Director. Abandona sus estudios en la universidad neoyorkina de Columbia para trabajar en la MGM donde realiza diversas funciones durante once años, entre otras, asistente en The bridge of San Luis Rey/1929 y, con el ilustrador y dibujante Matías Santoyo, es uno de los asesores mexicanos durante la filmación en nuestro país de la película norteamericana ¡Viva Villa!/Jack Conway 1933.
Carlos Navarro dirige su única cinta mexicana y al parecer su único largometraje de ficción: Janitzio/1934, obra de exaltación indígena inspirada en las tradiciones purépechas de Michoacán. Con guion de Luis Márquez y Roberto O’Quigley, es una historia de amor condenado al fracaso entre dos indígenas. Zirahuén, un pescador del lago de Pátzcuaro, lucha por defender sus aguas de pescadores foráneos, mientras que Manuel, un mestizo llegado de la ciudad, intenta seducir a Eréndira, esposa de Zirahuén, ignorando las rigurosas leyes del pueblo, lo que conducirá a los protagonistas a un desenlace trágico. Luis Márquez escribe la historia en la década posterior a su visita a Janitzio en 1923, en la que articula de manera retórica el conservadurismo extremo y el sentido de claustrofobia social que detecta en su investigación en la isla. Filmada con muchas dificultades, es protagonizada por dos figuras prototípicas de la belleza mexicana: María Teresa Orozco como Eréndira, y Emilio “Indio” Fernández como Zirahuén, su plástica fotográfica se inspira abiertamente en el legado estético de ¡Que viva México!/1931, la obra inconclusa del soviético Serguei Eisenstein.
Janitzio es la primera película filmada en Michoacán, se graba durante 15 días en noviembre de 1934 en escenarios naturales del lago de Pátzcuaro y de la isla que da nombre al filme, y se estrena en septiembre de 1935 en el cine Olimpia, donde permanece una semana en cartelera.
Para realizar Janitzio se organiza una cooperativa y cuando se acaba el dinero se consigue el apoyo de Crisóforo Peralta Jr. y después de Antonio Manero, dueño de la Cinematográfica Mexicana S.A., que la distribuye. En 1938 la prensa se refiere a la cinta como el “filme que hasta la actualidad se señala como el más artístico que se ha producido en México”, con planos fijos y casi nulo movimiento de cámara, al estilo de esos años. Para Jorge Ayala Blanco, esta película inaugura la presencia indígena en el cine mexicano.
Ampliamente considerada como una de las precursoras más influyentes de la Época de Oro del Cine Mexicano, Janitzio se presenta en 2004 en el Festival Internacional de Cine de Morelia, y el 6 de julio de 2016 se proyecta en el marco de la exposición “Adolfo Best Maugard: La Espiral del Arte”, en la sala Manuel M. Ponce del Centro Cultural Jardín Borda, en Cuernavaca, Morelos.
Ya antes, en 1931, Carlos Navarro filma con su hermano Marcos Escenas de toros del 20 de septiembre de 1931; con Antonio Samaniego codirige el cortometraje documental An Old Spanish Custom/1932 sobre corridas de toros en México, y a finales de 1937 y principios de 1938 se hace cargo, con la colaboración de Juan José Segura, del documental Tehuantepec. A pesar de ser miembro fundador en 1936 de la Unión de Directores Cinematográficos de México, no vuelve a trabajar en el país.
“El cine sonoro… descubrirá de una vez por todas el mundo indígena en Janitzio… Las influencias fundamentales de la película son la plástica de Tormenta sobre México de Eisenstein (1933) y los documentales sobre islas polinésicas de W. S. Van Dyke-Flaherty (Sombras blancas de los mares del sur, 1928) y de F W. Murnau-Flaherty (Tabú, 1929-1931). A través de imágenes elaboradas y de un ritmo interior muy lento, entramos en contacto con el paraíso primitivo del salvaje rousseauiano que vive en armonía con la naturaleza, pero un paraíso incompleto puesto que existe el tabú y el hombre blanco lo mancilla.”
“El paraíso primitivo de Navarro es el pueblo michoacano que vive en las inmediaciones del lago de Pátzcuaro, el tabú es la maldición que pesa sobre cualquier mujer de raza indígena que tenga relaciones sexuales con hombres de afuera, y el blanco es un ingeniero… En esta historia idílica y sinfónica, la fotogenia de las redes en forma de mariposa sobre el lago y la inocencia de los caracteres regionales eran los principales atributos.”
(La aventura del cine mexicano, 2ª edición, Jorge Ayala Blanco, pp. 209-210)
En los Estados Unidos, Carlos Navarro ayuda a algunos compatriotas como Emilio Gómez Muriel, quien logra participar en algunas cintas como extra. En el desarrollo del proyecto para filmar Janitzio/1934, tuvo una relevancia especial el cineasta y folklorista Luis Márquez. Emilio “Indio” Fernández, actor principal de Janitzio, ya convertido en director retoma y reelabora la misma historia de esta película para su María Candelaria/1943 y Maclovia/1948.
El periodista Esteban V. Escalante afirma que la película es obra casi exclusiva de Roberto O’Quigley. Con esta cinta se incorpora al cine nacional el celebrado fotógrafo de White shadows in the south seas/Sombras blancas de los mares del sur, Lauren A. o Lauron o Jack Draper.
Antes de escribir la historia de Janitzio, Luis Márquez visita la isla en 1923, cuando la fiesta del Día de Muertos era algo exclusivo de las mujeres indígenas, no era conocida en otros lugares y no había entonces turistas. Para conocer de primera mano la cultura de los isleños se queda a vivir con ellos y escucha de la prohibición a los hombres blancos de acercarse sexualmente a las aborígenes, bajo la amenaza de ser castigados ambos, con la muerte.
La resonancia de la conquista en “Janitzio”
http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/30_iv_abr_2010/casa_del_tiempo_eIV_num30_54_57.pdf
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