Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

Sinopsis: Es 1913-1914, período cumbre en la Revolución Mexicana. Las victorias de Villa son leyenda. Por eso Tiburcio Maya y cinco de sus amigos deciden unirse a sus tropas. Se presentan como los “Leones de San Pablo”. Villa los recibe con los brazos abiertos mientras reparte maíz al pueblo. Pronto comienzan a destacar por su valentía, en especial un día que Villa quiere capturar una ametralladora, acto heroico que le cuesta la vida a Máximo. Los cinco amigos restantes siguen enfrentándose en todo tipo de escaramuzas de las que salen victoriosos. Un día comienzan algunos a tener dudas sobre la pertinencia de permanecer en la revuelta. En otro combate muere Martín. Los cuatro restantes planean una estratagema para sorprender a los soldados federales. No funciona su falsa palabra de rendición y tres de ellos son encarcelados y condenados a ser fusilados. En el rescate, muere Rodrigo. Los restantes son ascendidos a mayores por el propio Villa. Y convertidos en “Dorados”, o sea, integrados a su guardia de corps. Celebran en una cantina jugando ruleta mexicana, que consiste en apagar la luz y arrojar una pistola cargada al aire para esperar a ver a quién le toca la bala. Queda malherido Melitón. Como se había dicho que el más cobarde recibiría el balazo, Melitón demuestra no ser tal y se suicida. Sólo Becerrillo y Tiburcio sobreviven. Reciben la orden de subirse al tren porque irán a Zacatecas. Rodrigo está enfermo. En el viaje se revela que padece viruela. Villa decide bajarlo del tren y seguir el consejo que el médico le da: quemar todas sus pertenencias, incluso al mismo Rodrigo, para que no se propague la enfermedad y diezme sus tropas. Tiburcio recibe la orden del General Fierro: debe matar a Becerrillo. Tiburcio cumple. Villa asiste a la cremación de Rodrigo. Pide a Tiburcio se aleje y le exige espere en ese lugar hasta ser llamado. Tiburcio desaparece en la noche. Hasta aquí la versión censurada que se consideró el corte oficial desde su estreno.

En 1973 la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México restauró el siguiente colofón, exhibido diez años después cuando el filme pasó por televisión: Tiburcio vive la tranquila vida que deseó con su mujer e hijos. Un inesperado día pasa el general Villa por su casa. Es invitado a comer. Villa aparenta comprender por qué Tiburcio abandonó la Revolución. Acabando la comida, pide a Tiburcio salga. Platicando con sus ex compañeros de andanzas, Tiburcio escucha dos disparos: Villa ha matado a su mujer y a su hija de 9 años. Loco de rabia, Tiburcio arrebata un rifle con la intención de matar a Villa. Duda en hacerlo y el general Fierro le mete un balazo por la espalda. Villa se molesta con Fierro porque cree que Tiburcio nunca lo habría asesinado. Se lleva al hijo menor de Tiburcio al grito de “ahora sí, ¡vámonos con Pancho Villa!”.

Fue en su momento la película más costosa del cine mexicano, la más ambiciosa, la más crítica en su retrato del caudillo mitológico de la Revolución. Concebida a base de planos casi siempre fijos y montaje muy ágil para los años en que fue filmada, Fernando de Fuentes entregó una historia que iba a tener dos lecturas: la del caudillo como dador de vida, y asimismo como traicionero a la lealtad de sus soldados. Las contradicciones de la Revolución y su desencanto ante la misma, seguro provocaron que en el periodo presidencial del general Lázaro Cárdenas (1934-1940) la censura ejerciera su poder y le extirpara doce minutos limpios de metraje, precisamente todo el polémico y durísimo final. Mucho se corrió el rumor que el régimen intervino directamente en salvar a la naciente compañía Cinematográfica Latinoamericana S. A. Para que no se fuera a la quiebra después de esta cinta, en la que el gobierno intervino proporcionando muchos elementos de producción como armas, uniformes, tropas y hasta logística, aparentemente se llegó al acuerdo con la empresa de solventar sus gastos a cambio de mutilar el filme.

Relato sobre la amistad viril y las heridas que produce ser protagonista en la historia con mayúsculas, el filme contiene una férrea estructura dramática, llamativa por la sencillez de cada acción y lo nítido del trazado de personajes, incluso con rasgos de humor, como la secuencia en la que el pianista coloca su cartel para que no le disparen. De Fuentes, que en su juventud fungió como secretario del general, luego presidente Venustiano Carranza, filmó con mirada desapasionada el ejercicio del poder absoluto y la inutilidad del heroísmo; consiguió una obra maestra contundente acerca de lo que consideraba errores de origen en la ideología de la Revolución mexicana. Jamás el cine mexicano se volvió a atrever a tanto.

Ficha artística: Antonio R. Frausto (Tiburcio Maya): Domingo Soler (Pancho Villa); Manuel Tamés (Melitón Botello); Ramón Villarino (Miguel Ángel del Toro, Becerrillo); Rafael F. Muñoz (Martín Espinosa); Raúl de Anda (Máximo Perea); Carlos “Chaflán” López (Rodrigo Perea), Alfonso Sánchez Tello (Gral. Fierro), Dolores Camarillo (esposa de Tiburcio); Silvestre Revueltas (pianista).

Ficha técnica: Productora: CLASA Films Mundiales, México; Productor: Alberto J. Pani; Guion y adaptación: Xavier Villaurrutia y Fernando de Fuentes, basados en la novela homónima de Rafael F. Muñoz; Supervisión del guion: C. Argüelles y Celestino Gorostiza; Fotografía: Jack Draper y Gabriel Figueroa (en blanco y negro); Edición: José Noriega; Música: Silvestre Revueltas; Escenografía: Antonio Ruiz y Mariano Rodríguez.

Estudios y laboratorios: CLASA; Duración: versión original, 100 minutos; versión censurada, 88 minutos; Estreno: Cine Palacio, Ciudad de México, 31 de diciembre de 1936.