Documentalista, productor, editor, exhibidor, comerciante, reparador de toda clase de instrumentos de precisión. Hijo de un acaudalado comerciante moreliano, su afición por la mecánica hace que abandone el comercio. A finales del siglo XIX se establece en la Ciudad de México y trabaja como relojero en una joyería para después montar un taller de reparación de toda clase de instrumentos de precisión. Gracias a su excelente trabajo, es contratado para la instalación, mantenimiento y reparación de los aparatos del Observatorio de Tacubaya. Establece contacto con Enrique Echániz Brust y Enrique Rosas, pioneros del cine mexicano y recorre algunas partes de la república como proyeccionista.
Con sus ahorros, construye dos salas de exhibición de películas e invita a sus sobrinos, Salvador, Guillermo y Eduardo Alva, para que le ayuden a manejarlas. La casa Pathé le da la representación nacional de sus películas, pero imposibilitado por su sordera total, sus sobrinos se encargan del negocio y abren la Academia Metropolitana, sala para exhibir películas. Con sus sobrinos filma, produce y edita los dos últimos episodios, de una serie de 10, sobre la Revolución, titulada Fiestas del Centenario de la Independencia/1910, y las corridas de toros dominicales de la plaza del Toreo de la Condesa, por encargo de un español de apellido Cava, y con Juan Gallo codirige El Eclipse/1923. Estas cintas se revelan la misma noche para proyectarse al día siguiente en las salas cinematográficas de la ciudad.
En el “Anuario del Observatorio Astronómico de Tacubaya” (agosto 1924), el astrónomo mexicano Juan Gallo, relata la expedición a Yerbanía, Durango, para filmar el eclipse total de sol del 10 de septiembre de 1923. Cincuenta años después la Filmoteca de la UNAM restaura una copia de El Eclipse, que donan familiares de Alva, la cinta se exhibe en el XXXVI Congreso y Festival Internacional de Cine Científico organizado por la institución en 1984. La cámara que fabrica Ramón Alva se construye para registrar específicamente el eclipse lunar y se encuentra resguardada en la Filmoteca de la UNAM, y virtual en su página de internet en la sección Ingenio mexicano, donde se explica que la cámara se compone con partes de un proyector, probablemente de marca Pathé, y con un parasol formado por un tubo de aluminio de 15 centímetros de diámetro, para evitar cualquier luz extraña en su encuadre a la luna.
“Los hermanos Alva tuvieron intervención en los destinos del comercio cinematográfico hace veintitantos años; pero alguno de ellos y un tío suyo se interesaron en la parte científica del asunto, y dedicaron sus labores y sus grandes anhelos en el desarrollo mecánico de la cuestión en México. El más viejo de ellos, su tío don Ramón Alva, que todavía vive y que trabaja actualmente en el Observatorio de Tacubaya, es un verdadero hombre de ciencia y sus servicios son altamente estimables para el país.”
(El Ilustrado, “La cinematografía en México”, Rafael Bermúdez Zataraín, no. 872, 25/01/34, pp. 25)
La tradición familiar sostiene que los Alva de Morelia, estaban emparentados con Thomas Alva Edison. De su interés e ingenio mecánico, don Ramón Alva dejó como prueba la invención de su sismógrafo, que aventajaba por mucho a los que solían usarse en aquella época. Por su trabajo en la joyería en que trabajó como relojero, mantuvo una sólida amistad con los propietarios, que eran alemanes. Más tarde, don Ramón Alva montó un taller en la calle de Mesones. Fue padre del pintor Ramón Alva de la Canal, quien es citado como director de cine equivocadamente en diversas fuentes de investigación cinematográfica.
Cámara Astronómica de 35 mm fabricada por Ramón Alva
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