Director y fotógrafo. José S. Ortiz es un claro ejemplo del cineasta empeñoso que logra dar cierta continuidad a su carrera filmando sobre todo largometrajes de argumento en el interior del país durante los difíciles años del cine mudo mexicano. Debuta en 1921 como realizador y productor del documental tampiqueño de seis partes En la tierra del oro negro, sobre aspectos de la región petrolera de Tampico, Tamaulipas, y del norte veracruzano.
Después de comprar unos pequeños estudios en la capital mexicana, en 1922 trabaja como camarógrafo de Luz de redención/Rafael Trujillo, y funda la Escuela Cinematográfica Hollywood para enseñar actuación, guion y fotografía. El mismo año establece Netzahualcóyotl Films con objeto de llevar al cine, con precarios recursos y muchas dificultades, la única producción de la empresa y la primera de ficción dirigida por Ortiz, El hijo de la loca, que se estrena un año después con la debutante Adela Sequeyro y Ángel E. Álvarez. Con resultados harto discutibles, la película narra los sufrimientos y alegrías de un papelero, hijo de una pobre joven privada de la razón.
A fines de 1923, en Puebla, se hace cargo con Eduardo Martorell de la fotografía de El secreto de un pecado/Ángel E. Álvarez, melodrama del que también se le atribuye la codirección. En 1924, asociado con Alfredo Lasso de la Vega, propietario del periódico “Acción” de San Luis Potosí, y con el exhibidor O’Farril, dirige No matarás, sobre un argumento de Agustín Vera. Para actuar, son seleccionados Nacha Compeán, Adolfo G. Blanco y el ingeniero Juan B. Joven Sansano; sin embargo, deben ser sustituidos por los actores con experiencia cinematográfica Adela Sequeyro, Luis Díaz de León, Luis Cots, Carlos Almanza, Jesús Navarro y otros.
En la película se presentan, entre otras cosas, las bellezas arquitectónicas de San Luis Potosí. Aparentemente abandona el rodaje de la película que es editada por sus socios. De ahí, José S. Ortiz viaja a Aguascalientes para filmar en 1925 El destino juega, con aficionados locales y la codirección de Federico Bouvi. Al siguiente año filma los festejos patrios incluyendo aspectos de una exposición industrial, comercial y agrícola celebrada en Monterrey. Después de esta experiencia, el rastro del cineasta regiomontano se pierde.
JSO.- “… y [mostrar] a los ojos de los extraños cómo es nuestro país, por medio del cine. Capital por capital de estado se irá filmando una película con asuntos regionales, típicos de cada zona o población; y así se reunirá al final de esta labor, una colección completa de las principales ciudades de la República, con sus bellezas, sus paisajes, sus industrias, sus adelantos y sus progresos; y así también se conocerá a México y se le valorizará.”
(Acción, “¿Cuáles son sus candidatos para protagonistas de la próxima película?”, San Luis Potosí, 08/06/1924, p. 4, en Cine y sociedad en México, Aurelio de los Reyes, Vol. 2, p. 258)
De acuerdo con los anuncios de la prensa, uno de los atractivos de En la tierra del oro negro/1921, es el incendio de los depósitos de la compañía petrolera El Águila. José S. Ortiz adquiere de manos de Cinematográfica Mexicana, unos pequeños estudios habilitados en la calle de Arquitectos 65. Ahí Miguel Contreras Torres rueda escenas de El caporal/1921.
Con Netzahualcóyotl Films, Ortiz se propone contrarrestar el desprestigio acarreado a nuestra nación en las cintas extranjeras, proponiéndose filmar leyendas coloniales, obras de José Joaquín Fernández de Lizardi y de Federico Gamboa, cosa que, por supuesto, no hace. El periódico “Acción” organiza un concurso para que los potosinos escojan a los intérpretes y otro para encontrar el argumento, que debe desarrollarse en San Luis Potosí, no ser de época, sin escenas de persecuciones o vuelos que dificulten su rodaje y otros requisitos. Gana “El hombre del misterio”, obra muy poética concebida por el posteriormente célebre novelista Agustín Vera, cuyo título no fue respetado a la hora de trasladarlo a la pantalla, pues salió con el de No matarás/1924.
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