Estudia tres años de Literatura en la Facultad de Filosofía y Letras del Litoral en Rosario, Argentina, y tres años en la Academia de Teatro que dirige Alberto D’Aversa en Buenos Aires. Dirige, escribe y, a partir de 1949, actúa en obras de tipo independiente en el Teatro del Arte. Incursiona en el cine como actor en El protegido/Leopoldo Torre Nilsson 1956. Llega a México en 1960, después de asistir al Festival de Cannes en representación de los actores argentinos del filme La Procesión/1960. Es invitado a México para intervenir en Dios sabrá juzgarnos/Fernando Cortés 1960, primera de sus 47 películas como intérprete y alrededor de 70 series de TV nacionales.
Guillermo Murray debuta como director con Gloria, episodio de Siempre hay una primera vez/1969, historia de una mujer madura (Ana Luisa Peluffo) que no se ha casado, debido al rígido control que ejerce su madre sobre ella y de cómo se inicia en el sexo con su compañero de trabajo (Julián Pastor) antes de acceder a un matrimonio arreglado, con el dueño de una tlapalería (Enrique Rambal). Hacen su debut también como realizadores José Estrada y Mauricio Walerstein, responsables de los episodios restantes.
Escribe el guion de su segundo trabajo como director y primer largometraje: Una vez, un hombre/1970, que obtiene el segundo lugar en el I Concurso Nacional de Guiones Cinematográficos convocado por el SECRT. Una fábula, fantástica adaptación de su argumento “El necronauta”, protagonizada por Héctor Bonilla, trama que surge a raíz de la muerte en 1968, de su hija, una pequeña de cinco años de edad. Entre 1974 y 1975 actúa en tres filmes argentinos y regresa a México a trabajar en televisión y cine.
En 1979 obtiene el primer lugar en el Concurso Nacional de Guiones Cinematográficos convocado por la SOGEM con el guión de Para usted jefa, que dirige el mismo año. Trama en que Rosa (Tere Velázquez), madre del boxeador Efrén (Javier Lozano), campeón mundial de peso gallo, recibe un televisor en colores que le regala su hijo para que lo vea exponer su título frente al retador Carlos Zárate (el mismo Zárate) en Los Angeles. Sin embargo, Rosa, con sus hijos, nuera y amigos, ve la pelea y recuerda toda su vida, particularmente sus amores y sus sacrificios. La cinta se exhibe durante una semana después de un año de terminada la filmación.
Continúa su trayectoria actoral y, en forma simultánea en 1981 publica la novela “Una ira largamente contenida”; en 1983 pone en escena la comedia musical “Robinson Crusoe”; en 1996 escribe la novela “El secreto impulso del amor”. Su última participación en el cine es en la cinta Morirse está en hebreo/Alejandro Springall 2005, antes de padecer demencia senil.
¿Cómo es que se presenta ese acercamiento que lo lleva a dirigir?
GM.- Bueno, desde siempre he sido un admirador del cine, todavía conservo mi capacidad de asombro de la niñez ante una película. Ante el talento de un director, me emociono y mi capacidad de asombro realmente se siente estimulada cuando veo una buena realización cinematográfica. Por ejemplo de Spielberg, a mí me encanta la ciencia ficción, ver una secuencia de ET me emociona hasta decir qué maravilla compartir esta experiencia.
¿Cuáles serían los requisitos con los que debe contar un director cinematográfico?
GM.- Yo creo que el director tiene ahora un campo de acción más restringido. Es decir, ha avanzado tanto técnicamente el cine, pero no solamente el cine, sino también la televisión y todas las artes visuales han avanzado tanto, que el director fundamentalmente debe concretarse, con un buen camarógrafo, a dirigir especialmente a los actores y a poner en escena. Y eso es de lo que la mayoría de los directores carecen. El trabajo del director tiene que ser más humano, es decir, recuperar ese aspecto humano que se ha perdido en el cine.
(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Omar Hebert, 24/11/1999)
Guillermo Murray es padre del actor Rodrigo Murray. Además de sus novelas, también es autor del libro de cuentos “Rodrigo y Gabriela”. Entre sus directores favoritos se encuentran Ingmar Bergman, Orson Welles y Vittorio de Sica; este último es quien más lo influye a través de Ladrón de bicicletas/1948 y Un milagro en Milán/1951, obras de donde rescata algunos elementos realistas que plasma en sus cintas.
Para Una vez, un hombre/1970, viaja a Hollywood donde descubre el Blue Screen, es decir, uno de los efectos especiales que considera adecuados para integrar a esta historia de ciencia ficción, además de música electrónica.
Entre los escritores que más admira se encuentran Alejo Carpentier, García Márquez, Carlos Fuentes y Ray Bradbury. Para 1996 publica su novela titulada “El secreto impulso del amor”, basada en el argumento de la cinta Una vez, un hombre/1970. En sus trabajos cinematográficos se puede encontrar un estilo realista y espiritual.
Rodrigo Murray entrevista a Guillermo Murray (primera parte)
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Rodrigo Murray entrevista a Guillermo Murray (segunda parte)
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