ATHIÉ MORALES, FRANCISCO JAVIER

Director, productor, guionista, asistente de dirección y director de arte para televisión. Se gradúa en la Universidad Iberoamericana (UIA), de la carrera de Relaciones Industriales (1974-1978). Continúa con estudios de Dirección de Teatro en la Academy of Live and Recording Arts de Londres, Inglaterra (1979-1980), institución patrocinada por Glenda Jackson y bajo la supervisión de Sorrel Carson. De regreso en México ingresa al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), en donde termina la carrera de Cine con Especialidad en Dirección (1980-1984). En 1982, trabaja en la Compañía Nacional de Teatro en seis puestas en escena, destacando como asistente del director Julio Castillo durante un año. Entre 1980 y 1986 participa en más de 500 horas de televisión en telenovelas y series como “Colorina” y “La gloria y el infierno” en calidad de asistente de dirección y director de arte. Dirige la adaptación para televisión de “Crimen y castigo” coproducida por la Compañía Nacional de Teatro y Canal Once.

Francisco Athié se inicia en el cine con el cortometraje ficción Trazos en blanco/1984, nominado al Ariel. Posteriormente dirige El cantante que quería ser como Janis Joplin/1987, el cual obtiene el primer lugar en el I Encuentro Nacional de Cortometrajes y Documentales. Continúa con Quijote/1987 y Cutzamala/1988. Recibe la beca Fullbright, con la que se especializa en imagen digital cinematográfica en el Advanced Computing Center for the Arts & Design, de The Ohio State University, convirtiéndose en pionero de esta innovación tecnológica en nuestro país.

En 1990 presenta en la Casa del Lago de la Ciudad de México “Bosque Digital”, primera muestra de imágenes digitales y videos en México. Realiza 17 cortometrajes; de su trabajo en imágenes digitales destacan “78 rpmy” “Clock Wise Jars”. En 1991 asiste a Alfredo Joskowicz en la dirección de la película Playa Azul.

Dirige, escribe y produce su primer largometraje, Lolo/1992, sombrío relato sobre la culpa y la venganza, ambientado en una barriada de la Ciudad de México, que se lleva el Premio Coral por Mejor Ópera Prima en el Festival de La Habana, es seleccionado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 1993, recibe el premio de la Crítica Internacional en la VIII Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara, doce nominaciones al Ariel, el Premio Ciudad de México, en el V Concurso FECIMEX y su protagonista, Roberto Sosa, se lleva el Hugo de Plata al Mejor Actor en el Festival Internacional de Chicago. Es productor de El anzuelo/Ernesto Rimoch 1995.

El segundo largometraje de Francisco Athié, Fibra óptica/1997, se sitúa en el cine de arte y ensayo, a través de la experimentación narrativa y formal. La película es un thriller político, en el que un periodista en paro, investiga el asesinato de un líder sindical, a la par que un abogado defiende a la única sospechosa, amante del político; ambas partes guiadas por una misteriosa voz telefónica. El director experimenta con efectos visuales ad hoc a la era de las computadoras, teléfonos celulares y toda tecnología digital.

La cinta se estrena internacionalmente en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam, y en México en la Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara; recibe el premio a la Mejor Película y Mejor Fotografía en el Festival de Cine Latinoamericano de Nueva York y dos premios Ariel por Sonido y Guion Original, en 1999.

Su siguiente proyecto, Vera/2002, arduo trabajo experimental, es una aventura tecnológica que plasma el momento de transición entre la vida y la muerte de un viejo minero. La película forma parte de la Sección Oficial en la XVII Muestra de Cine Mexicano en Guadalajara 2002 y recibe los Arieles por Música, Maquillaje y Efectos Especiales, así como la Diosa de Plata Francisco Pina a la Innovación Tecnológica y de Lenguaje.

Francisco Athié regresa a la dirección con el cortometraje animado Balance cósmico/2007, corto sobre los riesgos del calentamiento global y la contaminación, cuya producción se realiza en Stuttgart, Alemania, trabajo nominado al Ariel. En 2010 dirige el largometraje de época El baile de San Juan, una coproducción del Estado que forma parte de las celebraciones del Bicentenario de la Independencia, en la que incluye personajes históricos e inventados. La trama situada en el México del siglo XVIII durante el final de la Colonia, se centra en las aventuras de Giovanni (José María De Tavira) y Victoria (Cassandra Chianguerotti), el primero, hijo del coreógrafo de la corte, y ella, perteneciente a una familia encumbrada de la sociedad. Su pasión amorosa los envuelve en las intrigas palaciegas, las reivindicaciones populares y los sueños libertarios de su tiempo. La trama se desarrolla en una ciudad habitada por mestizos, criollos, negros y extranjeros y es filmada en México, Francia y España. El estreno nacional es en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2010. Entre 2012 y 2019 trabaja en el desarrollo de “El recuerdo de Alina”, guion basado en la novela “En el Verano la Tierra”, escrita por Carlos Martínez Assad, quien colabora en la adaptación al cine, a la par que el productor francés Didier Couedic.

En la etapa de la preproducción, surgen problemas económicos y la pandemia del COVID-19, que frenan la posibilidad de arrancar el rodaje, planeado en locaciones de: México, Francia, Líbano y algunas otras del Medio Oriente. Mientras tanto, continúa concentrado en la escritura del noveno tratamiento de “Cobalto 60” a la espera de que aparezca la luz al final del túnel.

Se gradúa con Mención Honorífica de la Maestría en Filosofía (2015-2018), en la UIA.

¿Cómo fue que propusiste Lolo, un proyecto que según recuerdo traías desde hace tiempo?

FA.- “Sí, fue un guion que yo de alguna manera había escrito mucho tiempo antes, por experiencias de mi primera juventud, que había tenido alguna relación con gente de los barrios y había tenido algunos amigos. Todavía el fenómeno este de las bandas que explotó en los ochenta no existía, pero de alguna manera se generó de ahí o alguna parte, y cuando llegó el momento de terminar la escuela y tener un guion de largometraje, yo tenía muchas anécdotas escritas, muchas ideas. Pero no acababa de cuajar, en realidad era un proyecto que todavía necesitaba experiencia, misma que se me dio con algunos trabajos que hice, y que tuve la posibilidad de otra vez entrar en relación con el medio, con fábricas, etc., y finalmente el guion resultó digamos acorde a la condición del tiempo, ¿no?”

(Los que hacen nuestro cine, Alejandro Pelayo, Canal 22, 05/08/1993)

Sobre Vera:

FA.- Yo le llamaría a este trabajo una realidad-ficción. Estoy convencido que lo que estamos filmando tiene una relación cercana con lo que sucede cuando uno se enfrenta a la muerte; hay una serie de alucinaciones que te permiten o bien morir, o mal morir…es lo que me imagino; Vera tiene que ver con la realidad emocional del personaje, es el espacio/tiempo entre dos ecosistemas, por ejemplo, cuando el mar llega a la playa y no sabemos ya, que es agua y que es arena.

(Diccionario de Directores del Cine Mexicano, Perla Ciuk, 06/02/2000)