DÍAZ MORALES, JOSÉ

Director, adaptador y guionista. Periodista, redactor de “El Heraldo de Madrid” y autor de libros satíricos, llega a México en 1936 huyendo de la guerra civil española, para colaborar en el periódico “Excélsior”. Dos años después ingresa a la industria fílmica como coargumentista de Canto a mi tierra/José “Che” Bohr y dirige la comedia corta Charritos yuyuyuy, con Arturo Manrique “Panseco” y Jorge Treviño.

Debuta formalmente como director en 1942, con el exitosísimo melodrama religioso Jesús de Nazareth, interpretado por el actor español José Cibrián. Habitual autor o coautor de los argumentos que dirige, se convierte en uno de los realizadores más solicitados y prolíficos de la industria, a pesar del carácter rutinario y vulgar de su cine, llegando a filmar alrededor de 88 películas hasta 1973, incursionando en toda clase de géneros y temas.

Dirige Cristóbal Colón/1943, exaltación de la hispanidad con Julio Villarreal y otras cintas de tema español como Una gitana en México/1943 y Una gitana en Jalisco/1946, ambas con Paquita de Ronda y Ángel Garasa, y La luna enamorada/1945, con la bailaora Carmen Amaya. Especialmente abundante es su colaboración para la productora Calderón Films, a partir de 1944, en melodramas de cabaret y prostíbulos, inspirados en las composiciones de Agustín Lara como Palabras de mujer y Pervertida, de 1945; o Pecadora y Señora tentación de 1947.

Tras el convenio de colaboración hispano-mexicano de 1948, José Díaz Morales, regresa a España, donde rueda El capitán de Loyola/1948, un filme con mensaje reaccionario, Paz/1948 y la zarzuela La revoltosa/1949, con Carmen Sevilla y Tony Leblanc, que alcanza un éxito extraordinario. De regreso en México, de nuevo para los hermanos Calderón, dirige en 1955 la comedia procaz La virtud desnuda y el melodrama Esposas infieles, ambas películas con desnudos; en la primera, de Columba Domínguez y, en la segunda, de la debutante Kitty de Hoyos. En el mismo tono soez, imita las cintas de episodios italianas en Mujeres, mujeres, mujeres y El amor y esas cosas de 1967. También se interesa en regañar a la juventud moderna, en melodramas hipócritas como Juventud desenfrenada/1956, con desnudo de Aída Araceli y La rebelión de los adolescentes/1957.

Una cinta de regular interés es la curiosa Manicomio/1957, que contiene algunas imágenes verdaderamente alucinantes, filmadas en el antiguo hospital de Mixcoac: La Castañeda; instalaciones que los protagonistas, Luz María Aguilar y Joaquín Cordero, siguiendo las instrucciones de José Díaz Morales, antes del rodaje visitan con frecuencia de principio a fin, incluso el “patio de terminales” donde se localizan los enfermos sin remedio.

Es responsable de algunas de las peores comedias actuadas por “Clavillazo” y en los Estudios América dirige series que tienen como personaje central a “Santo” el Enmascarado de Plata. Su última dirección es: Las adorables mujercitas/1973.

En lo personal, ¿cuál es el tipo de películas que prefiere dirigir?

JDM.- “Las que no le gustan al público; verá usted, trataré de explicarme: las películas de altura casi rayando con el arte, que se han intentado, dirigidas a nuestros mercados, han tenido por lo general poco éxito económico y para lograrlo hace falta tiempo y dinero de sobra capaz de crear un gran público que se interese por ellas, es por esa simple razón que las buenas películas no existen.”

¿El fin de ellas ha sido equitativamente comercial y artístico?

JDM.- “El cine es industria en sí, y si habláramos únicamente de lo artístico, mentiríamos, porque sencillamente no estaríamos aún realizando películas. Pero en estas de que hemos hecho mención, ha sido el intento y la inspiración de realizar una labor positivamente constructiva, ya que en el fondo lleva un mensaje moral y en su propia naturaleza está el fin, pero si además de eso dan dinero, facilitan lógicamente los medios económicos necesarios para seguir haciendo otras que continúen manteniendo la buena marcha de una de nuestras principales industrias.”

(Cinema Reporter, “Habla claro y conciso José Díaz Morales”, Dora Magda, 07/08/1959, p. 8)