Inventor, documentalista. Indalecio Noriega, español avecindado en Guanajuato, en 1911 patenta un sistema de sonorización cinematográfica que llama “sincrofonógrafo” o “sincrono”; incluso renueva la patente en el periodo carrancista, en julio de 1917, y también la registra en otros países. Invierte su fortuna en el desarrollo del invento. El aparato, capaz de sincronizar fonógrafo y cine al momento de la filmación y de la proyección, le permite realizar varias actualidades documentales, entre ellas, La entrada de Madero a la capital, probablemente filmada en 1911; Escenas de las tropas zapatistas, en fecha indeterminada, y otras sobre el maderismo en Guanajuato hasta reunir 39 rollos de películas. Con el dispositivo patentado por Noriega Colombres, Ángel E. Álvarez sonoriza en 1929 Alas de gloria.
“Indalecio Noriega… registró un invento referente a un aparato sincronizador de cinematógrafo con fonógrafo combinados. El invento consistía en ‘dos agujas que se mueven sobre un cuadrante: una de acuerdo con el fonógrafo y la otra de acuerdo con el cinematógrafo’. Por supuesto que al parecer sólo era una adaptación de los aparatos ya existentes. La novedad era que tanto el fonógrafo como el proyector cinematográfico, podían arrancar simultáneamente, con lo que las posibilidades de desincronización disminuían. Se trataba de un perfeccionamiento a mecanismos ya patentados en el extranjero.”
(80 años de cine en México, “El cine en México”, Aurelio de los Reyes, p. 50)
“El sincronismo era un aparato que conjugaba el fonógrafo o sincrofonógrafo y la cámara cinematográfica, ‘graba la palabra de los artistas mientras que toma sus movimientos y los exhibe matemáticamente con la misma precisión con que los ha tomado’. Dice uno de los documentos que presentó el familiar de Indalecio.”
(La Prensa, “Hace 68 años. Fue en México donde nació el cine sonoro”, Gerardo Román R., 29/07/1978, p. 38, Archivo de Esperanza Vázquez Bernal y Federico Dávalos Orozco)
Una de las búsquedas más insistentes fue el esfuerzo por sonorizar el cine. Edison y Pathé sincronizan películas con cilindros fonográficos. El hispanomexicano, Indalecio Noriega, siguiendo una línea similar, lo intenta con su “sincrofonógrafo”. Gracias a su invento, Indalecio Noriega se suma a los testigos privilegiados del maderismo con Enrique Rosas y los Hermanos Alva. Desafortunadamente, los discos con los registros sonoros que acompañan las filmaciones se pierden; el material que sobrevive se encuentra depositado en la Filmoteca de la UNAM.
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