OROZCO Y BERRA, FERNANDO

Director, guionista y fotógrafo. Algunos de los proyectos cinematográficos más interesantes del carrancismo son los realizados por la Secretaría de Guerra y Marina. Ante la urgencia de desarrollar la disciplina militar y despertar el fervor cívico y de servicio del nuevo Ejército Nacional -surgido de las fuerzas irregulares de la Revolución-, se filman Juan Soldado/Enrique Castilla 1919, sobre un cuento del general Francisco L. Urquizo, y las películas El precio de la gloria/1919, El block house de alta luz/1920 y Honor militar/1920, cuyas direcciones se atribuyen al teniente coronel Fernando Orozco y Berra. Todas parten de argumentos escritos por él mismo y adaptados por Rafael M. Saavedra, con fotografía de Miguel Ruiz, con Rutila Urriola, Flora Isla Chacón, Eduardo Urriola, Teté Tapia y Rafael M. Saavedra. Estas películas se presentan sólo en los cuarteles.

La rebelión encabezada por Adolfo de la Huerta y amparada por el Plan de Agua Prieta a principios de 1920, modifica los proyectos fílmicos de la Secretaría de Guerra y Marina que dan preferencia a la producción documental. Fernando Orozco y Berra es designado responsable de la elaboración de películas instructivas en esa Secretaría desde junio de 1920. Desde ahí, expresa su voluntad de producir películas educativas para la tropa que simultáneamente la entretenga o divierta y de seleccionar otras útiles para esos propósitos. Para esto, los cuarteles son dotados de casetas de proyección y pantallas.

Considera la posibilidad de emplear al cinematógrafo para la enseñanza de los Reglamentos de Maniobras de Infantería, de Caballería y de Artillería. En julio de 1921 la prensa informa que Fernando Orozco y Berra planea dar clases de mímica cinematográfica a los asilados de la Escuela de Sordomudos, con el objeto de hacer una película para ser exhibida en septiembre de 1921 con motivo de las ceremonias del Centenario de la Consumación de la Independencia.

“… Todas estas condiciones enunciadas, las contiene el cinematógrafo, que deleitando con la exhibición de escenas de la vida real, ya civiles, ya militares, da enseñanzas buscadas ad hoc, y deja vivo su recuerdo en la imaginación del soldado que, a semejanza del niño, se divierte con cualquier escena, la graba en su memoria y la repite después de mucho tiempo, a título de historia, que comenta a su manera, sin perder detalles y aun razonando sobre ella.”

“Ahora bien, si en estas escenas cinematográficas, se les hacen pasar algunos episodios heroicos, de valor, de dignidad, de disciplina, de honor, etc., cada una de ellas será, a no dudarlo, un motivo de distracción, por la parte representativa, pero dejará en el fondo de su conciencia la enseñanza buscada; cada soldado, al recordar la trama de la exhibición, habrá tomado por los letreros explicativos, la razón de ser de los acontecimientos culminantes y sus consecuencias buenas o malas, y de la misma manera que recuerda y comenta el argumento, recordará y comentará el fondo educativo que para él, inconscientemente, ha surgido de la exhibición.”

(Revista del Ejército y de la Marina, “Cinematografía militar”, Fernando Orozco y Berra, Vol. 5, No. 6-9, junio-septiembre 1920, pp. 183-184, Archivo Federico Dávalos Orozco y Esperanza Vázquez Bernal)