Director, actor y guionista. Hijo de José María Amador, funcionario del gobierno tapatío, a los tres años emigra con su familia a Los Angeles, Estados Unidos, donde inicia su carrera cinematográfica como extra y haciendo pequeños papeles cómicos. Cuando Billy West (Roy B. Weissberg) deja de imitar a Chaplin, Charles Amador ocupa su lugar, aunque ocasionalmente también se le conoce como Charles “Aplin”. Su primera caracterización fílmica de “Charlot” fue al lado de Douglas Fairbanks en The Nut/Theodore Reed 1921 y, para 1925, ya tenía filmadas varias docenas de rollos, entre ellos, A Day in Tijuana/Robert Mackenzie 1925. A mediados de 1923 visita la capital mexicana acompañado de Dolly de Wayne, y representa en el Teatro Olimpia “escenas cómicas tal como si estuviera frente a la cámara de los estudios cinematográficos”. En Guadalajara, declara su intención de filmar en su tierra natal. Por un litigio promovido por Chaplin en octubre de 1925, las cortes norteamericanas lo obligan a cambiar de indumentaria.
Regresa a México en 1929 y dirige y actúa en el corto sonoro El inocente, al lado de Emilio Tuero y Adela Sequeyro. El siguiente año dirige, escribe y protagoniza, en la ciudad de Puebla, Terrible pesadilla, consternante comedia originalmente muda y probablemente sonorizada, en la que puede apreciarse el trabajo de Charles Amador como imitador de Chaplin. En 1932 filma unas comedias cortas con Carmina de la Llata cuyos títulos se desconocen y, en 1935, hace El Día del Trabajo, corto cómico con Elvira Gosti y Ana María Bengoa.
En los años setenta se localizan en Puebla cuatro rollos de ocho de Terrible pesadilla/1930, se conservan en la Filmoteca de la UNAM los rollos uno, cuatro, cinco y ocho de una copia muda, aunque los fotomontajes ahí mismos depositados la anuncian como sonora, con música de Ernesto Mangas. La cinta incluye versiones muy precarias de hallazgos cómicos norteamericanos como los Keystones Cops, las bañistas de Sennett, etc., y destaca Carmen Desfassiaux bailando de puntas el “Jarabe tapatío”.
“Pienso organizar algunas películas aquí en México, y con la cooperación de algunos periodistas trataré de organizar un concurso para elegir una guapa damita que trabaje al lado mío en mi próxima película, que podrá ser tal vez cantada por ella [sic], pues que el personaje que encarno, mímico por excelencia, no diría jamás con una maravillosa tirada de verso lo que hace sentir con un ligero y simple movimiento de hombros, o un gesto facial.”
(El Universal Ilustrado, No. 656, 05/12/1929, pp. 18, 43)
Demandado por Chaplin, los abogados de Charles Amador defienden sorprendentemente los “derechos” de su cliente para caminar, vestir y maquillarse como Chaplin. Reunieron datos y testimonios detallados y comprobables señalando que el mostacho, vestuario, maquillaje, caminado de pato, etc., no eran exclusivos de Chaplin y habían sido usados por diversos comediantes de manera aislada o combinados. El demandante aceptó todas las consideraciones históricas, pero señaló que incluso si otros habían empleado elementos de su vestuario, éste en su conjunto, unido al nombre de Chaplin, era de su exclusiva propiedad y que conforme a la ley de competencia desleal, tenía derecho de protegerse de los imitadores.
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