CASTILLO FIGUEROA, ROBERTO “BETO”

Director, actor y guionista. En 1969 ingresa a la Vocacional N°4 del IPN, misma que abandona en 1971. Tres años después vuelve a estudiar el bachillerato, esta vez en el CCH Naucalpan de la UNAM, para ingresar posteriormente, en 1978, a la Escuela Superior de Medicina Veterinaria de la misma institución, carrera que deja inconclusa, para enrolarse en el mundo fílmico. Enamorado de las cintas de la Época de Oro, se introduce en la industria como ayudante de tramoya en la cinta Crónica roja/Fernando Vallejo 1977. Más tarde, “Beto” Castillo pide su cambio al área de utilería donde permanece hasta 1981. Un año después se muda al departamento de sonido para trabajar como microfonista en el filme Todo un hombre/Rafael Villaseñor 1982; a principios de la década de los ochenta se desempeña indistintamente filmando videohomes y trabajando como sonidista en la producción de comerciales como Titania -para la Cervecería Superior-, Tecate, Coca Cola, los restaurantes La Mansión, Chevrolet y Knorr Suiza, entre otros.

La mayor parte de su trayectoria como realizador es en formato de 16 mm; paralelamente se le presenta la oportunidad de trabajar como script boy de Miguel Rico en Los gatilleros del diablo/Vuelven las sobrinas del Diablo/1982, labor que desarrolla hasta 1987, al comenzar su primera asistencia de dirección con Raúl Fernández, en la cinta La rielera. Dos años después se especializa en direcciones técnicas de formato 16mm. A partir de entonces emprende su labor dentro de la industria del videohome, y en 1993 dirige su único largometraje, titulado La furia de un gallero. Alterna su carrera de dirección con la producción de comerciales.

¿Qué significa para usted el cine?

BC.- Es un medio tremendo de comunicación, de poder transmitir, de llevar sensaciones y emoción a los espíritus, al alma, porque son cosas intangibles, son cosas que están, que se están llevando, que se están transmitiendo, son mensajes que tenemos como humanidad para trasmitirlos y ojalá, la gente pudiera entender, el cine no es nada más la técnica, la ficción, la ciencia, no, el cine es arte.

¿Cuál ha sido la satisfacción más grande que ha recibido del cine?

BC.- Pues el poder convivir con tantísimo carácter, con gente demasiado bella, aun cuando en apariencia puedan ser grotescos. Hay muchísima gente con la que yo trabajé y a las cuales les he aprendido y les tomé grandes cosas a nivel espiritual, a nivel convivencia, porque no nada más es el compañero de trabajo; la actriz, el actor que llegan, se paran en el set y hacen lo que el director les indica; está la idiosincrasia de cada uno, su forma de vivir y cuando uno logra eso y se compenetra con estas personas, aprendes muchísimo más que lo que tú estas haciendo en ese momento.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Martha Alicia Flores, 09/03/2000)