FLORES CAMPOS, ROBERTO

Director, guionista y productor. El cine es parte de su historia familiar. Abel Flores Martínez, su abuelo, es staff en la época de Oro del cine Mexicano, y su padre, Roberto Flores, es ingeniero de sonido, ambos en los Estudios América. Roberto Flores estudia dos semestres de Arquitectura en la UNAM (1991-1992), carrera que cambia por el cine. Toma cursos con directores amigos de su padre pero básicamente se forma en el set, donde trabaja como “chinchihuilla”, staff y script. Colabora con Juan Antonio de la Riva en Elisa… antes del fin del mundo/1996 y El último profeta/1998, y con Carlos García Agraz en La paloma de Marsella/1998. También es asistente de Sergio Olhovich en En un claroscuro de la luna/1998.

En 1999 se inicia en la dirección con los videohomes Cobras negras, Escoria humana, Perros de pelea, Tres reos/2000 y Ambición Mortal/2002. Mismos que escribe y produce, todos ellos directo a video.

Dirige por encargo el largometraje Santos diablos/2003, adaptación que hace Rodrigo Mora de la novela del empresario Héctor Álvarez, productor, protagonista y distribuidor de la cinta, trama que incluye once historias con temas como la prostitución, corrupción, narcotráfico, homosexualidad, y hasta la payola, que pagan los grupos musicales a las estaciones de radio para ser promocionados. El elenco se conforma con actores no profesionales, en su mayoría integrantes del grupo musical del productor: Espuela de Oro. En la banda sonora de la cinta participan los grupos mexicanos: Dodó, Espuela de Oro, Rostros Ocultos, Gildardo Álvarez, Plástiko, Complot Urbano, Skorcho, In Nova y Gus y los Extremos; de otros países se incluyen: Paro K de Venezuela, Stigma de Los Angeles, A.N.I.M.A.L. de Argentina, y Don Cikuta de España.

La película, con un costo de un millón y medio de dólares, se estrena con 40 copias y se mantiene durante 11 semanas en cartelera. El filme, totalmente independiente, se lanza con un paquete que incluye: libro, soundtrack, videoclips y la propia película, que tiene una premiere en Estados Unidos, en los Estudios Raleigh de Hollywood.

Regresa a la dirección con el videohome El ángel número 10/2007 y codirige con Brenda Vázquez Suárez el serial documental La Cuba de Fidel/2011 una producción de Huella Films, empresa de su propiedad.

Dirige el programa de televisión “Stand Up El Reality”, la serie “Amnesia”, el documental “Huber Matos & Mixquic”, y las películas para televisión: “Sangre para recordar/2001, “Ambición mortal”/2002, “Marcados para morir”/2004, trabajos de los que es guionista, todos producciones de Huella Films. Continúa en la dirección y escritura de las películas para televisión “Miel amarga”/2005 (Producciones Z), “Cara prestada”/2006 (Larraguivel Producciones), “Caifanes 1, 2, 3”/2007-2008 (Huella Films y La Roda Films), “El Ángel número 10”/2010 (B & H Entertainment), “Ausencia” y “Amor que mata” (MCM Estudios).

Para Azteca Novelas dirige “Eternamente tuya”/2009, “Pobre diabla”/2010 y “A corazón abierto”/2011-2012; para Telemundo “Nora”/2014. Dirige la serie “Rojo mexicano”/2018 para Canal Once, que aborda casos célebres de nota roja. Realiza comerciales para Telcel, Umbro, Powerade, Sol, Cemento Cruz Azul y Coca Cola, producidos por Huella Films, y la campaña comercial Dish Latino en Miami; es productor de la telenovela “El frijolito” en Argentina (PromoFilm). Dirige las películas corporativas para Pemex: “Lakach”, “Pozo 41”, “Oro negro” y “Alto impacto”.

Escribe y dirige su segundo largometraje, ahora en el género del cine noir: El escritor/2021 (4K). Gonzalo (Fabián Corres) es un escritor esquizofrénico que después de mucho tiempo decide volver a escribir, creyendo haber superado un trastorno que lo enfrenta constantemente con sus personajes, que lo juzgan, manipulan y confrontan cada vez que duda sobre lo que escribe. Atrapado entre la ficción y la realidad, Gonzalo descubrirá la parte más oscura de su personalidad. Una historia que explora la mente humana. Se aúnan al reparto Héctor Kotsifakis, Natalia Plascencia, Adrián Rubio y Ernesto Godoy. Una producción de Roberto Flores y Cristian Agüero. Aún sin estrenar.

¿Por qué trabajar con actores no profesionales?

RF.- Esa fue decisión tanto del productor como mía. Por un lado Héctor Álvarez (productor) no quería actores reconocidos, y me pareció muy interesante poder trabajar con niños de la calle, porque era muy difícil lograr que un actor reflejara desde la forma del lenguaje, cómo expresarse, la forma de ver y de ser. En algún momento se habló de tener actores, pero al final se decidió que no. Siempre hubo reuniones, les di confianza… ellos me la dieron… y aprendí mucho; me integré a su mundo sin ningún prejuicio, porque es difícil ir al lugar en el que viven: una casa abandonada en Guadalajara, donde había niños de tres años y cuatro años inhalando thinner, con la mamá que tenía 15 años y le daba a su hijo el thinner.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Mónica García Ramírez, 21/02/2008)