RODRÍGUEZ VÁZQUEZ, ÁNGEL

Hijo de un proyeccionista del cine mudo, a los 12 años se desempeña como segundo operador de cámara en Puebla. En 1943 ingresa a la Academia Cinematográfica de México y en 1944 a los Estudios Azteca como ayudante de su padre en la construcción de escenografías. Deja la Academia ya que su familia se muda a Puebla donde estudia para contador público. En 1946 retorna a la ciudad de México y al año siguiente participa en el staff de producción de No te dejaré nunca/Francisco Elías, cinta que se rueda en Temixco, localidad en la que se queda a vivir y trabaja en el gobierno como Contador durante tres años.

En Puebla se dedica a la proyección de películas y en San Martín Texmelucan administra un cine de su padre. En 1957 se inicia como anotador en los Estudios América en la serie Pancho Pistolas/Rolando Aguilar, labor que continúa en las series Los tigres del ring/Chano Urueta 1957, Con el dedo en el gatillo/Luis Spota 1958 y La pandilla/Julio Porter 1959. En 1962 debuta como asistente de dirección en Yanko el guardián de la selva/Carlos Falomir, faceta que también ejecuta al lado de más directores hasta 1978, año de su ópera prima, el drama erótico El fuego de mi ahijada.

De su filmografía destacan Lo negro del Negro/Poder que corrompe/1984 y Las profesoras del amor/1988, Traficantes del sexo/1994, El despertar del sexo/1996 y Sexo para… dos/1997, consideradas como las primeras cintas mexicanas triple x, que se estrenan comercialmente en los cines Ciudadela, Savoy y Teresa. En su primera cinta porno, su crédito como director aparece con el nombre de: Gabriel Vázquez.

También es director por desplazamiento de Campanas rojas/Sergei Bondarchuk 1982 y, a partir de los noventa, es uno de los más prolíficos realizadores de videohomes, entre los que destacan: Guerra a muerte/1995, Ruta 100/1998, Aguas Blancas/1999, El Mochaorejas/1999, Almoloya/1999 y Maldita corrupción/2000.

AR.- No he hecho lo que yo quisiera. No lo he hecho, porque no son ambiciones como las del que es rico, y quiere ser más rico, no. Son ambiciones de hacer cosas que no se pueden hacer, porque no hay un peso para poderlo hacer como uno quiere. El video se hace en dos semanas, hay gente que lo hace en cinco días y están quemando el mercado. Ahora, sin ofender, gente que yo conozco son directores ¿de dónde? ¿cómo? Ahora no hay esperanzas, lo que estoy tratando es hacer buen cine, para que vea la gente que el buen cine sigue.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Marco Antonio Salgado, 13/04/2000)