CASTRO AROZAMENA, VÍCTOR MANUEL “GÜERO”

Director de cine, bailarín, actor, argumentista, inicia sus estudios de bachillerato en el Colegio Militar, los que interrumpe por tener la necesidad de trabajar tras la muerte de su padre. Asiduo asistente a los foros cinematográficos y con aptitudes para el baile, decide ganarse un lugar en la industria fílmica, objetivo que logra al aparecer primero como extra en varias cintas, y luego con su debut formal como actor en Voces de primavera/Jaime Salvador 1946. A ésta le siguen más apariciones incidentales como bailarín, algunas veces como solista y otras como integrante del ballet de José Silva, al que se une a finales de los años cuarenta. Trabaja en doblaje dándole su voz a algunos personajes de Looney Tunes como El Pato Lucas (1948-1968), El Gallo Claudio (1951-1960), Elmer Gruñón (1948-1968), al Grynch (1966) además de varios personajes de series televisivas estadunidenses. A partir de Piernas de oro/Alejandro Galindo 1957, se inicia como argumentista y empieza a hacer papeles de actor cómico, trabajando como tal en más de 40 cintas y, en 1962, realiza sus primeros guiones para Las Chivas Rayadas y Los fenómenos del futbol, ambas filmadas al mismo tiempo y dirigidas por Manuel Muñoz. Incursiona como actor, escritor y director, tanto en el ámbito teatral –terreno en el que destaca como prolífico autor de obras taquilleras, algunas con más de 2 500 representaciones como “Las ficheras” o “Salón México”–, como en la televisión, donde realiza los libretos de diversos programas de corte cómico y altos índices de audiencia.

En 1974 Víctor Manuel “Güero” Castro es contratado por la productora de los hermanos Calderón para que, basado en una sus obras de teatro, realice un argumento que adapta Francisco Cavazos y que se convierte en la cinta capital del subgénero del cine de ficheras, Bellas de noche/Las ficheras/Miguel M. Delgado, que reditúa enormes ganancias en taquilla a sus productores y con la que Castro cobra auge como escritor cinematográfico de gran arraigo popular, fama que confirman Las ficheras/Bellas de noche II/Miguel M. Delgado 1976 y Las cariñosas/Rafael Portillo 1978, entre otras. En 1980, de nuevo bajo el auspicio de los Calderón, con Cavazos como su colaborador y tomando como base una obra de teatro, debuta como director con La pulquería, cinta representante de las sexycomedias, subgénero al que aplica una serie de variaciones anecdóticas al ya entonces agotado cine de ficheras. Esta fórmula fílmica del “Güero” Castro se vuelve la más taquillera e imitada en la década de los ochenta, con títulos como Sexo contra sexo/1980, Huele a gas/1985, Un macho en la cárcel de mujeres/1987, o su primera cinta como productor, Los hojalateros/1990, además de una curiosa experiencia en el género melodramático con Noches de ronda/1991. Después de filmar Mi novia ya no es Virginia/1993, continúa su carrera como director en la industria del videohome, en la que acumula más de 60 títulos.

En 2005 la Sociedad Mexicana de Directores, Realizadores de Obras Audiovisuales le entrega la Medalla de Plata al Mérito del Director por sus 25 años como realizador de cine. Continúa dirigiendo videohomes hasta 2010. Tras ingresar al hospital por una neumonía, su salud empeora y deriva en un infarto al miocardio, lo cual finalmente le trae la muerte el 17 de diciembre 2011, a los 87 años de edad.

“Soy atacado injustamente. Yo no tengo la culpa de que la gente necesite distracción. Yo vendo diversión, risas. Además, las majaderías no las inventé yo, sino el mismo pueblo que ahora se ríe de ellas. Por si fuera poco, las picardías, y con sentido peyorativo, realmente ofensivo y no en tono de diversión, las escuché por primera vez en el teatro ‘culto’, y extranjero, concretamente en ‘Aquel tiempo de campeones’, en ‘Cuarteto’, en ‘Los chicos de la banda’. Curiosamente, la experiencia indica que el público acude a las salas de comedia atraídos por el ‘gancho’ del título. Sin embargo, se divierte más con los ‘albures’ que con los desnudos o situaciones relacionadas con el sexo. Sé que a la gente les molestan las referencias a cuestiones sexuales, las que aparentemente fueron a ver.

Del ‘Güero Castro‘ se ha dicho que es un ‘pelado’, ‘grosero’, ‘pornográfico’ y se han utilizado las palabrotas que éste usa para definirlo. Todo lo acepta o al menos lo consiente con resignación franciscana, pero no la ‘ofensa’ de que le achaquen que ‘la gente se aburre e, indignada, abandone la sala’.”

(El Sol de México, “Las majaderías no las inventé yo: Güero Castro”, Emilio Valencia, 09/01/1979)