Festivales del mundo, es la Mostra de Venecia cuya primera edición se celebró en 1936 por iniciativa del Conde Volpi de Misurata. Este evento es el resultado del esfuerzo conjunto de Emilio García Riera y Jaime Humberto Hermosillo, junto con la organización de la Universidad de Guadalajara a través del Centro de Investigación y Enseñanza Cinematográfica, del que García Riera fue director. También destaca el trabajo de Raúl Padilla, entonces encargado del área de Difusión Cultural de la Universidad y actual titular del Patronato del Festival. Sus primeras dos ediciones transcurrieron de una forma hasta cierto punto local, ya que estuvieron marcadas por el sello independiente y tuvieron poca difusión. Su estructura estaba cimentada en una retrospectiva de un director mexicano y un panorama de la producción nacional de cine independiente. En el primer caso, el ciclo fue en honor a Jaime Humberto Hermosillo, mientras que en el segundo apartado se exhibieron los trabajos de Guillermo del Toro, Luis Estrada, Rafael Montero y Felipe Cazals. Su base de operaciones de la 1er. Muestra fue el Teatro Cabañas, mientras que el Museo Regional de Guadalajara sirvió como sede alterna.

En sus inicios, el propósito de la Muestra de Cine en Guadalajara fue muy claro: contribuir a la promoción y difusión del cine nacional (en formato de corto y largometraje) y de sus protagonistas. También se pretendía descubrir nuevas fórmulas de producción y distribución, así como alternativas de financiamiento que contribuyeran a superar la dependencia financiera estatal. La respuesta del gremio fílmico fue inmediata y esto ayudó a consolidar a la Muestra como el evento cinematográfico más importante a nivel nacional, que a su vez enriqueció la expresión de la cultura mexicana. La Muestra, junto con la calidad y la temática de las películas en ella exhibidas, ayudó a que el público en general regresara a las salas de cine para ver cintas mexicanas. El certamen adoptó rápidamente una cualidad internacional y convocó a promotores, distribuidores y productores extranjeros que asistían a la capital tapatía para ser testigos del selectivo panorama de la producción mexicana.

El festín siempre estuvo abierto a las propuestas provenientes de escuelas, cooperativas y del cine industrial, teniendo como única condición que el largometraje no se haya exhibido comercialmente y que cumpliera con ciertos estándares de calidad. La prensa especializada reaccionó con el mismo entusiasmo y ayudó a la difusión del evento. En su sexta edición se instituyeron los premios Dicine (en honor a la extinta revista cinematográfica) y el Premio del Público. Luego llegaron otra serie de galardones como el Premio Sol o la Musa del cine, los cuales derivaron en el Mayahuel, que en el año 2000 se convirtió en el máximo reconocimiento. Otro reconocimiento es el que otorga la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRESCI) desde el 2003. Los premios económicos para directores y productores se concedieron por primera vez en la edición XVII (2002). Antes de que concluyera la gestión de Raúl Padilla como Rector de la Universidad de Guadalajara, recurrió a la creación de un Patronato que se dedicara a apoyar (a través de patrocinios públicos y privados) la realización de la Muestra. Éste se fundó en 1995 y fue conformado por personalidades del medio cinematográfico y de la comunidad jalisciense y es presidido por el propio Padilla.

Directores, actores, productores, guionistas, críticos y periodistas, promotores, distribuidores, exhibidores y representantes de los mejores festivales del mundo acudieron durante años a su cita anual con Guadalajara, festival que se convirtió en el escaparate para presentar al mundo lo más reciente de la producción del cine mexicano. Pero conforme fue consolidándose, el festival abrió su programa al cine extranjero, (esto sucedió a partir de los XVI años de la Muestra) y fue entonces cuando comenzó a perder su identidad. Esta problemática se acentuó con la ruptura pública de un grupo de directores (Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro, etc.) que pusieron en tela de juicio la “legalidad” con la que se manejaba la Muestra.

A pesar de todo, el certamen ha seguido adelante, con altibajos y un constante cambio de nombre y de directores del festival que han puesto en riesgo el sobrenombre del “certamen fílmico más importante de México”. En 2005, el Patronato eligió al productor Jorge Sánchez para tomar la dirección y para preparar las 21 Primaveras del Festival que continuará desarrollándose en el mes de marzo con sus Secciones Oficial Mexicana (Largo y Cortometraje), Sección Oficial Cine Iberoamericano (Largo y Cortometraje), Sección Oficial Documental y Secciones paralelas como Homenaje, País Invitado y Puntos Cardinales. Asimismo, se espera la consolidación de su recién creado Mercado, en donde los eslabones de la producción, realización, distribución y exhibición de todo el mundo se reúnen en busca de apoyos económicos para proyectos, comercialización de las cintas ya existentes o para contactar un país interesado en co-producir. Cabe señalar que este Mercado todavía es dominado por inversionistas latinoamericanos o latinos en Estados Unidos, aunque cada vez con más frecuencia se integran países europeos como Francia o España.

Otros valiosos esfuerzos que no han logrado consolidarse han sido el Festival Cinematográfico de Cancún (1994), el Festival de Mazatlán (1999), el Festival Paso del Norte o el Festival Franco Mexicano de Acapulco, que ha derivado en un encuentro bi-anual y bi-nacional que se celebra en noviembre en la Ciudad de México. Pero en el mismo sentido hay otras propuestas que en pocos años han conseguido erigirse como un certamen íntegro, importante y de relevancia como el Festival de Puerto Vallarta en memoria a John Huston o el Festival Internacional de Cine en Vallarta que es una extensión del de Guadalajara.

La crisis económica que México comenzó a resentir a principios de los noventa imposibilitó la realización de más largometrajes, por lo que los cineastas, guionistas y productores vieron en el cortometraje el refugio perfecto para seguir mostrando sus ideas. El esfuerzo de varias instituciones, así como la gran producción de cortometrajes hicieron de dicho formato “el gran sobreviviente de un país sin cine”. En el boom del corto también influyó el éxito que lograron películas cortas en el extranjero, como “De tripas corazón” de Antonio Urrutia, nominada al Oscar en 1997 y sobre todo “El Héroe” de Carlos Carrera, ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1994.

Ante el aumento de la producción de cortos se necesitaban más y nuevos lugares para exhibirlos, por lo que a mediados de los 90 se inauguran festivales exclusivos para este formato: Las Jornadas de Cortometraje Mexicano, el Festival Cortocinema en Guanajuato, Festival de Cortometraje Mexicano en Yucatán o Aquí y en Corto, festival de cortometrajes del estado de Puebla.

Pero el más importante de todos ellos es sin duda el Festival Internacional de Cine Expresión en Corto que desde 1998 se realiza en las ciudades de San Miguel de Allende y Guanajuato durante el mes de julio. Este certamen fundado y dirigido por Sara Hoch, es en gran medida uno de los culpables de que México sea uno de los países con mayor producción de cortometraje en el mundo. El evento surgió como un proyecto local impulsado por Hoch (en aquel tiempo titular de la Comisión Nacional de Filmaciones del Estado de Guanajuato). En su primera versión exhibió solamente 32 cortometrajes de dos países distintos. Su costo fue de aproximadamente 5 mil pesos y tuvo una audiencia de mil 200 espectadores. Para su octavo aniversario en el 2005, Expresión en Corto contó con un presupuesto de 2.5 millones de pesos, un programa de 200 cintas de 26 países distintos y fue observado por más de 50 mil personas.

Aunque se define como “una fiesta cinematográfica especializada en el formato de cortometraje”, su objetivo sigue siendo “brindar un espacio para la exhibición del cortometraje y documental, premiando la calidad con equipo para seguir haciendo cine. Actualmente las categorías que maneja son Ficción, Animación, Documental y Corto en Video, lo que combina con secciones paralelas como País invitado, Homenaje, Conferencias, Talleres, Mesas Redondas y Proyecciones al Aire libre.

Es necesario remarcar dos concursos exclusivos del certamen: la convocatoria para Guiones de corto y largometraje convocado por la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM) y el Rally Malayerba, que reta a sus participantes a producir y editar un cortometraje en 24 horas. Esta iniciativa es obra de la Productora Malayerba, conformada por los cineastas Nacho Ortiz, Carlos Carrera y Javier Patrón. El también conocido Festival de Guanajuato se ha ganado el puesto del certamen de cortometraje más trascendente de Latinoamérica y es frecuentemente comparado con otros como el de Río de Janeiro, Brasil, o Huesca, España, que también están compuestos por cintas cortas. Además, a partir de 2003 Guanajuato instauró su mercado de películas, al que nombró International Pitching Market, en el que se reúnen productores y cineastas con el objetivo de encontrar proyectos con posibilidades reales de llegar a la pantalla de cine.

En este mismo formato de cortometraje, se encuentran los festivales Cuadro, Este Corto sí se Ve y Máximo 98.5. El primero de ellos es el único que sigue con vida. Se fundó en el 2002 gracias a la iniciativa de Regina Cinta (actual directora del certamen) y con el apoyo conjunto de instituciones públicas y privadas (Kodak, Fundación Televisa, Cinemex, etc.). Destaca por su gran despliegue de medios y publicitario, por sus premios (en el 2005 entregará a cada categoría 100 mil pesos y una cámara digital profesional) y por la cantidad de trabajos que buscan conseguir “El Héroe” (así se llama el premio principal) en las categorías de Ficción, Documental, Animación y Experimental.

Por su parte, Este Corto sí se Ve nació como un proyecto de muestras itinerantes bianuales que promovieran los cortometrajes de jóvenes cineastas independientes mexicanos. La idea surgió del Movimiento Cultural Techo Blanco y La Vida es sueño, y entre sus principales ideólogos se encuentran las actrices Vanessa Bauche y Laura de Ita, así como Alejandro Ramírez. Ellos se encargaron de llevar el cine a varios rincones del país, e incluso un par de veces traspasaron la frontera, ya que las cintas se proyectaron en el Festival de Fuego de Santiago de Cuba (noviembre de 2002) y en Cine a la Calle de Barranquilla, Colombia (2003). La Muestra Itinerante concluye en 2003 su primera etapa y nace el Festival Este Corto sí se Ve, de donde se pretenden elegir los trabajos que formarán la siguiente Muestra. Sus categorías únicas son Ficción, Animación y Documental, aunque no logra concretar su edición 2005.

El que únicamente pudo realizarse en dos ocasiones (2002 y 2003) fue el Concurso de Cortometraje Máximo 9.85. El certamen es iniciativa de Radioactivo, la estación juvenil más popular que tenía la frecuencia 98.5 de FM. El proyecto fue generado por José Álvarez, entonces director de la estación, Olalla Rubio, conductor de la misma y Alejandro González Iñárritu, quien inspirado por su pasado en la radio, sirvió como enlace y uno de los flamantes jurados del Festival. Las particularidades de Máximo 98.5 eran sus premios (300 mil pesos al ganador); la duración de los cortos (9 minutos 85 segundos como máximo), la temática de las cintas (el primero fue la Radio y el segundo la Protesta; y por último su jurado internacional, conformado por personalidades de la talla de Walter Salles, Alejandro Jodorowsky, Carlos Cuarón, Guillermo del Toro, Arturo Ripstein, el citado Iñárritu y Fernando Meirelles, entre otros. En el primer concurso se inscribieron 750 y en el segundo 450 cortometrajes. Pero el sueño terminó dramáticamente el 3 de mayo de 2004, cuando Grupo Imagen fue vendido y sus nuevos dirigentes cambiaron el formato de Radioactivo por un servicio de noticias y programas informativos enfocados a un público diferente.

Finalmente, en el terreno del cortometraje es necesario mencionar el Festival de Cortometraje Mexicano de Yucatán que se realiza desde el año 2000 y durante el mes de noviembre en la capital yucateca y la Muestra de Cine y Cortometraje En Corto de Matamoros, Tamaulipas, que se realiza desde el 2002 como un programa paralelo del Festival Internacional de Otoño y que incluye programación del estado de Texas, EU.

La identidad mexicana que en un inicio fue ofrecida por la Muestra de Guadalajara y que luego se desvirtuó en sus ediciones Iberoamericana e Internacional, respectivamente, fue recogida por un festival que está muy cerca de ser nombrado por la prensa especializada como el certamen mexicano más importante: el Festival Internacional de Cine de Morelia, dirigido por la periodista y promotora cultural Daniela Michel, quien anteriormente organizaba las Jornadas de Cortometraje Mexicano en la Cineteca Nacional, evento que se integró como una sección del certamen. El festival da inicio en 2003, cuando se buscaba “un foro para promover a los nuevos talentos del cine mexicano, crear estímulos y diversas oportunidades culturales para el público mexicano e internacional”. De inmediato mostró su intención por competir y robarle el prestigio a Guadalajara, ya que uno de los requisitos para los cortos y largometrajes que pretendieran inscribirse, era no haberse estrenado en la Muestra tapatía.

El evento conjuntó todas las aspiraciones de Festivales de una sola edición como el de Cancún (1994), Mazatlán (2000) o el Festival Italiano de Acapulco y le añadió un aire internacional al incluir un intercambio cinematográfico y de ideas con la Sección de la Semana de la Crítica del Festival de Cannes. Esta sinergia ha permitido que algunas cintas cortas premiadas en Morelia sean incluidas en un apartado especial en la prestigiada Semana de la Crítica.

Entre los factores fundamentales para la consolidación del Festival Internacional de Cine de Morelia destaca el apoyo del Gobierno del Estado de Michoacán a través de su gobernador Lázaro Cárdenas Batel, el Ayuntamiento de Morelia y de Organización Ramírez, dueños de los complejos Cinépolis. Las categorías oficiales en Morelia son Ficción, Animación y Documental en Cortometraje, y Mediometraje y Largometraje para la categoría de Documental. Entre sus invitados más destacados en sus primeras tres ediciones destacan Werner Herzog, Barbet Schroeder, Salma Hayek, Gael García Bernal, Raoul Ruiz, Guillermo Arriaga, Tommy Lee Jones, Diego Luna, Julia Ormond y Carlos Cuarón. También acudieron los representantes de los Festivales más prestigiados del mundo, como Huesca, Rótterdam, Clermont-Ferrand o Sundance. Morelia se ha caracterizado por ser un escaparate abierto, incluyente, innovador y profesional con un presente brillante y un futuro todavía más prometedor.

El otro certamen fílmico con proyección internacional y que está forjando una personalidad adictiva en los cinéfilos es el Festival Internacional de Cine Contemporáneo de la Ciudad de México (FICCO), el único que se realiza en territorio mexicano que cuenta con una Sección Competitiva Internacional para Largometrajes de Ficción y Documental. FICCO surge en febrero de 2004 como una iniciativa de Cinemex (la otra gran cadena de exhibición en el país) “tras detectar la necesidad de ampliar el espectro cinematográfico que necesita la Cuidad de México y la necesidad de activar la industria a nivel mercado, intercambio y discusión”, tal y como lo define Paula Astorga, su directora. Su sello es el independiente, aunque no está cerrado a propuestas comerciales e incluso se alía con las distribuidoras internacionales para conformar su programación. Desde su concepción, FICCO ha sido un festival pretencioso, pero hasta para eso hay que tener talento. Su catálogo se compone por más 100 producciones internacionales, situadas sus Secciones Oficiales y 11 Muestras paralelas que también incluyen la exhibición de cortometrajes.

El premio que otorga anualmente es La Pieza, creación del artista Thomas Glassford. Previo a su realización, FICCO lanza una serie de convocatorias de concursos paralelos, que incluyen disciplinas como guion, fotografía o realización. También organiza Homenajes, Retrospectivas, Conferencias Magistrales, Ciclo de País invitado y Mesas redondas, que junto con la audiencia en las proyecciones suman más de 50 mil espectadores. Sin embargo, todavía adolece de una convocatoria de personalidades internacionales y su logística siempre se ve comprometida por la lejanía de las salas de exhibición y los horarios de las cintas, que no te permite más que ver un par de cintas por día. También pesa sobre él una fama de elitismo y primer mundo que lo vuelve más exclusivo, pero menos al alcance de la población del Distrito Federal, aunque hoy por hoy, el FICCO ofrece la mejor selección que se pueda encontrar en México del cine que se hace actualmente en el resto del mundo.

Monterrey, una de las ciudades más importantes del país no podía quedar sin su fiesta fílmica, por lo que decidió en el 2005 convertir su arraigado festival de Cine y Video Voladero, en el Forum Internacional de Cine Monterrey. Voladero surgió en 1997 primero como un espacio cultural que alentaba la creación artística en sus múltiples disciplinas. Después, en el 2000 se inauguró el Festival Internacional de Cine y Video Voladero, para fomentar y estimular la producción fílmica de aquella región. El certamen fue dirigido por José Galindo y se realizó en la Cineteca de Nuevo León. “Queremos fortalecer la unión entre cineastas e intercambiar perspectivas, así como posicionar a Monterrey en un buen nivel en cuanto a cine y video se refiere”, declaró alguna vez Galindo. Anteriormente, la Sultana del Norte contaba con un poco consolidado Festival de Cine Regio, que simplemente exhibía durante el mes de febrero algunos de los trabajos recientes de realizadores de la región.

Pero si de algo se puede jactar un país como México, es de un amplio cartel de festivales especializados, es decir, que conjuntan el cine y una temática externa (ciencia, geografía, niños, etc.,) para crear un evento con un perfil específico que exhibe trabajos que difícilmente destacan en otros festivales o que son ignorados por éstos.

Entre ellos se encuentra el Festival Nacional de Cine y Video Científico organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México desde 1981 y que impulsa la producción de cine y video para la investigación, la enseñanza y la divulgación de las ciencias. Se realiza anualmente en septiembre y entrega tres premios: Mejor divulgación científica, Enseñanza y el Galardón Carlos Velo seleccionado por el público. También destaca el Festival Internacional de Cine Judío, que reúne las propuestas artísticas, experimentales y formales no sólo de la comunidad judía asentada en México, sino de todo el mundo.

El Festival de Cine Independiente el Chamizal es un punto de encuentro entre realizadores independientes de México y el extranjero, principalmente de Estados Unidos. Se realiza desde el año 2000 y convoca al Concurso de Libretos de Cortometrajes escritos en español. Es organizado por el Instituto Chihuahuense Cultura, el Parque Nacional El Chamizal y Texas Comisión on the Arts.

El certamen Regional Geografías Suaves: Cine, Video y Sociedad convoca desde 1999 a cineastas y videastas profesionales y aficionados de Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Chiapas, Tabasco, Oaxaca, Veracruz, Belice y Guatemala a un concurso de ficción narrativa en lengua autóctona. Las categorías son Tema Urbano y Mejor Obra de bodas, graduaciones y XV años. Paralelamente se realiza un ciclo latinoamericano de corto y largometraje, talleres, simposio interdisciplinario, un taller de realización cinematográfico y una muestra itinerante.

La sede del Festival Regional Geografías Suaves es Mérida Yucatán y tiene lugar en junio de cada año. En este espacio recordamos con nostalgia el Festival de Ajijic en el estado de Jalisco, que se realizó durante varios años de manera ininterrumpida y que se caracterizó por ser uno de los festivales más combativos y peculiares del país.

Por su carácter fronterizo y todo lo que ello representa, destaca el Festival de Cine de Ciudad Juárez y el Imaginería Audiovisual de la Frontera (IAF) de Tijuana. El primero de ellos es dirigido por Miguel Ángel Berumen y se concentra en el cine de autor y en trabajos marginados por otros certámenes, pero con un fuerte contenido social. Por su parte, el IAF celebró en el 2005 su noveno aniversario y anualmente exhibe un largometraje (Un mundo raro de Armando Casas, Coapa Heights de Yibrán Asuad, etc.) y un rico panorama de cortometrajes de ficción y documental. Tiene como sede al cine Latino de aquella ciudad bajacaliforniana.

Otro ejemplo memorable, pero todavía con vida afortunadamente es el Festival Internacional de Cine para Niños y no Tan Niños, que en este 2005 llegó a su décima versión. Nació en 1995 con la intención de ofrecer a los niños y niñas de la Ciudad de México una opción en la temporada vacacional veraniega. Además, proyecta cortos y largos infantiles de todas partes del mundo y cuenta con un Jurado infantil encargado de premiar a las mejores cintas. La idea es original de la Matatena A.C, y se realiza en agosto en la Cineteca Nacional. También tienen sinergia con el Festival Expresión en Corto en Guanajuato, en donde realizan talleres de cine para niños. En este rubro se ubica también Divercine, Festival Internacional de cine para niños y niñas en Guadalajara, que busca despertar el talento artístico de los niños.

Macabro: Festival de Horror en Cine y Video es un concepto que surge en el 2002 con el objetivo de reivindicar el género de horror como una forma de expresión artística de calidad. Su programa está compuesto por películas, videos e instalaciones y performances de México y el extranjero. Todas sus actividades están relacionadas con el Horror en todas sus vertientes. Éste es organizado por Glam Films, con el apoyo de la UNAM y La Cineteca Nacional. En este contexto, en el 2000 también se realizó el Primer Festival de Ciencia Ficción y Fantasía, que aunque, estaba encaminado al comic, incluyó proyecciones de estreno de películas relacionadas al género. En cuanto a geografías o regiones del mundo, existen Festivales como el de Cine Alemán, Cinema Europa o de Cine Nórdico que más que certámenes en el formato tradicional, son muestras fílmicas que ofrecen un panorama de las cintas más recientes realizadas en aquellas regiones. Generalmente son organizadas por el país de origen a través de su Embajada en México y la Cineteca Nacional, que es el lugar en donde se exhiben, aunque en ocasiones también intervienen cadenas exhibidoras como Cinemex o Cinépolis.

En cuanto a género se refiere, sobresalen el Festival Mix de diversidad sexual en cine y video y la Muestra Internacional de Mujeres en el cine y la televisión. Mix exhibe audiovisuales con un contenido gay, lésbico y sexual. Es un espacio abierto y plural que a pesar de lo que pudiera pensarse, ofrece funciones con material de gran calidad. La Muestra de Mujeres apela a su marginalidad para valorar y destacar el trabajo del género femenino en el cine y la televisión.

Respecto al cine universitario o de estudiantes, destaca en primer término el Festival Internacional de Escuelas de Cine, una iniciativa de Gustavo Montiel, quien en 1990 a propósito de los 15 años de vida del Centro de Capacitación Cinematográfica, del que era entonces director, decidió organizar. Su objetivo es exhibir el material más reciente y representativo de las grandes escuelas de cine alrededor del mundo, una ventana al futuro que permita echar un vistazo a las tendencias y temáticas de los que harán el cine del mañana, así como “promover el intercambio entre escuelas y estudiantes, e integrar un foro permanente de exhibición para las obras creadas en las escuelas”. Conforme el certamen ha ido evolucionando, ha quitado secciones paralelas para concentrarse en la terna oficial, que está dividida en Ficción, Documental y Animación/Experimental. Entre las escuelas más destacadas que participan en este encuentro está el California Institute of the Arts, Australian Film T.V. & Radio School, Universidad de Buenos Aires, Tel Aviv University y Vancouver Film School. De México, participan aparte del CCC, el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), la Universidad de Guadalajara, la Universidad Iberoamericana y la Universidad de las Américas.

Otros certámenes con carácter universitario son Alucine (Festival Cinematográfico para Universitarios), el Festival de Video en Corto Los Olvidados, organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM y Festival de Video Corto y Keda, obra de la FES Aragón. El primero, es dirigido por Cristina Prado, se desarrolla en octubre en las instalaciones de la cadena exhibidora Cinemex y se concentra en el público juvenil quien asiste a mesas redondas, conferencias, talleres y otros eventos que muestran los procesos del quehacer fílmico, como es la producción, el diseño de bandas sonoras o la actuación para cine. Su sede principal fue por mucho tiempo el World Trade Center, aunque para su última edición de octubre pasado, se trasladó al Cinemex Pabellón Polanco. Alucine también incluye en su programación cintas cortas premiadas en otros festivales, así como trabajos audiovisuales hechos para la televisión o anuncios comerciales. Los Olvidados por su parte, se efectuó por primera vez el 16, 17 y 18 de noviembre en la FCPyS de Ciudad Universitaria y convocó a trabajos de menos de 10 minutos de duración que compitieron en una categoría única por tres lugares principales. Su objetivo es convertirse en una competencia de cortometrajes inter-universitaria a nivel nacional y posteriormente mundial. Corto y Keda por su parte, reúne trabajos universitarios, aunque carece de una buena difusión.

Pantalla de Cristal es el único Festival enfocado exclusivamente en las producciones audiovisuales nacionales con fines comerciales, aunque también tiene un apartado para las cintas con tendencias artísticas. El proyecto es obra de la Compañía Creatividad en Imagen, que también edita la revista Telemundo, coordina la Expo Cine, Video y Televisión y nutre de información al portal cibernético canal100. Sus secciones en competencia son Anuncio Televisivo, Documental, Videoclip, Corto de Ficción, Video Corporativo, Reportaje Noticioso y Película Digital, con lo que están al pendiente de los avances tecnológicos aplicados a los medios audiovisuales. Es necesario resaltar otro caso similar, aunque concentrado exclusivamente en la publicidad es La noche de los Publívoros, que a manera de maratón exhibía en una sola noche cientos de comerciales de todo el orbe que posteriormente eran votados por el público para un premio único.

Finalmente es conveniente destacar que los festivales de cine en México siguen naciendo con un entusiasmo admirable, a pesar de que los resultados no siempre sean los mejores. El último caso fue el del Festival Internacional de Cine de Acapulco 2005, dirigido por Víctor Sotomayor, un empresario dedicado a la producción y post producción de cine, quien enfrenta el reto de recuperar la tradición de los certámenes guerrerenses y convertir al puerto acapulqueño en uno de los festivales de cine más competitivos, agradables y maravillosos del país, un objetivo que es perseguido por todos los festivales mexicanos.

 

Bibliografía:

 

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