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ANTOLOGÍA DE PELÍCULA

José Felipe Coria

PELÍCULA: LA OVEJA NEGRA

DIRECTOR: Ismael Rodríguez, 1949

AUTOR: JOSÉ FELIPE CORIA

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

Sinopsis: En un pueblo del norte de México, Silvano y su madre, Bibiana, esperan al atrabiliario padre, macho a más no poder, don Cruz, que después de días de ausencia aparece en casa, nada más para regañar a su familia, siendo la Nana, la única que lo enfrenta. A pesar de que Silvano considera intolerable la situación, por los abusos de su padre que tanto afectan a Bibiana, se somete siempre ante la brutal voluntad de Cruz, quien no cede un ápice y considera aún a su hijo un pobre niño, a pesar de que ya es un adulto hecho y derecho. Silvano rompe sus amoríos con Justina, mujer de cascos ligeros, para entregarse por completo a quien de verdad ama, Marielba. Para vengarse, Justina se relaciona con don Cruz, quien en un paseo a caballo con Silvano y su compadre Laureano, revela la clase de macho que ha sido: en sus tierras muchos niños lo llaman padrino, cuando tal parece que es su padre. La situación entre Cruz y Silvano no mejora, al contrario: empeora cada que Cruz se va de borracho. Pronto hace vida común con Justina, y el pleito personal que mantiene con Silvano, se convierte en político en cuanto ambos aceptan sendas candidaturas para la prefectura del pueblo. Silvano es candidato por el partido de don Licho, quien asimismo lo acepta como pretendiente de su hija Marielba. En cuanto Silvano gana las elecciones, enfrenta de inmediato a su padre por las broncas que éste provoca en la feria del pueblo, en especial insultando a un boxeador y su novia. Silvano entre la espada y la pared, encarcela a don Cruz, provocando el disgusto de su madre, quien está frágil de salud ante la sospecha de que ahora sí Cruz la va a abandonar. El enfrentamiento padre e hijo sube de tono, incluso prometiéndose matarse el uno al otro. La crisis final es cuando Bibiana agoniza y pide a Silvano que vaya por su padre. Silvano hace más que eso: promete a Justina irse con ella, sí ella abandona a don Cruz. Silvano rompe con Marielba, y a pesar de que don Cruz casi lo mata a punta de cachazos al descubrir que está en arreglos con Justina para ser de nuevo amantes, en el lecho de muerte de su madre accede a su última petición: pedirle perdón a su padre. Ella muere contenta de la reconciliación.

El director Ismael Rodríguez y su eficaz guionista Rogelio A. González lograron un complejo filme que empieza como comedia ranchera, género que perfeccionó Rodríguez, y que acaba en duro y negro melodrama. Todos los elementos del filme fueron sabiamente dosificados, desde las presencias emblemáticas de los hermanos Soler, la figura del ídolo popular Pedro Infante, y la elección del reparto femenino, con Amelia Wilhelmy robándose cada escena en que aparece como la conciencia moral del filme. Se logra así el prodigio de convertir una comedia ranchera ligera en feroz melodrama crítico, jamás superado por el cine mexicano. Precisamente, lo llamativo es su linealidad, y cómo se va alterando a cada hecho, en especial por la forma en que el personaje central, don Cruz, está concebido como una bola de nieve: va creciendo en cada escena hasta convertirse en el destructor de todo en torno suyo, desde su familia, hasta sus relaciones amistosas, creyéndose incluso el diablo, quedando esto demostrado con el jocoso manejo de un peinado visto a contraluz, curioso apunte visual que rompe la dureza de la trama, al menos por un instante, con una carcajada.

Lo sorprendente es el formalismo con que fue concebido el filme: su linealidad, en principio de tono ligero, se va amargando hasta el contundente final. Rodríguez utilizó un género que conocía bien para hacer un filme que ataca sin concesiones la paternidad irresponsable, el machismo tradicional del mexicano y la ridícula abnegación femenina. Con un hijo sometido y un pueblo testigo de sus abusos, don Cruz es un personaje que nunca cede y al no hacerlo, subvierte la trama. Confirma así la característica de ser un filme insólito en el que ninguna complacencia hay para con el espectador.

La notable fractura del melodrama, que Rodríguez lleva a nuevas alturas en este ejemplo, está en la firmeza de su trazo, en la dirección férrea; crea un auténtico suspenso surgido de la indignación ante las atrocidades de un personaje contradictorio, utilizado desde una perspectiva simbólica como el peor ejemplo paterno, abundante en conductas hipócritas. En suma, es un filme demoledor y demasiado oscuro en sus reproches a la dualidad moral, que tuvo la fortuna de convertirse en filme de éxito por el insuperable sentido del espectáculo que poseía Rodríguez.

Ficha artística: Fernando Soler (Cruz); Pedro Infante (Silvano); Andrés Soler (Laureano); Amanda del Llano (Marielba); Amelia Wilhelmy (Nana), Dalia Íñiguez (Bibiana), Virginia Serret (Justina), Antonio R. Fraustro (don Licho), Francisco Jambrina (Sotero), Wolf Rubinskis (boxeador).

Ficha técnica: Productora: Producciones Rodríguez Hnos., México; Productor: Ismael Rodríguez; Gerente de producción: Manuel R. Ojeda; Jefe de producción: Alberto Ferrer; Guion y adaptación: Rogelio A. González e Ismael Rodríguez; Fotografía: Jack Lauron Draper (en blanco y negro); Iluminador: Miguel Arana; Operadores: Urbano Vázquez, Leobardo Sánchez; Edición: Fernando Martínez Álvarez; Música: Raúl Lavista; Canciones: Gilberto Parra, Genaro Núñez, Felipe Charro Gil y Raúl Lavista; Canciones interpretadas por: Pedro Infante, Clemente Peréa y Mariachi de Gilberto Parra; Escenografía: Carlos Toussaint.

Estudios y laboratorios: Tepeyac; Duración: 112 minutos; Estreno: Cine Orfeón, Ciudad de México, 23 de diciembre de 1949.

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