Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)
(Coordinación México, Perla Ciuk)
Sinopsis: A principios del nuevo milenio y ante la devastadora situación económica de nuestro país, la ceguera de las instituciones y funcionarios que se dedican a buscar salidas diferentes para una cinematografía sin rumbo, surge la respuesta inteligente de nuevos jóvenes cineastas y productores, empeñados en contar sus historias a pesar de la crisis. Fue el caso de Temporada de patos de Fernando Eimbcke. Un filme sencillo -en apariencia-, que aporta varios y profundos trazos sobre esa cultura del sinsentido juvenil y lo hace además de manera entretenida, en la historia de dos niños-adolescentes, quienes se encierran en un departamento dispuestos a consumir alimentos chatarra y videojuegos, al tiempo que son interrumpidos por una extraña y simpática vecina, un repartidor de pizzas y un apagón de luz que cambia sus planes.
Un domingo cualquiera, en la Unidad Santiago Tlatelolco, edificio Niños Héroes Departamento 803 a las 11 de la mañana. Con el tema musical de “Un pato” con Joao Gilberto, la eficaz cámara de Alexis Zabé en un limpio blanco y negro, capta instantáneas de los alrededores: una ciudad que se cae a pedazos pero que palpita en cada esquina, en sus graffitis y en sus canchas de básquetbol y columpios para los pocos niños que aún se atreven a salir a las calles. Juan Pablo apodado Moko (Diego Cataño) y Mario El Flama, (Daniel Miranda), con su consola de X Box, sus coca-colas y botanas, son un retrato fiel de una generación hedonista e irresponsable que no aporta nada -en apariencia-, con su lenguaje altisonante y expresiones vacías (“No mames, güey, ojete, no manches, pendejo, me vale pito”), o su insistencia en obtener dinero sin hacer nada.
Con una sola locación y cuatro personajes, Eimbcke, autor además del guion con la colaboración de Paula Markovitch, explora la pereza generacional de sus personajes y el rompimiento emocional que supone la vecina Rita (Danny Perea), cuyo pretexto es hornear un pastel (“Es mi cumpleaños, se les olvidó en la casa”, dirá más tarde) y sigue el recorrido en motocicleta de Ulises (Enrique Arreola), el repartidor de “Telepizza, la pizza amiga”, obligado a subir por la escalera los ocho pisos para hacer su entrega y la discusión que provoca los supuestos 11 segundos de tardanza que equivalen a pagar o a no pagar el producto: un asunto que acaba -también en apariencia-, resolviéndose por la vía de un videojuego de fútbol, lo que implica nuevas discusiones y salidas insospechadas, en las 9 horas de un domingo que el realizador sintetiza en 90 minutos de cine inteligente y subversivo.
Varios tiempos muertos como alegoría del letargo adolescente (“Voy a la escuela, oigo música, juego maquinitas”). Las experiencias hormonales que van del primer beso de “lengüita”, a las fantasías sexuales masculinas que incluyen revistas porno y sueños de indefinición sexual. La marihuana como relajante escapista en una de las secuencias más logradas. Referencias a los Beatles (álbum rojo y azul, “John Lennon era mujer ¿no sabías?”) y a las familias disfuncionales en una urbe caótica (“Cualquier chingadera es pretexto para pelearse”). La ópera prima del joven Eimbcke -autor de cortos notables como No sea malito/2003, video contra la corrupción, sobre un hombre en silla de ruedas que es atropellado, o La suerte de la fea/2002-, es un relato realista y fresco que carece de las pretensiones intelectuales de filmes similares como Y tu mamá también/Alfonso Cuarón 2000, para convertirse en un eficaz, divertido y brillante acercamiento a esos monstruos con acné como son han sido vistos los chavos de nuestro cine.
Finalmente, lo mejor de Temporada de patos es que propone un acercamiento sutil al universo adolescente fuera de toda moralina, en la que sus personajes terminan por aprender de sí mismos, de sus abandonos y pérdidas emocionales, de su automarginación compartida, o sus sueños de evasión representada en esa bucólica pintura que emigra por las avenidas de un México nocturno. Y demuestra además, que no son necesarios los grandes presupuestos, los efectos especiales, ni las grandes figuras: con un puñado de actores desconocidos todos excelentes, entusiasmo e inteligencia, se puede levantar un proyecto de calidad digno y notable.
Ficha artística: Danny Perea (Rita), Enrique Arreola (Ulises), Daniel Miranda (Mario El Flama), Diego Cataño (Juan Pablo Moko), Carolina polito (mamá de El Flama), Antonio Zúñiga (señor pulcro), Alfredo Escobar (señor sudoroso).
Ficha técnica: Productora: Alfonso Cuarón, Frida Torreblanca, Jaime Bernardo Ramos; Productor ejecutivo: Christian Valdelievre; Argumento y Guion: Fernando Eimbcke, con la colaboración de Paula Markovitch; Fotografía: Alexis Zabé (blanco y negro); Montaje: Mariana Rodríguez; Sonido: Antonio Diego, Lena Esquenazi, Miguel Hernández, Dan Paikin, Sergio Zavala; Música: Liquits; Escenografía: Luisa Guala. Duración: 90 minutos.
Estreno: 22 de octubre 2004. Clasificación: B 15.
Premios: Premio especial del jurado en el Festival de Cine de París Ille-de-France. 7 Mayahueles de Oro en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, entre ellos: Mejor Película, Director, Actriz. 11 Arieles, entre ellos: Mejor Ópera Prima, Película, Dirección, Actor, Actriz, Guion, Fotografía, Montaje, Música, Sonido, Diseño de Arte.
Bilbiografía:
Revistas: Letras Libres (abril 2007).
El Ángel suplemento cultural del diario Reforma (19 de diciembre 2004).
Una mirada Insólita. Temas y géneros del cine mexicano, Rafael Aviña.
RAFAEL AVIÑA
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