Director, guionista, productor y sonidista. Autodefinido como “director independiente”, Raúl Kamffer es egresado de la primera generación de estudiantes del CUEC. Anteriormente realiza estudios de Arquitectura en el ITESM (1945-1946), de Biología en el IPN (1946-1947), de Pintura (1947-1948) y de Teatro (1948-1950), al lado de la escritora Rosario Castellanos en la FFYL, donde conoce al profesor Enrique Ruelas, quien lo impulsa para realizar giras teatrales donde percibe la vocación y gusto de su alumno por la estética de la representación. En 1968 dirige el primero de sus cortometrajes: Preparatoria 100 años, ese mismo año participa como fotógrafo colectivo en El grito/Leobardo López Arretche y como director en Mural efímero, ambos documentales.
Su afición por coleccionar piezas prehispánicas y por el estudio de dicha etapa en la cultura, le da a Raúl Kamffer los elementos para realizar su ópera prima Mictlán/1969, una producción del CUEC, bajo un guion propio y con la fotografía de Alexis Grivas. El filme ubicado en el siglo XIX, narra el fatal desenlace de una historia de amor, entre un militar criollo y su sirvienta indígena. La dirección de arte realizada por el mismo Raúl Kamffer, crea un ambiente místico basado en las creencias y ceremonias indígenas que tienen que ver con la transición de la vida a la muerte. Una especie de poema trágico, dividido en seis episodios independientes, diversos en su estilo fotográfico y escenografía, con valores propios cada uno.
Protagonizan la historia: Sergio Klainer, Silvia Li y Lilia Aragón. La cinta filmada en el pueblo de Madero, en los alrededores de Tehuacán, Puebla y en la hacienda de Zuhapayucan, con un costo aproximado de 900 mil pesos, se estrena en 1970 en el Festival de Cannes, fuera de competencia.
En 1970 lleva a la pantalla grande una representación de la Compañía de Teatro Universitario, El juego de Zuzanka, puesta en escena teatral de Julián Guajardo, adaptación de la obra de teatro homónima del checo Milos Macourek, teatro del absurdo, filmada sobre un tablero rectangular, en el que los actores uniformados con blusas blancas -su único vestuario- repiten unos parlamentos que pretenden una sátira social. Coordina la dirección del documental etnográfico colectivo Semana santa cora/1971, sobre un texto de Fernando Benítez que adapta al cine el propio Benítez. Trabajo en el que participan con Raúl Kamffer: Héctor García, Juan Manuel González, Alexis Grivas, Luc-Toni Kuhn y Ariel Zúñiga. Filmación realizada en la sierra de Nayar, Nayarit, con una duración de 60 minutos, que rescata una ceremonia fundamental de la religión cora, mezclada con la liturgia judeocristiana.
Su siguiente filme Ora sí ¡tenemos que ganar!/1978, es una historia inspirada en el movimiento anarquista encabezado por Ricardo Flores Magón, a quien se considera precursor de la Revolución Mexicana, periodista y político fundador en 1906 del partido Liberal Mexicano, autor del libro “Sembrando ideas”, compilación que realiza en su periódico “Regeneración” (1900), una serie de historietas relacionadas con las condiciones sociales del México de aquella época, basado en el guion escrito por Raúl Kamffer y Leonor Álvarez, en que diferentes historias unidas conforman una sola.
La trama de la cinta narra la exitosa rebelión de un grupo de mineros y sus esposas, en contra del dueño de una mina, quien se niega a continuar las labores de rescate de una cuadrilla atrapada en ésta; alzamiento que incluso derrota a la tropa que acude a sofocar la revolución. Encabezan el multi reparto: Manuel Ojeda, Patricia Reyes Spíndola y Carlos Castañón. El filme participa en 1980 en el XXII Festival de Cine de Karlovy Vary y en el V Festival de Cine Chicano de San Antonio, Texas. La película se lleva en 1982 cuatro Arieles: Mejor Película, Dirección, Fotografía (Luc-Toni Kuhn) y Edición (Juan Mora Cattlet).
La obra colectiva experimental de Raúl Kamffer con el Grupo Yolteotl para el INBA, el mediometraje Parto solar cinco/1979, realizado en 16mm, codirigido con Susana Dultzin, María Martín, Katia Mandoki y Jorge Pérez Grovas, es la adaptación de la Leyenda del Quinto Sol, relatada en el códice Chimalpopoca. Rodada con un equipo de diez fotógrafos, la película episódica trata las versiones modernizadas de las cinco fases (o soles) de la creación azteca. El director comenta que los intereses esquizofrénicos de aquellos involucrados, ideas que van desde la simbología hindú hasta la crítica política marxista y la terrenalidad de la nueva era, produjeron tensiones entre la visión unificadora de las inflexiones artísticas individuales y las colectivas. Ofreciendo una apreciación ambigua de la película, Kamffer apunta: ‘Parto solar es collage: están mezclados el papel, el oro, el vidrio molido y ácidos’.
En 1985 trabaja como sonidista para la cinta Ulama, el juego de la vida y la muerte/Roberto Rochín 1986, realizada en Nicaragua. Muere de un ataque al corazón.
¿Qué diferencias encuentras entre el cine independiente y el universitario?
RK.- “Es un cine intermedio, en el caso de Joskowicz, de Marcela Fernández y mío. El cine universitario es un cine que no puede llamarse industrial, en primera porque da toda la libertad al realizador, pero por otra parte es un cine realmente profesional, porque cuenta con la solidaridad de buenos técnicos. Entonces el cine universitario se hace con las mismas ventajas que puede tener el cine industrial, pero sin sus defectos. El que hace cine universitario y no lo hace muy bien, merece que lo cuelguen, porque tiene ambas ventajas: las de la independencia y las de la industria.”
(Unomásuno, suplemento Imágenes, “Entrevista a Raúl Kamffer”, Vol. 1, No. 9, 10/1980)
De padre austriaco-italiano y madre mexicana, antes de dedicarse al cine ejerce varios oficios como el de anticuario, joyero, asistente y director de teatro. Predomina su actividad como coleccionista de piezas prehispánicas y de arte africano. Ser director significa para él “un compromiso muy importante”, aunque tiene algunos problemas con la exhibición de sus películas en las salas mexicanas, como con Ora sí ¡tenemos que ganar!/1978, que es exhibida en cines de poco accesibles al público, por lo que sólo logra mantenerse en cartelera durante 5 días.
Partidario de las realizaciones colectivas, lucha constantemente por involucrar siempre a su equipo de trabajo, situación que no deja de acarrearle obstáculos y disparidades ya que en ocasiones no logra convencer a sus actores de la forma en que deben trabajar. Emocionado por la realización del guion técnico para la que sería su siguiente película “La rebelión de los brujos” –misma que le quita el sueño por más de seis años y para la que por fin consigue un coproductor español–, de pronto es atacado por un fuerte dolor en el brazo izquierdo al que no le presta importancia, preámbulo del ataque al corazón que le causa la muerte.
“Mural efímero”. Cortometraje
https://www.filmoteca.unam.mx/cine-en-linea/pintura-mexicana/mural-efimero/
“Ora sí ¡tenemos que ganar!”. Película completa
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