GONZÁLEZ DUEÑAS, DANIEL

Cineasta y escritor de poesía, novela, teatro y ensayo. Estudia Filosofía en la UNAM, Literatura Dramática en el CUT y toma varios cursos de Fotografía, Pintura y Diseño en distintos países. Pertenece a la primera generación del CCC (1975), centro en el que dirige los cortometrajes de ficción Pelota/1976, La suma del horizonte/1977 y Bionda/1978. Su tesis profesional, La selva furtiva/1979, mediometraje esotérico, recibe la nominación al Ariel por Mejor Cortometraje de Ficción en 1980. Es asistente de dirección de Jaime Humberto Hermosillo en Amor libre/1978, de Alfredo Joskowicz en El caballito volador/1981 y de Joseph Sargent en Roses/1983. En 1982 obtiene el Premio Poesía Joven de México por “Apuntes para un retrato de Alejandra”. Dirige, de Historias violentas/1984, el episodio Reflejos. Escribe el guion “Retrato de Alejandra”, que obtiene una mención honorífica en el Primer Concurso Nacional de Guiones Cinematográficos.

Alejado de la realización fílmica, se ha dedicado a la labor literaria; sus textos han aparecido en diversos suplementos y revistas de México, así como en otros países. En 1986 publica el libro de ensayos “Luis Buñuel: la trama soñada”. Recibe el premio de novela José Rubén Romero por “Semejanza del juego” en 1987. Al año siguiente, se le otorga el Premio Nacional de Poesía Ciudad de La Paz por “La raíz eléctrica”. En 1994, el FONCA lo beca para viajar a París y hacer una investigación sobre la vida y obra de Georges Méliès. En 1995 recibe el Premio Nacional de Cuento por el libro “La llama de aceite del dragón de papel” y en 1998 el Premio Nacional de Ensayo Literario por el libro “Las figuras de Julio Cortázar”.

Continúa con su carrera literaria que incluye entre otros trabajos: “Méliès: el alquimista de la luz. Notas para una historia no evolucionista del cine” (ensayo-monografía), 2001; “Libro de Nadie” que obtiene el Premio Hispanoamericano de Ensayo Casa de América/Fondo de Cultura 2003; “Rosa Blanda” (novela corta), 2009; “Mil usos curativos del fuego” (Armónicos) (poesía experimental), 2011; “Mirador en una cuerda floja” (Hollywood y el lado oscuro del realismo / Tradición y ruptura: el conflicto esencial) ensayo, 2012; “Rayuela: cuaderno de lectura” (Un tránsito por la novela de Julio Cortázar) ensayo, 2014 y “Alteroscopio” (Cuaderno de lectura sobre metáfora y visión), 2017.

¿Qué experiencia le deja la dirección cinematográfica?

DGD.- Algo a mitad de camino entre la fascinación y la exasperación, entre el éxtasis y el extenuamiento, entre el delirio forzosamente razonado y la razón en el maravilloso instante en que toca la demencia.

¿Tiene pensado volver a dirigir?

DGD.- En realidad nunca pensé hacer una ‘carrera’ cinematográfica. Sólo me interesaba dirigir tres largometrajes: ‘Retrato de Alejandra’, ‘A lo mejor todavía’ (la versión fílmica de mi obra de teatro) y ‘Adán y Eva’ (un guion que trabajé con Jaime Sabines adaptando imposiblemente su poema homónimo). Cada uno de estos proyectos –como todo proyecto– tuvo su momento de máxima fascinación en que debió haberse hecho; por largos y complejos procesos –tanto personales como inherentes a lo que es el cine mexicano y, en última instancia, el cine en cualquier parte– no pudieron ‘levantarse’ y fueron quedando atrás. Eran proyectos extremadamente difíciles y arriesgados en los que –lo digo sin ninguna pretensión ni retórica– me jugaba el todo por el todo. Hoy no sé si podría recuperar tal fascinación, tal capacidad de suicidio y de entrega más allá de lo imaginable, con objeto de dirigirlos. En todo caso, sería lo único que me interesaría dirigir, y por eso he rechazado cualquier otro encargo después del episodio Reflejos de Historias violentas. Tampoco soy muy bueno para convencer a la gente de creer en mi trabajo y apoyarlo. Prefiero dedicarme a hacer lo que puedo en donde se puede.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Irving Torres Yllán, 19/05/2000)