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ANTOLOGÍA DE PELÍCULA

Rafael Aviña

PELÍCULA: VICTIMAS DEL PECADO

DIRECTOR: Emilio Fernández, 1950

AUTOR: RAFAEL AVIÑA

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

Sinopsis: En buena medida el cine nacional de los años cuarenta y cincuenta dedicó un gran espacio a documentar las historias de esa gran masa de perdedores sociales arrinconados bajo elevadas murallas de olvido y arrojados a barrios bajos, zonas de arrabal y “perdición”, ciudades perdidas que crecían y se extendían hacia los límites de la capital. No obstante, ninguna tan legendaria, mítica y cinematográfica, como la zona de Nonoalco, el escenario ideal de pobreza y redención, prostitución y crimen, que el cine mexicano supo explotar para conseguir algunas de sus mejores y más perturbadoras obras. En ese sentido, Víctimas del pecado dirigida por Emilio “El Indio” Fernández, resultó una suerte de declaración de principios urbanística y social de un asunto que acaparó la atención de la política y la cultura mexicana de aquel periodo. Aquí, los trenes y el puente de Nonoalco surgen como una suerte de leit motiv que representan quizá, caminos que se entrecruzan como las vías y los durmientes; a su vez, una especie de signo fálico y de movimiento, el concepto de movilidad y de ascenso y descenso llevado a terrenos de lo social.

Protagonizada por Ninón Sevilla, Rodolfo Acosta, Tito Junco e Ismael Pérez “Poncianito” y con el tema del pecado y la virtud con carencias económicas de por medio, se dan cita todos los excesos melodramáticos del cine familiar, prostibulario y de arrabal. Ninón es Violeta, fichera y bailarina que se convierte en prostituta cuando recoge al hijo de una colega que ha abandonado. Más tarde se trastoca en asesina para salvar al niño y acaba en la cárcel para ser redimida finalmente por el amor de su hijo postizo.

Delirantes coreografías con “Los Ángeles del Infierno”, en las que Ninón baila entre otras “La Cocaleca”, así como interpretaciones gélidas de Pedro Vargas que canta “Pecadora”. Curiosos desplantes de narcisismo y de brutalidad por parte del siniestro hampón y explotador de mujeres Rodolfo (Rodolfo Acosta), gozoso bailarín de mambo horrorizado con la paternidad, que saca chispas en la pista bailando swing y después, asesina y roba a la taquillera del cine Lido, para más tarde obligar a una de sus pupilas a tirar a su hijo a un bote de la basura. Asimismo, inquietantes resultan las imágenes de Violeta, caminando con su niño por la parte superior del puente de Nonoalco, mientras la banda sonora revienta con el rugir de los trenes y un humo negro, tan negro como su destino que cubre el ambiente. Baja el puente y se dirige hacia “La máquina loca”, verdadero cabaret de ferrocarrileros donde ficha con un fogonero y conquista a Santiago (Tito Junco), a quien conoció en las calles del Órgano; ex trabajador ferroviario que perdió un hijo y se convierte en el padre adoptivo del pequeño Juanito (“Poncianito”) enviado a un internado para educarse lejos de esa zona de perdición.

Ahí, bajo el puente de Nonoalco, Rodolfo quien ha salido de prisión mata a Santiago que muere entre dos vías y de nuevo comienza el calvario de la madre y de su hijo cuyo amor y constancia le otorgan el perdón justo el 10 de mayo como refiere el gran Arturo Soto Rangel en su papel de director del penal. “No solamente zapatos le vas a regalar hoy a tu mamacita, sino su libertad. Llévatela lejos y hazla olvidar. Esas rejas que se abren les están abriendo una vida nueva; el pasado queda aquí. Sigan juntos adelante, que la luz de la esperanza los lleve lejos hasta encontrar algún remanso de paz donde todavía reinen la bondad y el amor que tendrán que brillar siempre a pesar de la maldad y la ambición…”. Así, madre e hijo se alejan y un tren observado desde lo alto del puente de Nonoalco avanza y su humo oscurece la pantalla en un final deliciosamente ambiguo en el que sabemos que ese remanso de paz quizá jamás será recuperado, en una obra espléndida, fotografiada con garra por Gabriel Figueroa y con música del cubano Dámaso Pérez Prado.

Ficha artística: Ninón Sevilla (Violeta), Rodolfo Acosta (Rodolfo), Ismael Pérez “Poncianito” (Juanito), Tito Junco (Santiago), Rita Montaner, Carlos Riquelme, Toña “La Negra”.

Ficha técnica: Productora: Producciones Calderón, Pedro A. Calderón; Argumento y Guion: Emilio Fernández y Mauricio Magdaleno; Fotografía: Gabriel Figueroa (blanco y negro); Montaje: Gloria Schoemann; Sonido: Enrique Rodríguez; Música: Antonio Díaz Conde y Dámaso Pérez Prado; Escenografía: Manuel Fontanals.

Estudios: Estudios Churubusco. Duración: 90 minutos. Estreno: 2 de febrero de 1951. Clasificación: A.

Bibliografía:

Historia Documental del Cine Mexicano, Emilio García Riera.

Una mirada Insólita. Temas y géneros del cine mexicano, Rafael Aviña.

La aventura del cine mexicano, Jorge Ayala Blanco.

La vorágine del mal. Nocturno hormonal (en prensa), Rafael Aviña.

RAFAEL AVIÑA

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