MARTORELL HENRY, EDUARDO

Director, documentalista, productor y camarógrafo. Mexicano por elección, vive casi toda su vida en la Ciudad de México. Se dedica desde muy joven a las actividades cinematográficas, primero como actor en la película El escándalo/Alfredo B. Cuéllar y en Hasta después de la muerte/Ernesto Vollrath, cintas producidas en 1920.

Produce, escribe y dirige Fulguración de raza/1922 que protagoniza Ligia dy Golconda. En 1924 el Ayuntamiento de la Ciudad de México prohíbe la exhibición de la cinta por considerarla ofensiva para la dignidad de los mexicanos. Recibe fuertes críticas por que se considera que denigra a los indígenas y a la mujer. La pretenciosa Lupita, indígena de Xochimilco, engaña a Juan, su pretendiente nativo y se aprovecha de Pablo, su adinerado amante, hijo de un hacendado, de quien se embaraza. Finalmente arruinado, convertido en un estafador y asesino del padre de la joven, Pablo se hunde en la cárcel, mientras ella se convierte en una frívola dama de la mejor sociedad capitalina que acaba de mesera. Después de un tiempo, Lupe regresa a su pueblo en plena decadencia física y enferma. Muere en el hospital asistida por Juan, quien se ha ordenado sacerdote y por un monaguillo que resulta ser su hijo.

En su primera producción y dirección, Eduardo Martorell evoca a la película Santa/Luis G. Peredo 1918. Se vuelve a tocar el tema de la pureza y de la bondad que se vive en el campo, frente a la corrupción del mundo citadino, germen de todos los males y de todos los vicios. La publicidad de la película hizo mucho hincapié en la actuación de Ligia dy Golconda interpretando primero a una humilde indígena y, después, a una frívola y elegante mujer de la ciudad.

En 1923 fotografía con José S. Ortiz, la cinta poblana El secreto de un pecado/Ángel E. Álvarez y, en 1926, Corazón de madre, dirigida por Jorge Pierkoff o Penkoff. Sobre el intrigante caso del curandero y milagrero Niño Fidencio, Eduardo Martorell dirige el documental: El campo del dolor/1928. En fechas indeterminadas filma documentales sobre los lacandones de Chiapas, Las joyas de Montealbán y sobre el legendario y milenario El árbol del tule, en Santa María del Tule, Oaxaca. A principio de los años treinta es comisionado por el gobierno del estado de Guerrero para documentar la construcción y pavimentación de la carretera México-Acapulco, registrando la inauguración y entrada de la comitiva de autos con gobernadores, dignatarios y periodistas. En estos años también trabaja como exhibidor itinerante recorriendo, entre otras, la zona de Avándaro en el Estado de México. Su única aparición registrada en el cine sonoro mexicano es como operador de cámara de El crimen del expreso/Manolo Noriega 1938.

Viaja por Cuba, Guatemala, Belice, Venezuela y Colombia para filmar documentales. En Colombia es testigo con su cámara del Bogotazo, logrando captar diversos aspectos de los violentos motines populares producto del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán, en abril de 1948, mismos que vende a servicios noticiosos de Estados Unidos.

“…Como anécdota recordamos que en los treinta, Eduardo Martorell llevaba el cine a los lugares más apartados, viajaba por caminos impasables cuando llovía y terribles aun con buen tiempo. Por el rumbo de Avándaro, se encontraban las Minas del Rincón, una comunidad de unos doscientos mineros y sus familias. Para ellos era todo un acontecimiento el día que llegaba el cine, para la función, se adaptaba el salón más grande con bancas de madera, pero como sólo había un proyector sobre una mesa, al pasar cada rollo se prendían las luces, se ponía el siguiente y se apagaban de nuevo las luces y así hasta terminar las películas. A pesar de lo chusco, que nos parece ahora, los mineros esperaban con ansia uno o dos meses para poder ver otra vez las maravillosas aventuras del incipiente cine mexicano.”

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, “Testimonio de Eduardo Martorell Casarín”, 25/09/1999)