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ANTOLOGÍA DE PELÍCULA

Rafael Aviña

PELÍCULA: EL VAMPIRO

DIRECTOR: Fernando Méndez, 1957

AUTOR: RAFAEL AVIÑA

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

Sinopsis: Por tren llegan a Sierra Negra, una caja que contiene tierra de Hungría enviada a un tal Duval, el agente viajero Enrique (Abel Salazar) y Marta (Ariadne Welter), quien viene de visita a la Hacienda de Los Sicomoros para encontrarse con su tía enferma María Teresa (Alicia Montoya), quien muere y es enterrada en la cripta familiar. Enrique pasa la noche en la Hacienda luego de que otra tía, Eloísa (Carmen Montejo), da a Marta la noticia del fallecimiento de María Teresa. Por su parte, Duval, que es un vampiro, recibe la caja cuya tierra le servirá para resucitar a su hermano el Conde Karol de Lavud, sepultado un siglo atrás en los Sicomoros. Eloísa que es aliada de aquel, trata de convencer a su sobrina para que le venda a Duval su parte de la Hacienda y más tarde Marta es mordida por el vampiro: una mordida más y será convertida en no muerta. Enrique consigue finalmente desenmascarar y destruir al vampiro y se descubre que María Teresa no ha muerto, sólo fingió su fallecimiento para evitar convertirse en aliada del maligno como le sucedió a Eloísa.

A pesar de su bajísimo presupuesto, de sus murciélagos más risibles que siniestros, el éxito de El vampiro, considerado como una de las mejores cintas del género, no se encuentra únicamente en el toque expresionista y siniestro que impone su realizador Fernando Méndez, capaz de controlar no sólo los excesos dramáticos, sino las coincidencias argumentales con la película de Drácula de Bela Lugosi. En buena medida, se debe también a la notable caracterización de Germán Robles, la fotografía repleta de claroscuros e imágenes bellísimas a cargo de Rosalío Solano, los estupendos decorados de Gunther Gerszo, sino también incluso, en el humor involuntario que provoca el héroe encarnado por Abel Salazar. El mismo Méndez realizaría una continuación titulada El ataúd del vampiro ese mismo año de 1957, con una trama similar y su elenco base en el que repite Robles, Salazar y una sensual Ariadne Welter.

Luego de aquella experiencia hollywoodense que significó la versión hispana de Drácula con Carlos Villarías y Lupita Tovar filmada al mismo tiempo que la de Bela Lugosi en 1931, no fue sino hasta 1957 cuando el cine de vampiros regresó a nuestra cinematografía de manera espectacular con El vampiro del notable artesano Fernando Méndez, quien resucitó del ataúd fílmico a un “no muerto” enclavado en plena provincia mexicana. Germán Robles le otorgó un cariz sensual y terrorífico a su conde Lavud, un ser dispuesto a mezclar la sangre de los vivos y los muertos en una hacienda ruinosa. Nacido en Gijón, España hacia 1929, Germán Robles encarnó sin duda al gran vampiro de un género ninguneado y siempre tendiente a los peores excesos como es el fantástico mexicano. Fue precisamente su primera película, El vampiro que lo consagró como un digno anticipo de Christopher Lee, un año antes de que la productora inglesa Hammer recuperara a varios monstruos célebres de los años treinta.

Uno de los méritos de un autor como Fernando Méndez, no sólo fue el asimilar a la perfección los códigos visibles y ocultos del mejor cine de género y trasladarlo a contextos nacionales bien definidos. A su vez, fue capaz de crear un cine de entretenimiento, honesto, sensible y coherente, en el que mostró sus dotes artesanales, buen sentido del espacio escénico y del encuadre. Por ejemplo, en Los tres Villalobos y La venganza de los Villalobos –ambas de 1954-, se dan cita todos los ingredientes del mejor serial de aventuras y el western, perfeccionado con toques de humor en la serie de Los hermanos del diablo/1959.

Sin embargo, es un hecho, que lo mejor de Méndez, puede rastrearse en el cine fantástico, donde alcanzó grados notables de emoción, al establecer ese fortuito encuentro entre lo real y lo imaginario. En Ladrón de cadáveres/1956, no sólo retomaba el elemento de la lucha libre, sino que lo hacía imprescindible dentro de un argumento de horror, acerca de un demencial científico que intentaba sustituir los cerebros de forzudos luchadores por los de simios, buscando así, prolongar la vida humana, seguida de Misterios de ultratumba/1958, una suerte de curioso acercamiento a H.P. Lovecraft, interesado como Méndez en el tránsito entre la vida y la muerte.

Ficha artística: Abel Salazar (Enrique), Germán Robles (Duval el vampiro o Conde Karol de Lavud), Ariadne Welter (Marta González), Carmen Montejo (Eloísa), María Teresa (Alicia Montoya), José Luis Jiménez (don Emilio), Mercedes Soler (María, sirvienta).

Ficha técnica: Productora: Cinematográfica ABSA Abel Salazar; Productor ejecutivo: Antonio Guerrero Tello; Argumento y Guion: Ramón Obón; Fotografía: Rosalío Solano (blanco y negro); Montaje: José W. Bustos; Sonido: Rafael Ruiz Esparza y Enrique Rodríguez; Música: Gustavo César Carrión; Escenografía: Gunther Gerszo; Estudios: Clasa. Duración: 83 minutos. Estreno: 4 de octubre de 1957. Clasificación: A.

Bibliografía:

Historia Documental del Cine Mexicano, Emilio García Riera.

Una mirada Insólita. Temas y géneros del cine mexicano, Rafael Aviña.

Fernando Méndez (1908-1966), Eduardo de la Vega Alfaro.

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