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ANTOLOGÍA DE PELÍCULA

José Felipe Coria

PELÍCULA: LOS CONFINES

DIRECTOR: Mitl Valdez, 1987

AUTOR: JOSÉ FELIPE CORIA

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

Sinopsis: Una noche fría el forastero llega a Los Confines y solicita pernoctar en casa de los esposos. Esa noche comienza la historia de Juvencio Nava, quien buscando comida para su ganado, le pide permiso a su compadre, don Guadalupe, para que sus vacas puedan pastar en su propiedad, a lo que Guadalupe se niega. Comienza una serie de problemas entre ambos. Juvencio pasa bastantes años huyendo, corriendo de un lugar a otro, aparentemente perseguido tan sólo por la culpa. Un día es detenido por unos soldados que lo presentan ante la sombra de un militar, quien revela que Juvencio será ajusticiado por haber dado muerte a don Guadalupe, su padre. A la mañana siguiente, el forastero sigue en Los Confines. Es cuando sucede la historia de Tanilo, enfermo, lleno de llagas, que desesperado pide a su hermano Ignacio y a su esposa Natalia lo lleven con la única que lo podría curar, la Virgen de la que es devoto y que está en el pueblo de Talpa. En el camino se revela que Natalia ha sido amante de Ignacio. Ellos aprovechan las noches para sus amoríos. A pesar de su devoción y fe, Tanilo muere y es enterrado en las afueras de Talpa por Ignacio y Natalia, quienes regresan a comunicarle la noticia de la muerte a la madre de Tanilo. Desde entonces, Natalia se muestra fría y distante con Ignacio. De nuevo en Los Confines, el forastero no sabe qué camino tomar y espera cualquier indicación que le permita salir del pueblo. Al mismo tiempo, descubre que los esposos son hermanos. Le queda una duda sobre esta relación. Al final cree entender, pero queda en el aire la pregunta que los esposos le hacen: “a ver, ¿usted qué entendió?”

Notable, depurado ejemplo del reconocido “cine universitario”, hecho prácticamente a contracorriente de lineamientos industriales y siempre apostando por temáticas novedosas y por arriesgados ejercicios narrativos, no siempre logrados. Aunque éste no es el caso, porque Mitl Valdez sabe darle un tono de misterio al armado general de este filme, dejando en la ambigüedad la historia, como si se tratara de una de fantasmas, que se dispersa por tres caminos, mismos que anuncia la esposa de Los Confines.

Dice Jorge Ayala Blanco en “El gallo de oro” sobre la filmografía de Juan Rulfo: “la integran mediocres y serviles, cuando no grotescas o muy alejadas versiones de sus obras narrativas (Talpa/Alfredo B. Crevenna 1955; Pedro Páramo/Carlos Velo 1966; El rincón de las vírgenes/Alberto Isaac 1972; ¿No oyes ladrar los perros?/François Reichenbach 1974; Pedro Páramo, el hombre de la media luna/José Bolaños 1976), y alguna pavorosa obra crepuscular de Emilio Fernández (Paloma herida/1962)”. A éstas habría que agregar la repulsiva El imperio de la fortuna/Arturo Ripstein 1988, remake de El gallo de oro/Roberto Gavaldón 1964, obra maestra inspirada en Rulfo. A ésta se une Los confines, aunque Valdez ya había experimentado adaptar con solvencia a Rulfo en su destacado cortometraje Tras el horizonte/1984.

La inteligencia de Valdez está en darle a lo literario equivalencia visual. Concibe al filme desde el silencio y los murmullos anotados en los relatos, aunque le da un violento dinamismo: Juvencio Nava anda a salto de mata; siendo el único narrador, deliberadamente oculta su crimen hasta el final, permitiendo que la sensación de angustia en todo el segmento se acentúe. Esto es una falsa narrativa, poco frecuentada, que parte de lo objetivo para revelar lo subjetivo, dejando sin explicación si lo visto fue real, imaginado o es una eterna ruptura temporal. En efecto, estamos por vez primera dentro del mundo “rulfiano” respetando sus reglas atemporales pero creando nuevas en este ejemplo de cine mexicano puro que retoma, para actualizarlas, las raíces de su estilo y tradiciones clásicos, como el tema de la provincia, bien estilizado con imágenes naturalistas. Valdez filma con gran sensibilidad, interpretando lo “rulfiano” desde la sutileza y la sugerencia. Sin duda se encuentra entre los pocos filmes que a la vez que mantiene vasos comunicantes con su tradición, la moderniza. Una cinta genial sobre la vida entre las sombras, la soledad y el olvido.

Ficha artística: Ernesto Gómez Cruz (Juvencio Nava); Jorge Fegan (don Guadalupe Terreros); Carlos Esteban Chávez (Justino); Manuel Ojeda (Ignacio); María Rojo (Natalia), Enrique Lucero (Tanilo), Ana Ofelia Murguía (madre), Pedro Damián (forastero), Patricia Reyes Spíndola (esposa), Uriel Chávez (esposo).

Ficha técnica: Productora: Dirección de Actividades Cinematográficas, a través de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México; Productores: Pedro Canseco y Jorge Gallardo; Productor asociado: Carlos Salgado; Guion y adaptación: Mitl Valdez, inspirado en los cuentos “Diles que no me maten” y “Talpa”, y en un fragmento de la novela “Pedro Páramo” de Juan Rulfo; Fotografía: Marco Antonio Ruiz Guerrero (en color); Edición: Mitl Valdez; Música: Antonio Zepeda; Dirección artística: Darsel Salinas, Lucía Holguín.

Estudios y laboratorios: Churubusco-Azteca; Duración: 80 minutos; Estreno: Cineteca Nacional, Sala Salvador Toscano (durante el VIII Foro Internacional), 7 de mayo de 1988; Sala Julio Bracho (estreno normal), Ciudad de México, 27 de octubre de 1992.

BIBLIOGRAFÍA: Juan Rulfo, El gallo de oro y otros textos para cine, México, Era, 1980, pp. 11-17.

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