Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)
(Coordinación México, Perla Ciuk)
Sinopsis: Antonio y Raquel son amantes a distancia. Ella vive en Guadalajara, él en la Ciudad de México. En algún momento ella, ya medio enamorada, titubea sobre continuar la relación, considerando que él está casado con Elena y que ella tiene un pasado del que se aprovecha siempre su acompañante y cómplice Nacho. A su vez, Antonio, planeando un nuevo viaje a Guadalajara, disfrazándolo de obligatorio por asuntos de su empresa, se arrepiente al último minuto y regresa a casa a los brazos de Elena, quien está preparando una fiesta y desea para el jardín de la casa una estatua que corone la fuente central. Antonio le concede su deseo. En el taller del escultor Demetrio descubre una hermosa estatua llamada “La diosa arrodillada”. La modelo fue Raquel. Al tenerla en su jardín, Antonio revisa su diario y todo el deseo que sentía por Raquel se aviva. Pronto son amantes de nuevo. Pero en la gran fiesta que organiza Elena, Raquel se aparece del brazo de Demetrio. Elena no tarda en descubrir el nexo entre ella y su esposo. Antonio actúa de manera peculiar. Como es químico, en su encendedor esconde una pastilla que ha preparado y que vacía en una copa. Aparentemente le da dicha copa a Elena, quien esa misma noche muere de manera sospechosa. Antonio se va a Panamá con Raquel y Nacho. En este viaje intenta matar con sus propias manos a Raquel sin poder hacerlo, aunque insinuando que siente un amor loco por ella. Incluso le revela que se siente culpable porque mató a Elena. Información que ella pasa a su vez a Nacho. Finalmente, Raquel presiona a Antonio para que se casen. Cediendo al chantaje, él acepta. Nacho quiere compartir la súbita riqueza de Raquel. Viendo imposible lograr sus fines ya que Raquel vive atormentada por el peso de Elena y el desprecio que ahora Antonio siente por ella, recurre a las autoridades y denuncia a Antonio como asesino de su primera esposa, con el consecuente escándalo y encarcelamiento del químico. La inevitable investigación policíaca concluye que Antonio es inocente: Elena murió por un mal cardiaco y nunca bebió esa noche la copa envenenada que en realidad Antonio preparó para que muriera Raquel. Es ésta quien corre a darle la noticia a Antonio en la prisión. Pero él, abrumado por el peso de sus culpas, ha tomado la otra pastilla que siempre conservó en su poder. Muere escuchando la noticia de su absolución en brazos de Raquel.
Esta consumada obra maestra, en su tiempo maltratada por sus audacias formales, se ubica dentro del estilo del melodrama noir mexicano que tuvo grandes momentos en los 1940. Aquí, Roberto Gavaldón perfecciona el uso del tema urbano, en este caso una historia de amor loco, llena de fatalismo y criminalidad. Su perfección no está tanto en el uso de un estilo narrativo ya visible en un filme previo, La otra/1946, sino en cómo lo plantea estéticamente. Es así que la temática que había ensayado con su guionista José Revueltas, de un personaje que asciende la pirámide social inescrupulosamente, es convertida en el subtexto de un filme post-expresionista, gracias a un inspirado Alex Phillips, donde la escenografía tiene una evidente función dramática, desde los espejos hasta los vestuarios, desde las escaleras hasta el jardín. Asimismo, existe un hieratismo estetizante, concebido a nivel de puesta en escena, donde la cámara funciona como partícipe antes que como testigo. Sobre todo, cada que retrata lo interior de los personajes, congela deliberadamente las acciones, con lo que evita cualquier exceso melodramático para lograr con austeridad visual, hacer al filme un contundente ejercicio policial sobre lo visible y lo pulsional de una conducta criminal.
El filme resulta de avanzada y de ruptura. De avanzada por su hábil manejo de microtemas, por completo expuestos, como la hipocresía social de la moral; la forma en que sobreviven Eros y Thanatos, encarnados por la mismísima María Félix en papel hecho a la medida; y la forma cínica en que se edifica la felicidad amorosa sobre el crimen. De ruptura, porque el libreto recurre a varias elipsis, verdaderas omisiones de la línea dramática, que aparecen como rápidos chispazos de acción cuando es necesario explicar la conducta y las emociones criminales. De igual manera, lo violento del filme, un asesinato pasional y la deformación del deseo sexual, convertido en neurosis constante y sin solución, revelan el desplazamiento que Gavaldón hace del tema: transforma el crimen en obsesiva culpa y en angustia. Lo que hace más profundo al filme, sobre todo por su estructura geométrica, exhibida incluso en la decoración de cada espacio. Un filme que siempre sorprende por su capacidad proteica de ser sueño, crimen, deseo y pura imagen fílmica.
Ficha artística: María Félix (Raquel Serrano); Arturo de Córdova (Antonio Ituarte); Charito Granados (Elena); Fortunio Bonanova (Nacho); Carlos M. Baena (Esteban); Rafael Alcayde (Demetrio); Eduardo Casado (licenciado Jiménez), Luis Mussot (doctor Vidaurri), Carlos Villarias (juez); Natalia Gentil Arcos (María).
Ficha técnica: Productora: Panamerican Films S. A., México; Productor: Rodolfo Lowenthal; Gerente de producción: Luis Cortés; Guion y adaptación: José Revueltas y Roberto Gavaldón, basado en la obra de Ladislao Fodor; Guion técnico: Tito Davison, con la colaboración de Alfredo B. Crevenna y Edmundo Báez; Fotografía: Alex Phillips (en blanco y negro); Operador: Rosalío Solano; Edición: Charles L. Kimball; Música: Rodolfo Halffter; Canciones: Agustín Lara y Dr. Newman; Escenografía: Manuel Fontanals.
Estudios y laboratorio: Estudios Clasa; Duración: 92 minutos; Estreno: Cines Palacio, Chapultepec y Savoy, Ciudad de México, 13 de agosto de 1947.
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