Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)
(Coordinación México, Perla Ciuk)
Sinopsis: Aurelio vuelve a su pueblo, luego de pasar seis años en la cárcel, adonde fue a parar por haber herido a Julio González, un hombre rico que abusó sexualmente de Paloma, novia de Aurelio. Al volver, se encuentra con que su madre ha muerto y su casa está en ruinas. Se entera, además, de que Paloma tiene un hijo producto del estupro y vive exiliada del pueblo. No obstante, se casa con ella. A la fiesta no acude nadie, de igual modo que nadie en el pueblo quiere ayudarlos ni tener tratos con ellos, por el temor que todo mundo le tiene a Julio y a su hermano Ramiro. Éstos hostilizan todo el tiempo a Aurelio, quien les gana en cuanta suerte o evento se lleva a cabo: naipes, peleas de gallos, carreras de caballos. Aurelio y Paloma obtienen buena cosecha y deciden colocarla en otro pueblo para evitar vendérsela a los hermanos González. Aurelio consigue vender y adquiere una pistola. Cuando Julio busca “recuperar” a su hijo, Aurelio decide abandonar con su familia el pueblo, cosa que los hermanos también quieren impedir. Aurelio los mata y finalmente consigue, con su familia, dejar atrás todo.
Filmada en un lapso poco mayor a dos semanas y con un presupuesto realmente bajo tanto para el estándar de la época como para aquello a lo que “El Indio” Fernández estaba acostumbrado, Pueblerina ha quedado registrada como su cinta más austera pero no sólo eso: al mismo tiempo, desde que fue estrenada, en buena medida como producto de dicha sobriedad, se le consideró como una de las propuestas más logradas y eficaces de un director que ya había dado amplias muestras de talento y oficio. Siempre es difícil hablar de “la mejor” cinta de equis realizador, pero muchos especialistas opinan que éste es el caso de Pueblerina respecto de su director y argumentista.
A lo anterior contribuyeron de manera relevante al menos tres aspectos: en primer lugar, la pluma guionística de Mauricio Magdaleno, uno de los mejores en este rubro, y en segundo la capacidad de Figueroa para adecuarse a las magras condiciones presupuestales impuestas a la producción. En otras palabras, la celebrada mancuerna Fernández-Figueroa –cuyo máximo logro se expresó más de una vez en un preciosismo paisajista que la generalidad aprecia tanto en el terreno de la plasticidad y la estética iconográficas, así como en el terreno semántico- demostró ser capaz de aplicar talento y entendimiento profesionales bajo cualquier tipo de condiciones de trabajo.
El tercer aspecto relevante tiene que ver, asimismo, con la citada escasez de recursos, pues de ahí surgió la situación de no contar aquí, para encabezar el reparto, con Pedro Armendáriz y Dolores del Río, la dupla actoral predilecta del director. En cambio, y por necesidad, Fernández acudió a Roberto Cañedo, un experimentado actor hasta entonces poco protagónico, así como a una actriz cuya elección sin duda fue favorecida por el hecho de que Fernández sostenía una relación sentimental con ella.
La sencillez del argumento, aunada a la misma cualidad en la resolución cinematográfica, cristalizadas en términos de eficacia y calidad, hacen de Pueblerina una cinta-paradigma dentro de la cinematografía mexicana, ya que es un muy temprano caso -tal vez el primero- de algo que se ha vuelto una constante nacional: frente a los altibajos creativos y los fracasos rotundos de no pocas producciones con dinero, hay cineastas -como “El Indio”– que, orillados por las circunstancias o por propia voluntad, han sido capaces de facturar un cine sustentado en valores muy otros de los económicos. Es significativo, en este sentido, el hecho de que Pueblerina sea catalogada, como ya se dijo, acaso la mejor película de su autor, frente a otras que gozaron de condiciones materiales mucho mejores en su realización.
Ficha artística: Columba Domínguez (Paloma), Roberto Cañedo (Aurelio Rodríguez), Arturo Soto Rangel (párroco), Manuel Dondé (Rómulo), Ismael Pérez (Felipe), Luis Aceves Castañeda (Ramiro González), Guillermo Cramer (Julio González), Enriqueta Reza (doña Soledad), Rogelio Fernández (Froylán), Agustín Fernández (Tiburcio), Hermanos Huesca (músicos), Trío Calaveras (músicos).
Ficha técnica: Productora: Ultramar Films y Producciones Reforma, S.A. Productor ejecutivo: Felipe Subervielle. Jefe de producción: Alberto A. Ferrer. Argumento: Emilio Fernández. Guion: Mauricio Magdaleno. Fotografía: Gabriel Figueroa (blanco y negro). Cámara: Daniel López, Ignacio Romero y Pablo Ríos. Montaje: Jorge Bustos. Sonido: James L. Fields. Música: Antonio Díaz Conde. Construcción de decorados (escenografía): Manuel Fontanals. Vestuario: Beatriz Sánchez Tello. Maquillaje: Armando Meyer. Ayudante de dirección: Felipe Palomino.
Estudios de rodaje: Estudios Churbusco. Duración: 106 min. Estreno: México, 6 de julio de 1949. Calificación: A.
Premios: Antonio Díaz Conde se lleva el Premio a la Mejor Partitura del Festival Internacional de Cine de Cannes (1949), Francia. Premio Ariel (1950) por: Actor (Roberto Cañedo), Fotografía (Gabriel Figueroa) y Música de Fondo (Antonio Díaz Conde); y las nominaciones por: Película, Dirección, Edición (Jorge Bustos), Argumento Original y Guion Adaptado (en ambos Emilio Fernández y Mauricio Magdaleno), y Actuación Infantil (Ismael Pérez “Poncianito”). Gabriel Figueroa obtiene el Premio a la Mejor Fotografía en el Festival Internacional de Cine de Madrid, España, y el Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary, Checoslovaquia.
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