Antes de alcanzar la mayoría de edad, Vicente Oroná emprende el camino de Uruguay a Hollywood. Debuta como intérprete en la obra “Tierra Baja”, escenificada en el Teatro Bonito de Los Angeles para la Compañía Dramática de Virginia Fábregas. Durante la época del cine mudo, se inicia como extra en el filme Los diez mandamientos/Cecil B. de Mille 1923. En ese mismo año, el director Ernst Lubitsch le da un papel secundario –el primero de su carrera– en el filme Rosita/1923 protagonizada por Mary Pickford.
Continúa actuando en cintas como The shooting of Dan Mc Grew/Clarence G. Badger 1924, The sirein of Seville/Jerome Storm/Hunt Stromberg 1924 y Lady Robin Hood/Ralph Ince 1925. En 1924 participa en la película Cafe in Cairo/Chester Withey, en donde por primera vez aparece su crédito en pantalla.
Se traslada a México y en 1934 la productora Mex-Arte le compra el argumento para la película Cruz Diablo/Fernando de Fuentes 1934, en la que también actúa, historia sobre las aventuras del espadachín justiciero y enmascarado Cruz Diablo, ubicadas en la Nueva España en el siglo XVI, personaje que marca con su espada una cruz en la frente de sus enemigos, inspirado en el personaje “Cruz Mandinga” cuyas aventuras, Oroná escucha en su niñez.
Poco después trabaja en películas escritas por él como Mater nostra/Gabriel Soria 1936, Abnegación/Rafael E. Portas 1937 y Luna criolla/Raphael J. Sevilla 1938. En 1940 dirige su ópera prima Viejo nido, con diálogos, guion, argumento y producción propios, que se estrena cuatro años después de su filmación, sobre las penurias y logros de una familia de actores de teatro protagonizada por Prudencia Griffel, Alfredo del Diestro y Carmen Hermosillo, entre otros.
Ya como director vuelve a llevar al cine su personaje con El hijo de Cruz Diablo/1941 protagonizada por Tomás Perrín, Lupita Gallardo y René Cardona, entre otros, que trata del espectro de Cruz Diablo, que en realidad es su hijo (Tomás Perrín) quien venga a su padre. Trece años después realiza la última película de la saga con La sombra de Cruz Diablo/1954 con Rosita Arenas, César del Campo y Enrique Rambal, sobre las dificultades y encuentros con los enemigos de Cruz Diablo, ahora encarnado en su hijo “Chacho” (César del Campo) para lograr que la condesa Marcela (Rosita Arenas) se case con quien verdaderamente ama, el hijo de Cruz Diablo.
El tema del justiciero lo traslada al melodrama ranchero, ahora con Los gavilanes/1954, en la que el bandido Juan Menchaca (Pedro Infante), da dinero a los pobres y después de varias balaceras desenreda un lío familiar, descubre que es hijo del malvado hacendado don Bernardo (José Baviera) y hermano de Roberto (Ángel Infante), hijo de don Bernardo.
Con la película El látigo negro/1957 obtiene un gran éxito en taquilla. Protagonizada por Luis Aguilar (Cristian “El látigo Negro”) sobre el justiciero del látigo que defiende a la población de artesanos alfareros del infame hacendado don Remigio (José Baviera) quien ambiciona apoderarse de sus tierras, pues se dice que debajo hay uranio con el que piensa hacer una gran fortuna. La lucha del Látigo Negro, por defender a los pobladores y a su novia Lupita (Rosita Arenas), continúa en las secuelas El misterio del Látigo Negro/1957 y El Látigo Negro en el ánima del ahorcado/1957.
Su penúltima película, Los jinetes de la bruja/En el viejo Guanajuato/1965, resulta bien recibida por el público. Trata sobre el ranchero Pedro (Manuel Arvide) que es acusado injustamente de asesinar a un titiritero (Antonio Raxel). Su hija Rosita (Alicia Bonet) pide ayuda a la Bruja Salomé (Kitty de Hoyos) para hacer justicia. En la trama aparecen elementos fantásticos y terroríficos muy convincentes, como un títere que camina sin hilos, un espantapájaros que tiene vida propia y el Chinaco Negro, fantasmal aliado de la bruja Salomé.
En 1990 recibe de la Sociedad Mexicana de Directores Realizadores de Obras Audiovisuales, la Medalla al Mérito por sus 50 años de trayectoria cinematográfica. Su filmografía como director abarca 25 películas, siendo la última: El tesoro de Atahualpa/1966.
VO.- “Yo soñaba junto a los mapas de la escuela rural de mi madre, que me alentaba, mis amigos se reían de mí… Sólo ella, mi madre, creía que mis sueños de niño se realizarían algún día, cuando el ‘Guri’ tuviera más edad, porque un menor no puede viajar solo a lugares en el extranjero. Mi madre ahorró durante años para que yo pudiera viajar y realizar mis deseos de ir a la remota California, de donde venía el cine. Yo no tenía más recursos que fugarme y emprendí el viaje como pude. Escapando a pie de la escuelita rural, crucé montañas y ríos, pantanos, pampas y selvas remotas. Atrás venía mi madre, buscándome, deseando encontrarme para que siguiéramos viviendo juntos, pero nunca me encontró. El ‘Guri’ iba detrás de sus sueños acompañado sólo de la Virgen de Luján que la madre le había dado.”
(Sociedad Mexicana de Directores-Realizadores de Obras Audiovisuales, S. de C. de L. P., Discurso de Vicente Oroná con motivo de la entrega de la medalla por sus 50 años de Trayectoria Cinematográfica)
Después del larguísimo viaje de Uruguay a Hollywood, se da a la tarea de convertirse en director de cine, el único gran sueño de su vida; sin embargo, no es sencillo, aunque el contacto con algunos directores como Ernest Lubitsch lo impulsan para familiarizarse con la industria cinematográfica. En la película The sirein of Seville/1924 alterna con actores mexicanos, entre ellos, el torero y actor Manuel de los Ríos quien actúa en El Automóvil gris/Enrique Rosas 1919.
Obtiene su primer papel importante como actor en Cafe in Cairo, es con esta película y al pasar de los años, que su madre sabe de él por personas que le comentan que el nombre de su hijo se encuentra impreso en los carteles que anuncian la película en Uruguay. La madre asiste a la proyección del filme, lo reconoce en la pantalla y corre emocionada a abrazarlo, como si de verdad estuviera materializado; orgullosa grita al público que es su hijo, el que un día le prometió hacer cine. Pero no terminan ahí sus satisfacciones, poco tiempo después se estrena en Montevideo la gran película mexicana, Cruz Diablo/1934 donde pronto recuerda la historia, que de niño, Vicente le contaba repetida, casi obsesivamente, con el nombre de “Cruz Mandinga”.
Por otro lado, Cruz Diablo trasciende la pantalla y las aventuras del espadachín son publicadas en una historieta homónima por la editorial Cartones de 1945 a 1953.
Vicente Oroná triunfa en México
Fragmento de “Los Gavilanes”
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