ROBLES CASTILLO, AURELIO

Novelista jalisciense y autor de una popular novela costumbrista “¡Ay, Jalisco, no te rajes!”, que lleva el subtítulo de “La guerra santa”, publicada en 1938. A partir de algunos trozos incidentales de esa obra, se realizan varias cintas taquilleras. La primera, ¡Ay, Jalisco, no te rajes!/Joselito Rodríguez 1941, es sin duda la mejor e instala en la fama a su protagonista, Jorge Negrete, como charro cantante, arrogante, pendenciero y mujeriego, dando nuevo aliento a la comedia ranchera al establecer definitivamente a Jalisco como el mítico depositario de los valores de la identidad mexicana y propone las convenciones del género.

Las siguientes versiones carecen de la simplicidad y eficacia de la primera, como la segunda, única dirección de Aurelio Robles Castillo, El Ametralladora/1943, quien compone las canciones de su cinta, entre ellas, un corrido en honor del “Chaflán”, el actor Carlos López, fallecido el año anterior y que aparece personificado al principio de la película con un doble. Esta versión es protagonizada por Margarita Mora y el aún muy joven e inseguro Pedro Infante; Víctor Manuel Mendoza, Ángel Garasa y Antonio Bravo repiten los papeles desempeñados en ¡Ay, Jalisco, no te rajes!

En 1964 Miguel Morayta filma otra versión de ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, realización a color, con Rodolfo de Anda, Sonia Infante y Ángel Garasa.

“El origen de ¡Ay, Jalisco, no te rajes!, la película-escuela del macho mexicano, es por lo menos curioso. El filme se inspira en la novela del Ing. Aurelio Robles Castillo que lleva el significativo subtítulo de ‘La guerra santa’. El libro, disparatado, cursi, confuso, es (hasta donde se puede desentrañar su caótico contenido) a la vez que un homenaje al estado de Jalisco, un ataque furioso contra los cristeros. Uno de los episodios de este ‘Finnegans Wake’ involuntario, narra las hazañas criminales de un feroz bandolero que resulta ser el nuncio papal, asaltante de trenes, asesino de niños y mujeres y tenorio empedernido. De otro de los episodios, absolutamente incidental, surgieron dos películas: ¡Ay, Jalisco, no te rajes! y El Ametralladora, esta última interpretada por Pedro Infante y dirigida por el propio Aurelio Robles Castillo. Según Blanco Moheno, el Ing. Robles se basó para su personaje ‘en la vida tormentosa y homicida de Rodolfo Álvarez del Castillo, un famoso tahúr tapatío, felón y asesino, a quien la ingenuidad popular, por la puntería casi circense de que hacía gala y para dar idea de la precisión mecánica del tiro, lo apodó «El Remington», tipo guapo de pelado criollo a quien alcancé a conocer vestido lujosamente de charro y amarrando su precioso penco a un poste situado frente a la fachada del Hotel Regis para entrar a la cantina que se encontraba al fondo, donde hoy se afanan los peluqueros que fue teatro de muchas de sus hazañas’.”

(Anuario 1965, “Cuarto Ciclo Reseña del Cine Mexicano/2. ¡Ay, Jalisco, no te rajes!”, Carlos Monsiváis)