Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberoamericano España, Portugal y América. (2012)
(Coordinación México, Perla Ciuk)
El 14 de agosto de 1896 se realizó la primera exhibición en México del cinematógrafo Lumiere. Durante la etapa del Cine Mudo (1896-1929) las fuentes bibliográficas registran una incipiente producción de “vistas”, reportajes testimoniales breves, varios documentales de medio y largometraje, y dos largometrajes de ficción producidos en el período prerrevolucionario comprendido entre 1896 y 1910.
Entre 1911 y 1915, los años más cruentos de la Revolución mexicana, se siguen filmando registros testimoniales y no es hasta el lustro siguiente (1916-1920) que se retoma la producción esporádica de largometrajes de ficción, cuarenta en total durante esos cinco años, en los que se pueden señalar cuatro datos interesantes: 1) la publicación el 23 de junio de 1913 del Primer Reglamento Cinematográfico donde se establecían algunas restricciones a la exhibición; 2) la creación en 1917, de la clase de Preparación y Práctica Cinematográfica en la Escuela Nacional de Música y Artes Teatrales, adscrita a la Dirección General de Bellas Artes; 3) el Reglamento de Censura Cinematográfica, emitido el 1° de octubre de 1919, por la Secretaría de Gobernación (Ministerio del Interior) donde se establece la creación de un Consejo de Censura encargado del “examen y revisión de cintas y vistas” destinadas a la exhibición pública; y 4) la instalación, del primer Laboratorio Cinematográfico que empieza a funcionar en 1920. En 1921 se forma la Unión de Trabajadores Confederados del Cinematógrafo, que más tarde se transformará en el Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC). Entre 1921 y 1928 se produjeron en México 62 largometrajes de ficción, un promedio de casi 8 por año.
La etapa del Cine Sonoro se inicia en el país en 1929, con la producción de dos películas que utilizan el sistema de disco de pasta, y en 1931 se filma “Santa” la primera película mexicana con sonido óptico. Con este sistema, que cuenta con patente nacional, ya dominado técnicamente, el volumen de producción aumenta rápidamente en cinco años, pasando de 21 películas en 1933 a 58 en 1938. Se fundan en 1934 los Estudios San Ángel. Surgen también en ese año: la primera agrupación patronal, la Asociación de Productores Mexicanos de Películas, y la Unión de Trabajadores de Estudios Cinematográficos de México (UNITECM), que se integrará al STIC, un sindicato nacional de trabajadores que abarca los tres sectores de la industria: producción, distribución y exhibición, que quedará constituido el 4 de octubre de 1939, con el nombre de Sindicato de Trabajadores de la Industria Cinematográfica, Similares y Conexos de la República Mexicana.
En 1935, una nueva empresa, Cinematográfica Latinoamericana, S.A. inaugura los Estudios CLASA, dotados con la infraestructura y el equipo técnico más moderno del momento, y produce una de las películas más importantes de la época: “Vámonos con Pancho Villa”. Se publica la reforma Constitucional del Artículo 73, fracción X, que faculta al Congreso para legislar en materia de cine. En 1936, con 25 miembros, se funda la Unión de Directores Cinematográficos de México, y se filma “Allá en el Rancho Grande” la película de mayor éxito comercial de esos años. En 1938 se propone en el Congreso por primera vez la creación del Banco Refaccionario Cinematográfico, pero la idea no se concreta. Los Estudios Azteca, con una extensión de 75 mil metros cuadrados, 18 foros, alberca para escenas acuáticas, grandes terrenos para filmación en exteriores y laboratorios de imagen y sonido muy bien equipados se inauguran en 1939.
Debido a que se producían más películas nacionales de las que se exhibían, en octubre de 1939, un decreto del presidente Lázaro Cárdenas impone a las salas cinematográficas del país la obligación de exhibir, por lo menos, una película mexicana cada mes. Ante el severo descenso de la producción, que en 1940 es de 27 películas, prácticamente la mitad de lo alcanzado en 1938, se crea la Comisión Mixta para el Fomento de la Industria Cinematográfica, que intenta resolver los conflictos surgidos entre los productores, los distribuidores y los miembros del sindicato.
Para otorgar por primera vez premios a las películas mexicanas, se forma en febrero de 1940, un Comité Nacional de la Industria (antecedente de lo que será más tarde la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas), en el que participan directores, escritores, publicistas, gente del gobierno, miembros del STIC y periodistas gremiales. Estos últimos fundan también en ese año la Asociación de Periodistas Cinematográficos de México (PECIME) que otorgará premios a partir de 1941.
Tres factores externos van a propiciar un aumento importante en la producción mexicana, que entre 1941 y 1945 puede expandir su mercado dentro y fuera del país, sobre todo en América Latina: 1) la zaga de la Guerra Civil en España, que afectó seriamente la producción de cine comercial en ese país; 2) la entrada de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial, lo que tuvo como consecuencia la disminución de la producción norteamericana a causa de las restricciones impuestas por el conflicto; y 3) la drástica disminución de producción de películas en Argentina, debido a la decisión del gobierno de ese país al declararse aliado de los alemanes, lo que tuvo como consecuencia que las empresas norteamericanas suspendieran la venta de material negativo y positivo, y otros insumos indispensables para la producción de películas a las empresas argentinas.
En 1941 se producen 38 largometrajes. Este volumen va aumentando rápidamente hasta alcanzar la cifra de 82 películas filmadas y postproducidas en 1945. El 14 de abril de 1942, se crea el Banco Cinematográfico, S.A., se constituye la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica (CANACINE), que agrupa al sector patronal. A la CANACINE tienen que inscribirse obligatoriamente todas las empresas dedicadas a la producción, distribución y exhibición de películas. Por Decreto Presidencial también se crea ese año el Departamento de Supervisión Cinematográfica de la Secretaría de Gobernación, y la primera reglamentación clasificando las películas en A, B, C, y D.
En 1943, la Secretaría de Educación Pública (SEP) con el apoyo del STIC funda la Academia Cinematográfica de México, para formar, sobre todo, los cuadros de personal técnico capacitado que pudiesen incorporarse a los equipos de producción que requería el rápido crecimiento del sector. Esta primera escuela mexicana de cine funcionó únicamente dos años, por razones que se explican más adelante. El 16 de octubre de 1944 se constituye la Sección 49 del STIC, integrada por los trabajadores de cualquier especialidad técnica, manual, artística o intelectual que intervienen en la producción de películas.
1945 es un año crucial para el cine mexicano. En febrero abren sus puertas los Estudios Cuauhtémoc, con 4 foros, cuartos de edición, sala de regrabación, y otras facilidades, pero sin laboratorio de imagen. El 16 de septiembre, fecha en que se conmemora la Independencia Nacional, se inauguran los Estudios Churubusco, S.A., con 13,500 m2, 12 foros, laboratorios de imagen y sonido, equipo de filmación, y amplios espacios para filmaciones en exterior. Estalla un conflicto al interior del STIC de donde se van a desprender varias secciones para formar un nuevo sindicato. Gracias a un Laudo emitido por el Presidente Manuel Ávila Camacho, el 14 de marzo de 1945 la Secretaría del Trabajo concede el registro al Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica de la República Mexicana, juntamente con sus Secciones de Técnicos y Manuales, de Autores y Adaptadores, de Compositores, de Filarmónicos, de Actores, y de Directores (STPC). El Laudo Presidencial obliga a las empresas productoras a contratar al STPC para la producción de películas de largometraje. El STIC conserva sus atribuciones nacionales en los sectores de exhibición y distribución, y una sección facultada para la producción de noticieros, material publicitario, cortometrajes y documentales.
Se crea la distribuidora de Películas Mexicanas, S.A. (PELMEX) para Centro y Sudamérica, España y Portugal. Debido a que el STPC se niega a aceptar como miembros del sindicato a los egresados de la Academia Cinematográfica, por considerar que pueden ser esquiroles del STIC, la SEP cierra la escuela ese año, y la Sección de Directores del STPC empieza a aplicar una política de “puertas cerradas” que durará prácticamente 20 años. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial y el regreso de las películas extranjeras al mercado local y al latinoamericano, decrece parcialmente la producción nacional durante 1946 y 1947.
El 3 de julio de 1946 se funda la entonces Academia Mexicana de Ciencias y Artes Cinematográficas, A.C. (AMCAC) ahora Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC), y en 1947 se reorganiza el Banco Cinematográfico, para convertirse, en Banco Nacional Cinematográfico (BNC). El 15 de mayo de 1947 la AMCAC entrega por primera vez los premios “Ariel” a lo mejor de la producción.
El 17 de octubre de 1947 se funda la distribuidora Películas Nacionales, S.A., integrada básicamente por miembros de la Asociación Mexicana de Productores, que desde junio de 1943 se había convertido en Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas, para ocuparse directamente de la distribución de sus películas dentro del país. Surge también en ese año, en la ciudad de Puebla, la Compañía Operadora de Teatros, S.A. (COTSA), que se constituirá en poco tiempo en la empresa que manejará la mayor y la más importante cadena de salas de exhibición en la República.
El 31 de diciembre de 1949 se promulga la primera Ley de la Industria Cinematográfica, cuyo Reglamento no se publicará hasta el 5 de julio de 1951, y la Ley será reformada el 15 de octubre de 1952. Tres aspectos fundamentales de esta Ley y su Reglamento determinarán el desarrollo de la industria en las dos décadas siguientes: 1) la disposición de que, para evitar el monopolio, una empresa puede tener actividades comerciales sólo en dos de los tres sectores, es decir, solamente puede producir y distribuir, pero no dedicarse a la exhibición, y viceversa, una empresa de exhibición puede dedicarse a la distribución, pero no a la producción; 2) la obligación de las salas de exhibición de otorgar un 50% del tiempo de pantalla a las películas mexicanas; y 3) la serie de restricciones y de artículos de censura establecidos en el Reglamento para obtener la autorización de exhibición comercial.
Las consecuencias de las nuevas circunstancias del mercado y de las iniciativas publicas y privadas tomadas entre 1947 y 1952 fueron las siguientes: 1) COTSA, la empresa de exhibición creció rápidamente hasta poseer el mayor y más importante número de salas de exhibición en el país, y sus ganancias no se reinvirtieron en el sector producción, que dependió básicamente del financiamiento del Banco Nacional Cinematográfico; 2) el grupo de productores más importante entró también a la distribución al crear Películas Nacionales, S. A. y con lo cual podían recuperar más rápidamente su inversión; 3) se redujeron los costos de producción con objeto de aumentar el volumen, ya que ahora la recuperación debía centrarse en el mercado nacional, 4) las distribuidoras norteamericanas se ampararon contra la disposición del 50% de pantalla para las películas mexicanas. Sin embargo, en términos numéricos, en 1949, se produjeron 108 películas, y entre 1950 y 1958, año en que se alcanzaron los 135 largometrajes (el volumen más alto de producción nacional en el Siglo XX), se filmaron y postprodujeron un promedio superior a las 105 películas por año.
En 1953, el director en turno del BNC diseñó el llamado Plan Garduño, para restarle fuerza al vigente monopolio de la exhibición en manos de COTSA, que priorizaba la proyección de cine norteamericano. El Plan consistió en convertir a los productores en accionistas mayoritarios de las distribuidoras PELNAL, PELMEX y de la nueva Cinematográfica Mexicana Exportadora, S.A. (CIMEX) que manejaría el material en el resto del mundo. Esta iniciativa que otorgaba anticipos, hasta de un 85% del costo de las películas, por parte de las distribuidoras a los productores, con financiamiento del BNC, contribuyó a mantener alto el volumen de producción anual, pero en detrimento general de la calidad.
En 1956, 47 de las 101 películas producidas, ya son filmadas y copiadas en color. Debido a los elevados costos de la nómina impuestos como conquistas laborales por el STPC, un grupo de productores adquieren y rehabilitan los Estudios Cuauhtémoc (que habían dejado de funcionar desde 1953) y los convierten en los Estudios América, S.A., para trabajar con la Sección 49 del STIC, facultada legalmente a hacer sólo cortometrajes. Pero uniendo tres partes de 30 minutos, se empezaron a producir largometrajes a menor costo.
Entre 1959 y 1969 se producen un promedio de 97 películas por año. Lo relevante en esa década es lo siguiente: 1) en 1960 empieza a funcionar la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); 2) en 1963 abre sus puertas el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), la escuela de cine de la misma UNAM; 3) el STPC lanza en 1964, la Convocatoria para el Primer Concurso de Cine Experimental (debutan nuevos directores con 12 películas); 4) en 1967, nuevamente por iniciativa del STPC se lanza el Segundo Concurso de Cine Experimental (se producen 7 películas); 5) estalla el Movimiento Estudiantil que es reprimido el 2 de octubre de 1968 (los estudiantes del CUEC filman los acontecimientos y se produce el documental “El Grito”/1968); 6) el 12 de octubre de 1968 se celebran las Olimpiadas en México; 7) en 1969 se forma el grupo Cine Independiente con cineastas jóvenes (en su mayoría formados en escuelas europeas), y empiezan a debutar como directores algunos egresados del CUEC.
El año de 1970, en el que todavía se registra una producción de 95 películas, puede considerarse un año en el que se hace más notable el relevo generacional de directores que será apoyado en el sexenio del Presidente Luis Echeverría (1970-1976), que nombra a su hermano Rodolfo Echeverría (actor con el nombre de Rodolfo Landa y exdirigente de la Asociación Nacional de Actores) como director del Banco Nacional Cinematográfico (BNC), quien procederá paulatinamente a retirarle el financiamiento a las empresas de la Asociación de Productores y Distribuidores, y a orientar los recursos del Banco hacía una estatización importante de la industria cinematográfica.
Sin el apoyo del BNC, la producción privada pasa de 73 películas en 1971 a 20 en 1976. Con recursos extraordinarios otorgados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), el BNC crea tres empresas productoras: Corporación Nacional Cinematográfica (CONACINE) y Corporación Nacional Cinematográfica de Trabajadores y Estado I (CONACITE I) que trabajan con el STPC en los Estudios Churubusco, que ya eran propiedad del Estado desde 1958, y Corporación Nacional Cinematográfica de Trabajadores y Estado II (CONACITE II) que trabaja con la Sección 49 del STIC en los Estudios América, que son adquiridos por el Estado durante ese sexenio. El Banco también adquiere todas las acciones de las distribuidoras internacionales de cine mexicano: Películas Mexicanas, S.A. (PELMEX), Cinematográfica Mexicana Exportadora, S.A. (CIMEX) y Azteca Films, S.A. Al no poder ni comprar ni nacionalizar Películas Nacionales, S.A. (PELNAL), más por razones políticas que económicas, crea Continental de Películas, S.A. una empresa que se ocupará de distribuir las películas producidas por las empresas estatales en el territorio nacional, Promotora Cinematográfica Mexicana, S.A. (PROCINEMEX) para elaborar todo el material publicitario correspondiente. Para completar la participación del Estado en los tres sectores de la industria, el Banco adquiere la totalidad de las acciones de Compañía Operadora de Teatros, S.A. (COTSA), que para ese momento, con 525 salas, era la empresa de exhibición más importante del país.
Por otra parte, a partir de 1971, funciona el Centro de Producción de Cortometraje (CPC), que realiza una gran cantidad de cortometrajes y otros materiales para la Presidencia de la República, relacionados con la gestión gubernamental; en 1972 la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) reanuda la entrega de Arieles (suspendida desde 1958); en 1974 se inaugura la Cineteca Nacional, que construye el BNC pero que va a quedar a cargo de la Dirección de Cinematografía de la Secretaría de Gobernación; y en septiembre de 1975 abre sus puertas el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), la escuela de cine oficial, que depende en ese momento del BNC. Las películas producidas por el Estado pasan de 5 en 1971 a 36 en 1976.
El llamado Cine Independiente, es decir el que no contaba con financiamiento de empresas productoras establecidas, ni de las empresas estatales, surgió a finales de los años sesenta como una salida alternativa al deterioro técnico y artístico del cine industrial. Con un volumen de producción limitado, el Cine Independiente, de mucho mayor interés estético que comercial, recupera la presencia y el interés en el cine mexicano en los festivales internacionales y en los recintos culturales, sobre todo a principios de la década de los setenta, y permanece como una opción de expresión vigente durante la década siguiente.
Entre 1977 y 1982, sexenio de gobierno del Presidente José López Portillo, la política cinematográfica del Estado cambia radicalmente debido a los siguientes factores y eventos: 1) el 17 de julio de 1977 se crea la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (DGRTC) que estará a cargo de Margarita López Portillo, hermana del presidente; 2) en septiembre de 1977 cierra sus operaciones CONACITE I, una de las productoras estatales; 3) en enero de 1979 se inicia la liquidación del Banco Nacional Cinematográfico (BNC) y todas las entidades y empresas estatales del sector cinematográfico pasan a ser coordinadas por la DGRTC; 4) el 26 de julio de 1979, con el pretexto de una supuesta defraudación multimillonaria durante la gestión de Rodolfo Echeverría, se desencadena una represión en el sector, con el encarcelamiento del exdirector del CPC y el CCC, del director en funciones de los Estudios Churubusco, y la destitución, detención, extorsión y persecución de otros funcionarios y cineastas que habían manifestado críticas a la gestión de Margarita López Portillo; 5) durante los meses siguientes hay un intento por parte de la DGRTC por cerrar el CCC; 6) el 24 de marzo de 1982, se incendia la Cineteca Nacional.
La producción estatal pasa de 45 películas en 1977 a 7 en 1982. Los productores privados, ya sin el apoyo financiero del BNC, pero con la garantía de la exhibición en las salas de COTSA, y de una importante cadena de salas de exhibición de películas mexicanas en los estados del sur de Estados Unidos, producen un promedio superior a las 60 películas anuales, con una fórmula de 2 a 3 semanas de rodaje y un costo promedio, por película, entre 100 y 200 mil dólares. Estas condiciones se mantienen para la producción privada que continúa con un promedio anual de 60 películas, durante el sexenio del Presidente Miguel de la Madrid (1982-1988). Debido a los factores y eventos que afectaron a una parte de la comunidad cinematográfica en el sexenio anterior, el Presidente De la Madrid crea, por decreto del 23 de marzo de 1983, el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), para presidir y coordinar las entidades y empresas estatales del sector.
En 1984 se inaugura la nueva Cineteca Nacional, integrada por un conjunto de cuatro salas de exhibición que pertenecían a la Sociedad de Autores y Compositores de México. La Cineteca Nacional sigue dependiendo de la Dirección de Cinematografía de la Secretaría de Gobernación. La producción de películas por parte de CONACINE y CONACITE II, las empresas estatales, se reduce pasando de 9 en 1983 a 5 en 1988, debido al inicio de una línea política que va reduciendo significativamente la participación del Estado en diversos sectores de la economía. Para aliviar parcialmente esta situación, el IMCINE y el STPC convocan en 1984 al Tercer Concurso de Cine Experimental, gracias al cual se producen 10 películas entre 1984 y 1985.
En 1986 se crea el Fondo de Fomento a la Calidad Cinematográfica (FFCC), un fideicomiso de participación mixta entre el IMCINE y las empresas afiliadas a la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica, destinado a impulsar, fortalecer y elevar la calidad cinematográfica de la industria cinematográfica en su conjunto. El Cine Independiente se mantiene presente con una producción promedio de 5 películas al año entre 1983 y 1988.
En el sexenio del Presidente Carlos Salinas (1988-1994), hay una serie de cambios relevantes en el rumbo de la política gubernamental que inciden de manera importante en la industria cinematográfica. También es determinante el inicio de una revolución tecnológica, que desde finales de los años ochenta y principios de los noventa empieza a permear en la producción de películas, especialmente en la fase de postproducción: sonido estereo y edición en video, y más tarde el sonido digital. Los eventos determinantes durante esos años son: 1) la creación por Decreto Presidencial del 7 de diciembre de 1988, del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, (CONACULTA), dependiente de la Secretaría de Educación Pública (SEP), el IMCINE pasa de la Secretaría de Gobernación a ser coordinado por el CONACULTA; 2) en 1991 la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas anuncia la quiebra de su distribuidora Películas Nacionales, S.A. (PELNAL); 3) se inicia el proceso de cierre y venta de las empresas cinematográficas del Estado: cierran las productoras CONACINE y CONACITE II, las distribuidoras Continental de Películas, PELMEX, CIMEX, Azteca Films, y PROCINEMEX; 4) el 29 de diciembre de 1992 se publica la Ley Federal de Cinematografía, con lo que se derogan la Ley de la Industria Cinematográfica y el Reglamento aprobados en 1949/51/52, con el propósito fundamental de bajar la cuota de pantalla para las películas nacionales, que pasará en los cinco años siguientes del 50% al 10%. Esta medida tiene relación directa con el ingreso de México al Tratado de Libre Comercio con Norteamérica (TLC), que entra en vigor a partir del 1° de enero de 1994; tal vez lo rescatable de esa Ley consiste en haber conservado el espíritu de la Ley de 1952, que no autoriza el doblaje de películas extranjeras, salvo las clasificadas como infantiles. 5) en 1993, dentro de un paquete que incluye los dos canales nacionales de televisión 7 y 13, propiedad del Instituto Mexicano de Televisión (IMEVISION), se venden a Televisión Azteca, S.A. las salas de exhibición de COTSA y los Estudios América; 6) en relación con el TLC, se libera el precio de taquilla del costo del boleto para salas de cines, que durante muchos años se había sostenido en un tope de $4.00 pesos. Ante las nuevas condiciones, la producción privada pasa de 89 películas filmadas y postproducidas en 1989 a 25 en 1994. La producción apoyada por el IMCINE con recursos del Estado inicia el sexenio con 6, repunta a 14 en 1991, y termina con 3 en 1994.
En 1995 se crea la Comisión Nacional de Filmaciones México, (CONAFILM), organismo no lucrativo fundado por el Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE) y los Estudios Churubusco Azteca, S.A. Es miembro de la Asociación Internacional de Comisiones de Filmación, (AFCI).
Durante los tres primeros años del sexenio del Presidente Ernesto Zedillo (1994-2000), que inicia su administración con una muy seria devaluación de la moneda nacional, la producción de películas entre las privadas y las apoyadas por el Estado cae rápidamente: de 17 en 1995 a 9 en 1997, la cifra más baja desde 1932. Se habla de un colapso industrial. Los factores relevantes en ese sexenio son: 1) para atender la situación el gobierno crea en diciembre de 1997 el Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad (FOPROCINE) que será administrado por el IMCINE, con una dotación inicial de 135 millones de pesos; 2) el volumen de producción se reactiva en los tres años siguientes alcanzando un total de 28 películas en el año 2000; 3) en septiembre de 1997 la Cineteca Nacional que dependía de la Secretaría de Gobernación pasa a ser coordinada por el CONACULTA; 4) después de una discusión de varios meses en la Cámara de Diputados entre los tres sectores de la industria durante el segundo semestre de 1998, el 5 de enero de 1999 se publican una serie de reformas a la Ley Federal de Cinematografía de 1992, quedando la nueva ley con 47 artículos, a diferencia de la anterior que contaba únicamente con 15; 5) la publicación del Reglamento correspondiente, que obligaba al gobierno a crear y a dotar de recursos al Fondo de Inversión y Estímulos al Cine (FIDECINE) queda pendiente; 6) gracias a la liberación del precio de taquilla y a la instalación de multi-salas en los centros comerciales, el sector exhibición crece de manera acelerada pasando de 1,434 pantallas en 1994 a casi 2500 en el año 2000.
Todavía con los recursos asignados al FOPROCINE, durante el primer año del sexenio del Presidente Vicente Fox (2000-2006) el IMCINE consigue apoyar la producción de 15 películas y las empresas privadas filman y postproducen otras 6, para alcanzar un total de 21 en el 2001. Los factores y cifras relevantes durante este sexenio son: 1) el 29 de marzo del 2001 se publica el Reglamento de la Ley Federal de Cinematografía que obliga al gobierno a crear el FIDECINE; 2) a finales del 2001 el gobierno dota al FIDECINE con 70 millones de pesos; que empiezan a aplicarse a partir del 2002; 3) en diciembre del 2002 la Cámara de Diputados aprueba un artículo de la Ley Federal de Derechos para cobrar un peso por cada boleto vendido, cuya recaudación se destinaría a los fondos de apoyo a la producción de películas (FOPROCINE y FIDECINE), el ingreso anual significaría unos 150 millones de pesos; 4) en febrero del 2003 los abogados de las distribuidoras norteamericanas interponen amparos contra el peso en taquilla, el litigio dura casi dos años hasta que la Suprema Corte de Justicia deroga el artículo referente al peso en taquilla; 5) el 1° de enero del 2006 se publica el Artículo 226 de la Ley del Impuesto Sobre la Renta (ISR) que permite aplicar un 10% de los impuestos a pagar a la producción de películas nacionales hasta un monto anual de 500 millones de pesos; 6) el 14 de septiembre del 2006 se publican en el Diario Oficial de la Federación (Gaceta Oficial del Gobierno Federal en México), las Reglas de Operación de FOPROCINE y FIDECINE donde se incluyen los requisitos para aplicar el estímulo fiscal del Artículo 226; 7) la producción de películas pasa de 14 en el 2002 a 53 en el 2005, (65% de las cuales cuentan con apoyos del Estado), se espera una cifra superior en el 2006; 8) el cine mexicano participa en más de 200 festivales internacionales por año entre 2003 y 2006; 9) a nivel nacional, los espectadores que pagan por ver cine mexicano pasan de un 4% registrado en 1998 a un promedio de 8% en este sexenio; 10) al finalizar el 2006 el sector exhibición contará con más de 3700 pantallas, a un precio promedio por boleto de 35 pesos; aunque persiste la dificultad del cine mexicano para acceder a las salas de exhibición comercial debido a la dominante presencia del cine norteamericano, que ocupa aproximadamente el 85% de las pantallas nacionales.
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