Director, productor, guionista y editor. En su adolescencia es seducido por las sesiones cinematográficas ofrecidas por la popular compañía fotográfica “Napoleón”, una saga de fotógrafos profesionales en Barcelona, que le sirven como escuela formativa. Pionero del cine sonoro de su país, Francisco Elías Riquelme, destaca en su juventud por el trabajo como especialista en traducción e impresión de películas mudas. Perfectamente trilingüe en español, inglés y francés, a la edad de dieciocho años abandona su rutinario trabajo en una compañía de tranvías en Barcelona y se muda a París, con objeto de avanzar en el estudio de la técnica cinematográfica.
En 1910, la Casa Gaumont de París lo contrata como traductor de los títulos de sus películas. Estudia Filosofía y Letras en las universidades de Barcelona, Lieja y en La Sorbona de París, donde concluye la carrera en 1913. Con el conocimiento adquirido en la Ciudad Luz, y a raíz de la Primera Guerra Mundial, regresa a España en 1914 para fundar una sucursal de la Casa Eclair en Barcelona, llamada Manufactura del Film.
Al año siguiente, viaja a Nueva York, donde crea la compañía Elías Press Inc. para la traducción y subtitulaje de las películas mudas que se distribuyen en Hispanoamérica y, en 1920, realiza su primer trabajo fílmico, A Perfect Fit, cortometraje en el que participa Manuel Noriega. En 1921 participa en otros cortometrajes con el cómico mexicano Charles Amador, en Hollywood, y con el torero Rodolfo Gaona, en El Paso, Texas, para luego rodar en territorio mexicano, Epopeya, un documental acerca de Pancho Villa, del que hasta la fecha no se sabe cuál fue su destino.
De vuelta en España, en 1928 filma su primer largometraje, El fabricante de suicidios y El misterio de la Puerta del Sol, primera película sonora del cine español, mediante el sistema Phonofilm.
En 1930, al lado del productor francés Camille Lemoine, Francisco Elías Riquelme funda los Estudios Orphea, en Barcelona; tras ser el encargado de la cinematografía de La Generalitat catalana durante la Guerra Civil española, y pese a su posición conservadora, llega a filmar dos largometrajes de ficción en territorios sublevados, Bohemios/1937 y ¡No quiero… no quiero!/1938 este último basado en un tema de Jacinto Benavente, los cuales continúan exhibiéndose en la época franquista; ejerce de director artístico del Sindicato de la Industria del Espectáculo dependiente de la anarquista Confederación Nacional del Trabajo (CNT).
Francisco Elías Riquelme emigra a México en 1938, donde reanuda su trayectoria fílmica como guionista de El signo de la muerte/Chano Urueta 1939; Ya tengo a mi hijo/Ismael Rodríguez 1946 y argumentista de Mujeres y toros/Juan José Segura 1939. Dirige en nuestro país ocho películas entre 1939 y 1947, siendo la primera: Calumnia/1939, una comedia ranchera, filmada en los estudios de la Universidad Cinematográfica, sobre una muchacha “marimacho” llamada Carmen (Susana Guízar), de bruscos modales y poca femineidad, que es acusada de tener un hijo fuera del matrimonio, finalmente el calumniador confiesa la verdad y la joven puede casarse con el ingeniero Arturo Rivas (Ramón Vallarino), su verdadero amor.
Continúa con el melodrama Mi madrecita/1940, al que sigue ese mismo año El milagro de Cristo, una visión diáfana de la reciente Guerra Civil Española, cercana a los postulados de los falangistas. La epopeya del camino/1941, es un esbozo elogioso de los sistemas de comunicaciones en el país, sin duda su película más exitosa en México, estelarizada por Pedro Armendáriz y María Luisa Zea.
Sierra Morena/1944 cuya acción está ubicada en su natal Andalucía, filmada en locaciones de Texcoco y los Estudios Azteca, trata de las desventuras de Juan Manuel, el jefe de una partida de bandoleros (Juan José Martínez Casado) que por el amor de la gitana Rocío mata a un hombre, se desatan una serie de venganzas, pero finalmente Juan Manuel encuentra un nuevo amor en Rosariyo (Paquita de Ronda); todo esto enmarcado con un repertorio de pasos flamencos antiguos, cantos, bailes y fandanguillos para recrear el ambiente andaluz.
Cierra su ciclo en México con No te dejaré nunca/1947, cinta producida por el STIC, en ese entonces sindicato inhabilitado por el presidente Ávila Camacho para filmar largometrajes de ficción, organización de trabajadores que ingenuamente creyó que nadie se enteraría de su participación en este intrincado melodrama policíaco, ubicado en París, sobre un triángulo amoroso, con consecuencias fatales, que protagonizan: Anita Blanch, Tito Novaro y Guillermo Núñez Keith. Resultado: Anita Blanch y Tito Novaro no trabajaron durante tres años, hasta que obtuvieron el perdón del STPC, y Francisco Elías Riquelme en 1948 parte de regreso a España, donde tras seis años de inactividad dirige su última cinta, Marta/1954. Su obra contempla un total de 20 largometrajes, cortometrajes y documentales.
Hijo de un maestro de escuela, emigrado a Barcelona durante los últimos años del siglo XIX, Francisco Elías Riquelme recibe una estricta educación basada en el aprendizaje de idiomas y en el conocimiento de los grandes clásicos de la cultura universal. Es discípulo y colaborador como guionista del cineasta francés Léonce Perret, a quien se le atribuye la invención del primer plano o close up. Algunas de sus películas mejor aceptadas en España son Boliche/1933, de ambiente argentino y que estableció, además de España, récords de asistencia en Cuba, Argentina y Nueva York, así como Rataplán/1935 y María de la O/1936, que a su vez impuso nuevo récord de taquilla en Madrid y Buenos Aires.
Los últimos años de su vida se aboca a la traducción de textos literarios para algunas editoriales nacionales. Muere olvidado por casi todos los profesionales del cine español.
Francisco Elías Riquelme, sobre: El misterio de la puerta del sol
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