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ENSAYOS

ORLANDO JIMENEZ RUIZ

CINE EN TELEVISIÓN (1935-2006)

Orlando Jiménez Ruiz

Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

 

 Cuántas tardes, noches o veladas de fin de semana casero, nos hemos propuesto “ver alguna película en la televisión”. Generalmente como la propuesta lo indica, esperamos atrapar una buena opción, casi al azar, entre la gran variedad, no siempre afortunada, que ofrece la televisión al momento de tomar el control remoto y en cuestión de segundos ir de un canal a otro en busca del entretenimiento. Esta acción de lo más cotidiana para el televidente es producto de la relación histórica entre la industria cinematográfica y la televisiva.

El origen de este fenómeno socio-político, económico e histórico, surge después de la Revolución Industrial y se acelera en la segunda mitad del siglo XX. Es así como los medios de comunicación electrónicos se ubican como principales proveedores del entretenimiento y la información, situación que les otorga un rol determinante en la formación, organización, educación y desarrollo de las sociedades del Siglo XX y XXI. El cine y la televisión conforman la revolución mediática-electrónica, que en cualquiera de sus formas, transforma la recepción y el consumo de material audiovisual en una acción cotidiana, casi automática. A partir de la aparición de la televisión, ambos medios se han relacionado de las más diversas formas, a veces antagónicos, a veces aliados, pero eso sí, siempre en la interacción en busca de satisfacer el voyerismo humano, y esa necesidad casi innata del hombre de captar la imagen en movimiento.

El presente texto está basado en una revisión historiográfica, no exhaustiva de las relaciones entre el cine y la televisión a través de la compilación de datos, cifras y testimonios sobre la injerencia, las relaciones artísticas, normas políticas, técnicas, comerciales y de programación del cine en la televisión. Se revisan algunos de los capítulos más significativos de una larga teleserie que narra los amores, alianzas, divorcios, traiciones y reconciliaciones entre cine y televisión mexicanos, aunque ineludiblemente en esta historia se cruza también la de la industria radiofónica, medio de alto impacto en México en la época que nació la televisión, a la que aportó recursos técnicos y artísticos en su etapa inicial, además de ser una de las plataformas principales de algunas figuras cinematográficas, sobre todo las que estaban ligadas al mundo de la música[i]. Planteado de esta manera consideramos las relaciones intermediáticas no sólo como relaciones intergremiales, sino que también las enmarcaremos dentro de un proceso de hibridización de los medios de comunicación y de la imagen[ii].

 

Ver la tele.

La televisión domina actualmente el mercado de la distribución y comercialización de los productos audiovisuales en el mundo buscando satisfacer la demanda global de información y entretenimiento, en competencia o participación con las industrias radiofónica, cinematográfica y editorial. En el caso de algunas televisoras internacionales, éstas han adquirido tal poder que han cooptado o extendido su administración a otras industrias mediáticas, reduciendo la diversidad informativa o de plano monopolizando[iii]. La utilización, regulación e influencia social del medio televisivo son temas que desde sus inicios han sido debatidos por diversos sectores sociales, o por la sociedad teledirigida, llamada así por alguna de esas voces (Giovanni Sartori, 1998) en alusión a la gran influencia de la pantalla chica sobre las sociedades democráticas actuales y a la importancia de las imágenes en movimiento para la cotidianidad del Hommo Videns.

Desde su etapa experimental en los años treinta y posteriormente en su conformación comercial, en los años cincuenta, la televisión ha continuado su evolución, buscando impactar a millones de posibles espectadores sectorizados en diversos públicos, muestra de este desarrollo tecnológico y continuo, son las repetidoras, el sistema de video-tape, la puesta en órbita de los primeros satélites (en el caso de México El Pájaro Madrugador rentado a la empresa Huges Aircraft and Company en 1965 y los satélites de propiedad de Televisa, el Morelos I y II, lanzados en 1985 y Solidaridad I y II lanzados en 1993 y 1994 respectivamente), la invención del sistema Multipoint Multichannel Distribution Service (MMDS) conocido también como señal restringida o televisión por microondas, y en la era digital, el sistema Direct to Home (DTH) servicio de difusión directa vía satelital al que pertenece el sistema Sky, principal proveedor de televisión vía satélite en América Latina, que ofrece además de decenas de canales de audio y video, canales en Internet, a través de los cuales se accede a todo tipo de productos mediáticos, como revistas, diarios, y uno de sus negocios más innovadores: los lanzamientos de películas, que alcanzan una mayor calidad visual con el llamado sistema de alta definición.

En México, según datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Historia (INEGI)[iv] hasta 2004 se tenían contabilizadas un total de 652 estaciones de televisión en el país, de las cuales 469 eran concesionadas y 199 permisionadas, además de 1 109 estaciones complementarias (repetidoras), las horas de transmisión varían según las televisoras que pueden o no transmitir las 24 horas del día.

Las principales empresas de la televisión en México son: Televisa y TV Azteca, bastante favorecidas a través de la historia política del país, sexenios gubernamentales que han pactado con las empresas el poder que conlleva el propio medio. Televisa también participa en la producción y distribución cinematográfica, a través de Televisa Cine y su empresa Videocine, y controla la distribución de la Televisión por cable y satelital a través de sus empresas filiales Cablevisión y Sky, esta última en sociedad con el conglomerado estadounidense News Corporation, la empresa brasileña O’Globo y la operadora de los sistemas de cable más importante de EU, Tele Communications International Inc. (TCI).

En la televisión mexicana de sistema abierto, hay 10 canales asentados en la capital que funcionan en los diferentes Estados de la República a través de repetidoras, los canales 2, 4, 5 y 9 de Televisa, el 7 y el 13 de Televisión Azteca, los canales estatales 11 y 22, ambas en el modelo de televisión cultural, y los canales 28 y 40, relanzados de manera un tanto abrupta e indefinida en 2006[v], justo después de realizarse polémicas modificaciones a la Ley General de Radio y Televisión, impulsadas por Televisa y aceptadas por el Poder Legislativo y el Ejecutivo mexicano[vi]. En todos los canales mencionados se ofrecen películas dentro de sus programaciones con diferentes clasificaciones y horarios.

 

Ir al cine.

Aunque cada vez en menor número y más estandarizadas, las salas cinematográficas se mantienen como espacios para el ocio de los habitantes de los grandes centros poblacionales, el cine logra con la proyección de imágenes en un sitio oscuro abstraer al espectador de su tiempo y espacio real para transportarlo a un tiempo y espacio cinematográfico. La pantalla se transforma en un espejo fantástico o de realidades sociales, una entrada a la dimensión en dónde mora nuestro ser imaginario (Edgar Morin, Seix Barral, 1975).

Las cinematografías alrededor del mundo -con excepción de Hollywood que domina y diseña el mercado del entretenimiento audiovisual a nivel mundial- sobreviven dentro de la oferta de entretenimiento como industrias culturales y como un hábito de entretenimiento, ante la hegemonía de las grandes transnacionales del audiovisual (Flychi, 1984), pero al mismo tiempo se mantienen en el mercado cinematográfico insertas en el enorme sistema diseñado por aquellas a las que se adaptan, para sobrevivir en el mercado, algunas de manera creativa[vii].

Pese a la gran oferta de las películas en casa, a través de la tele, el video o el DVD, la industria cinematográfica ha caído en cuenta desde hace tiempo, que más que alejarse de las salas, los públicos del cine se han diversificado tanto como los canales para llegar a ellos y que el acceso a estos canales de distribución tampoco ha significado a la industria abandonar la manera tradicional de ofrecer filmes al público, a través de proyecciones en salas cinematográficas. 

El sector cinematográfico mexicano, a través de la Cámara Nacional de la Industria del Cine (CANACINE) contabilizó hasta 2004: 2,804 salas cinematográficas en el país[viii]. Sin duda, por alcance, número de espectadores y cantidad de horas de entretenimiento la televisión supera al cine como medio proveedor de productos audiovisuales, incluyendo las películas hechas originalmente para su proyección cinematográfica.

 

Ver una película en la tele.

Es innegable que desde que nació la televisión, el cine perdió su condición de proveedor único de imágenes en movimiento, antiguo rey de las modernas fantasmagorías. En la televisión, las películas de todas épocas han compuesto por años y hasta la fecha parte de la programación y han ocupado una buena parte de su tiempo aire. Una de las primeras polémicas que surgieron al programar cine en televisión fue la de los cortes comerciales que se consideran interrupciones o mutilaciones (además de en muchos casos los cortes por censura) al discurso, tiempo y ritmo cinematográficos, situación que sin embargo pasa desapercibida para el ojo de la mayoría de una tercera o cuarta generación de televidentes.

Para el cine espectador, el tiempo televisivo cohesiona el tiempo libre para admirar una obra como pudiese ser el caso de las películas. En el caso de la televisión de paga la situación es diferente según los canales que pueden ser de pago por evento (PPV) sin interrupciones comerciales. Sin embargo, esta adaptación sufrida por el cine en la televisión ha sido compensada por la televisión, debido al alcance que tiene en el mundo, aportando difusión, permanencia, afirmación y divulgación de la cultura cinematográfica.

Las innovaciones tecnológicas han dotado al cine de diversos canales de distribución, siendo la televisión el primer canal externo al cine en exhibir documentales fílmicos y largometrajes; después, en los años setenta salió al mercado y se popularizó el videocasete, cuyo principal contenido de comercialización eran, o aún son, películas al igual que para la televisión de pago por evento, satelital, el DVD y el Internet.

La naciente televisión comercial complementó con películas principalmente sus primeras programaciones y muy pronto descubrió que los materiales fílmicos le eran bastante rentables, pues sin ser producidos expresamente para la transmisión televisiva eran productos audiovisuales listos, previo un trabajo de programación, para su transmisión a una audiencia.

Las películas hechas para el cine siempre han sido uno de los materiales más solicitados por las televisoras aunque la industria televisiva también arrojaría un género de películas producidas exclusivamente para su transmisión en televisión: el Telefilme. A principios de 1966 la cadena NBC decide crear una serie de películas para televisión y firma un contrato con Universal Studios para la producción de las mismas (Flores Cataño, 2001, pag.76) que tienen su versión mexicana: el Videohome. En México las empresas televisoras mencionadas, además de MASTV y PCTV, son los principales distribuidores de productos y programaciones de televisión por cable; contabilizamos en ese sector 10 canales totalmente dedicados a la transmisión de películas (Multicinema, The Film Zone, Golden Choise 1, Golden Choise 2, Movie City, Cine Canal 1, Cine Canal 2, Cine Canal Classics, De Película y Cine Latino) y por lo menos 5 canales más (Hallmark, TNT, HBO, HBO plus, Max Prime) con más de un 90 por ciento de su programación compuesta por películas y el resto dedicado al “detrás de las cámaras” y programas afines como entrevistas a actores y directores, además de  los canales de las grandes compañías de Hollywood (Paramount, MGM, Universal y Twentieth Century Fox) y de los canales PPV, todo un universo cinematográfico pues se ofrecen 12 canales dedicados cada uno a la transmisión de una película, y 6 películas con tres canales, lo que hace un total de 30 canales dedicados a la transmisión de películas de estreno en televisión con diferentes opciones de horarios durante el día, además de cinco canales especiales para la proyección de películas y programas Triple X.

 

Correspondencias intermediáticas y relaciones genealógicas de los medios audiovisuales.

La invención de la televisión se dio en un marco en que la invención de los medios electrónicos de comunicación apuntaló en la sociedad la cultura de la tecnología, el sistema del conocimiento técnico presente a cualquier escala, durante la historia de la humanidad y que se ha desarrollado vertiginosamente desde mediados del siglo pasado. La invención y primeras experimentaciones del televisor fueron llevadas a cabo de manera paralela al rededor del mundo, por diferentes grupos y personas como había sucedido antes con otros inventos mediáticos como la radio, el teléfono y el cinematógrafo, que a la postre aportaron sus principios comunicativos a los inventores, que en el Siglo XX desarrollarían la maquina de tele-visión.

Así como las primeras vistas cinematográficas a finales del Siglo XIX tuvieron sus antecedentes en teorías y descubrimientos ópticos, en juegos de luces, sombras y fantasmagorías, así se fueron hibridizando, mezclando y desarrollando los conocimientos de la radiotelefonía y el cinematógrafo en búsqueda de crear una nueva maquina teletransmisora y receptora de señales con imágenes y sonido, que pudiese mostrar el tiempo en otro espacio, el espacio de otro tiempo[ix].

Cabe mencionar que, como en la actualidad, en los inicios de los medios mecánicos y electrónicos, éstos pasaron por momentos en que sus técnicas y redes comunicativas se entrecruzaron en la experimentación de métodos para transmitir y recibir mensajes, imágenes y sonido de una manera más eficaz y rentable. Por ejemplo, el concepto de la videollamada telefónica -por fibra óptica o celular o a través de otros medios como los dispositivos de los mensajeros instantáneos de Internet- que se maneja aún como algo de lo más innovador fue una de las primeras aplicaciones de la técnica televisiva concebida como telefonovisión, en la Alemania de finales de los años treinta: (Lipfert, 1940, pgs. 12 y 13

El deseo del ser humano por informarse y entretenerse viendo y/o escuchando imágenes y sonidos ocurridos a larga distancia, su explotación y comercialización son móviles comunes de los inventos mediáticos del Siglo XIX y XX.

 

EL CASO MEXICANO.

Pioneros de la televisión en México tan cerca de EU, el cine y la radio.

Las investigaciones que conformaron el proceso de la genealogía televisiva y sus diversas facetas experimentales en sus inicios fueron pagadas con los propios recursos de los inventores, con capital aportado por dueños de las compañías mediáticas, fabricantes, comerciantes de electrodomésticos y/o por los gobiernos.

En el caso de los pioneros de la experimentación televisiva en México, fueron los profesores de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME) y del Instituto Técnico Industrial, Francisco Stavoli y Miguel Fonseca, que importaron de los EU., el primer equipo de televisión en 1930, que instalaron en 1931 en el edificio de la ESIME en la calle de Allende del Centro de la Ciudad de México. Así se efectuaron las transmisiones pioneras apoyadas económicamente por el Partido Nacional Revolucionario (PNR) que ese mismo año había inaugurado su radiodifusora, la XEFO, dentro de una “estrategia propagandística a través de la cual el PNR pretendía consolidar su presencia en la sociedad” (Mejía Barquera, 1998, pag 20 y 21).

La imagen de la señora Amelia Fonseca, esposa del ingeniero Stavoli, fue la primera transmitida por el equipo importado que funcionó experimentalmente en la ESIME hasta 1935 en que el PNR adquirió en Nueva York otro equipo nuevo de televisión que presentó e instaló como parte de un proyecto de “propaganda y difusión cultural” en sus instalaciones en Paseo de la Reforma 18 en dónde el 16 de mayo de ese año el ingeniero Stavoli hiciera una demostración en conferencia de prensa y en la que se transmitió una fotografía del presidente de la República el General Lázaro Cárdenas.

En lo que pudiese parecer un capítulo con tintes cinematográficos de la historia de la televisión mexicana se consigna que en 1934 el mejor alumno de Stavoli, Guillermo González Camarena de 17 años, construyó con desechos de los antiguos mercados de Tepito y La Lagunilla en la Ciudad de México su primera cámara de televisión (Ib, pag. 21 y 22). Así comenzaría la búsqueda y experimentación inquebrantable del hombre que sería apoyado por los presidentes mexicanos Lázaro Cárdenas, quien puso a su disposición los estudios de la XEFO del Partido Nacional Revolucionario para sus experimentaciones a partir de 1935, y Miguel Alemán, que en octubre de 1947 lo comisionó junto con el escritor Salvador Novo auspiciados por el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) para analizar los dos sistemas de televisión dominantes en el mundo, el estadounidense (comercial-privado) y el británico (monopolio estatal) y así contar con elementos para decidir qué sistema elegir para permitir su aplicación en México.

El ingeniero Guillermo González Camarena consumó el primer sistema de televisión tricromático o en colores en 1939, y realizó las primeras transmisiones en circuito cerrado desde su casa de Le Havre N. 74 en las que inauguraría su primera estación experimental el 7 de septiembre 1946, XHIGC, cuya señal emitida era recibida por la concesión de radio más exitosa de México, la llamada Voz de América Latina, la XEW en la calle de Ayuntamiento, y en las instalaciones de la Liga Mexicana de Radio Experimentadores en Bucareli y Lucerna.

A pesar del carácter científico de los experimentos, las transmisiones de XHIGC se celebraban todos los sábados a las 20:30 horas con programas de variedades (musicales, bailes, concursos) y entrevistas; por su buen desenvolvimiento fue a partir de 1947 que se realizaron varias demostraciones de este prodigio de la tecnología nacional en algunos cines de la Ciudad de México aunque antes, una compañía norteamericana, RCA, había llevado a cabo una demostración pública de este invento en 1946 transmitiendo una corrida de Toros de la Plaza de Toros México al Hotel del Prado, en el Centro Histórico de la Ciudad de México.

Así, en septiembre de 1947, Guillermo González Camarena instala algunos circuitos cerrados de televisión en las tiendas más importantes de la Ciudad de México, principalmente en las que comercian con electrodomésticos como Salinas y Rocha, y en los cines de la Cadena de Oro, en ese momento propiedad de Emilio Azcárraga Vidaurreta, también dueño de la radiodifusora XEW. En aquellas demostraciones de televisión realizadas en los cine-teatros se dio el primer encuentro entre el popular cine y la naciente televisión que aprovechaba así, el quórum y poder de convocatoria del cine para darse a conocer. El reciente invento transmitía la imagen de los curiosos transeúntes captada con una cámara conectada a ese circuito cerrado. Además de esas ocasiones en que el público desfilaba frente a la lente de la cámara, en la pantalla también se anunciaban diversas marcas y productos. La expectación que despertaron aquellas transmisiones en circuito cerrado fue tan grande que se continuaron hasta 1950, poco tiempo antes de la inauguración formal de las transmisiones de televisión en México.

Un vestigio de este fenómeno lo podemos ver en el filme Sindicato de Telemirones de René Cardona (México, 1953) que muestra a esos primeros televidentes o telemirones que, careciendo del aparato televisivo, acudían en conjunto a mirar los diferentes eventos que pasaba en los televisores de las vitrinas de una tienda de electrodomésticos.

El cine en la naciente industria televisiva.

Como hemos mencionado, gobiernos e iniciativa privada fueron en muchos lugares del mundo los principales promotores e impulsores de la experimentación televisiva. En México esto se dio tanto con los distintos apoyos otorgados por el Estado y por empresarios que invirtieron fuertes sumas de dinero en sus experimentos. Estas dos participaciones han sido determinantes en toda la historia de la televisión en México. Sobre la relevancia del apoyo financiero del entonces magnate de la radio en México, Emilio Azcárraga Vidaurreta, pionero e inversionista de la televisión, la revista Transmisiones menciona:

En agosto de 1948, la Secretaría de Economía expide el permiso oficial para que los laboratorios GONCAM, propiedad de Guillermo González Camarena, operen comercialmente. (…) Antes, en marzo de 1948, González Camarena había declarado que “el dinero invertido en los experimentos [de televisión] es incalculable y el apoyo económico se debe a don Emilio Azcárraga [xi].

A continuación las semblanzas sobre los primeros canales de televisión en México y las relaciones y productos cinematográficos de los que hicieron uso inicialmente:

 

Canal 4.

El acto oficial de inauguración de este canal fue la transmisión del IV informe de gobierno rendido por el Presidente de la República Miguel Alemán Valdés, desde el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, el 1 de septiembre de 1950 cuando las cámaras y la unidad móvil de XHDF-TV Canal 4, concesionado a Rómulo O`Farril, también dueño del periódico Novedades, se desplazaron para cubrir tal evento. Antes, y para que esto sucediera, el 11 de febrero de ese mismo año se había publicado en el Diario Oficial de la Federación el “Decreto que fija las normas que deberán observar para su instalación y funcionamiento las estaciones radiodifusoras de televisión, primera disposición legal específica en esta materia”. Las normas técnicas que el documento contiene se basan en el informe entregado por González Camarena en 1948 en el que recomendó formalmente adoptar el modelo de la televisión norteamericana abduciendo que las especificaciones técnicas con las que se habían llevado a cabo los experimentos televisivos en México estaban basados hasta ese momento en los del vecino país del norte, dónde también se habían comenzado a comercializar en serie los aparatos receptores que serían más fáciles y baratos de importar desde EU que desde Europa.

La anterior determinación, aunada al dominio que desarrollaría la industria de Hollywood y las agencias publicitarias norteamericanas sobre la cinematografía y televisión mexicana, condicionaron las relaciones venideras entre ambas industrias[xii] ya que la televisión se consolidaría como un canal constante de distribución cinematográfica. Así, cine y televisión mexicanos se verían afectados por esa influencia y manipulación en su manufactura, rutas, mercados, ventas e instalaciones -como con la construcción de los Estudios Churubusco por parte de la RCA asociada a Emilio Azcárraga Vidaurreta en 1945-, rubros de la producción cinematográfica en las que estaba relacionada la industria norteamericana.

Cabe señalar que la adopción del modelo de televisión norteamericana no significó, como revisaremos más adelante, que el Estado mexicano se desinteresara totalmente por participar de esa industria. Aunque se considera la transmisión de aquel evento presidencial el inicio de la televisión comercial en México, fue un día antes, el 31 de agosto, que Canal 4 inauguró sus actividades con la transmisión de un programa “artístico musical” transmitido desde el Jockey Club del Hipódromo de las Américas. Sus primeras instalaciones estuvieron en los pisos 13 y 14 del Edificio de la Lotería Nacional, con su antena colocada en lo más alto del inmueble y con equipamiento técnico de la RCA.

Las series cinematográficas extranjeras, como las de Sherlock Holmes o Flash Gordon, los documentales, así como películas nacionales y extranjeras fueron los primeros materiales fílmicos utilizados por Canal 4, así mismo el canal contaba con su programa Mesa de Celebridades conducido por Agustín Barrios Gómez, en el que constantemente entrevistaba a estrellas de cine y que vivió uno de sus grandes momentos en 1953 cuando tuvo en su panel a los invitados de la semana de cine italiano en México, al Director Alberto Latuada, al guionista Césare Savatini y a la actriz Marisa Belli.[xiii]

 

Canal 5.

Por su parte, el 10 de enero de 1950 el ingeniero González Camarena obtuvo la concesión para explotar comercialmente el Canal 5 XHGC, inaugurado el 10 de mayo de ese año con la transmisión a control remoto desde el cine-teatro Alameda de un festival del día de las madres organizado por el diario Excelsior (Mejía Barquera, 1998, Pág. 27) aunque las transmisiones regulares del Canal 5 comenzarían hasta el 18 de agosto de 1950 y sus estudios se instalaron en el mismo edificio, perteneciente como habíamos mencionado a Emilio Azcárraga. Entre los primeros materiales fílmicos que ofreció González Camarena en su programación de corte infantil y educativo estuvieron los cortometrajes de dibujos animados como las Silly Sinphonies, producciones de los años treinta de Walt Disney, así como series documentales sobre la naturaleza, la fauna, la geografía mundial o antologías presentadas en formatos como la llamada Revista Fílmica.

 

Canal 2.

Si el nombre de Emilio Azcárraga Vidaurreta aparece una y otra vez a lo largo de la historia de los medios de comunicación en México, la televisión es sin duda, el apartado más importante en la carrera del visionario y exitoso empresario. Desde 1948, ante la inminente llegada de la televisión, Azcárraga decidió instalar en un edificio que había comenzado a construir en 1943 -originalmente para albergar su proyecto Radiópolis– sus estudios televisivos que desde octubre de 1950 tuvieron las primeras transmisiones de prueba y llevaron el nombre de Televicentro, televisora con equipamiento comprado a las empresas General Electric y Laboratorios Dumont.

En cuanto Azcárraga recibió la concesión para explotar el Canal 2, se apresuró a obtener, el 1 de marzo de 1951, un contrato para transmitir los juegos de la Liga Mexicana de Béisbol, que comenzarían el 21 de marzo, es así como con su hijo Emilio Azcárraga Milmo y su equipo de ingenieros, explora el cerro del Chiquigüite en la Ciudad de México, para colocar a contrarreloj la antena transmisora.

Al parecer el cine aparece en el Canal 2 extraoficialmente desde el primer día oficial de transmisiones, de manera casi accidental o mejor dicho oportuna, según menciona un documental audiovisual. El 21 de marzo de aquél año estuvo lista la antena para transmitir desde el Parque Delta de Béisbol (más tarde llamado Parque del Seguro Social y actualmente un Centro Comercial que incluye salas cinematográficas). “Unos minutos después a la mitad del partido, un técnico del Canal 4 jaló un cable que interrumpió la transmisión, el canal 2 quedó sin imagen por varios minutos hasta que en el Televicentro se puso una película, así termino el primer día de transmisiones de Canal 2 [xiv].

En el aspecto cinematográfico, Canal 2 también dio lugar en su programación oficial al cine nacional y al extranjero, ofrecía la emisión Intermedio Fílmico, una serie de cortos con los que hacía competencia a Revista Fílmica del 4, así como a los primeros programas de cine especializados en las programaciones. El 12 de enero de 1952, a casi un año de haber iniciado sus operaciones se realizó la inauguración oficial del Televicentro con una función de lucha libre, en la que se conjugaron los talentos de Wolf Rubinskis, luchador, actor y enlace de origen lituano-argentino, el ex luchador Marcelo Andreani Jack O’Brien como director de cámaras y Pedro el Mago Septién en los comentarios, además de toda una de las más ilustres troupés del tele-catch mundial conformada entre otros por El Médico Asesino, Camilo Pérez El Bulldog, Gorilita Flores, Tonina Jackson, Lobo Negro y tantos otros personajes que también fueron héroes o villanos del cine.

El ambiente, instalaciones, la forma de organización y hasta algunos bosquejos de la personalidad de los pioneros de la televisión mexicana, así como su íntima relación con los personajes del cine, la radio y el deporte principalmente, se pueden apreciar en las películas El Luchador Fenómeno (Fernando Cortés, 1952), Del Rancho a la televisión (Ismael Rodríguez, México, 1952) y Variedades de Media Noche o El Fantasma de Televicentro (Fernando Cortés, 1959) filmes en que se retratan la vida, escenarios y personajes del Televicentro, inmueble devastado por el terremoto que azotó la Ciudad de México en 1985.

Instalados los tres primeros canales de televisión en México, el 4, el 2 y el 5, la televisión comercial inició con una férrea competencia, dificultades técnicas y muchos comerciales ante los pocos aparatos de televisión y la preocupación de los concesionarios por la pronta distribución y cobertura masiva del televisor y de las señales televisivas. La estrategia de sobrevivencia para los pioneros de la televisión comercial en México a cinco años de su fundación fue la unión, puesto que las producciones televisivas resultaban caras y el naciente público televidente no encontró satisfacción en las programaciones gemelas que le eran ofrecidas como supuestas opciones, sobre todo por los canales 2 y 4, que en su afán de competencia tenían el mismo tipo de programación (Canal 5 se diferenciaba por su énfasis en la programación infantil). El 26 de marzo de 1955 los tres canales se fusionaron para formar Telesistema Mexicano (TSM) al tiempo que se expanden aceleradamente con repetidoras a lo largo del inmenso territorio mexicano y sus diferentes regiones.

 

Cine y televisión, competencia y compenetración por la supremacía de las imágenes.

Al consolidarse la industria televisiva en el mundo, es decir cuando a finales de los cuarenta y cincuenta la televisión se aleja de su carácter de avance científico y se convierte en una oferta de entretenimiento dirigido a un público aunque reducido, heterogéneo y que paulatinamente se va extendiendo, la industria cinematográfica presenció entonces el nacimiento de un fuerte competidor en los ámbitos de la información y el entretenimiento, pero no significó la muerte del cine ni como actividad, ni como arte o industria y menos por substitución.

Poco a poco la televisión en los países fue obteniendo la suficiente estructura, medios técnicos y humanos para emitir y recibir las señales televisivas con repetidoras que encadenan los territorios nacionales que, como en el caso del TSM, logran expandir sus señales y programas hacia Estados Unidos y Sudamérica, fundamentalmente a través del videotape que llegaba a las repetidoras (Ib. pag.38) y luego con la contratación de servicios satelitales.

Como casi siempre sucede con el advenimiento de un nuevo avance tecnológico, se cree que su supuesto antecesor está destinado a desaparecer, así se pensó del cine y la radio ante la televisión y más tarde ante el videocasete, o de la televisión frente al Internet y frente a los nuevos y muy diversos canales de distribución de las imágenes e información en movimiento. Sobre la técnica con la que se utilizaba el material fílmico como parte de las primeras programaciones, el Director de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Iván Trujillo comenta :

Para proyectar los primeros materiales fílmicos por televisión se necesitaba de un aparato especial, que pienso que no debió haber sido una de las primeras cosas que se compraron en México, por que efectivamente la televisión solo era en vivo, ese aparato es el kinescopio, porque el Telecine era para conservar la transmisión en una película o programa y guardarlo, así se conservaron finalmente algunos programas en 16 milímetros. No sé si habrán utilizado el kinescopio que era el aparato adecuado para eso o hayan proyectado inicialmente así en la pared, y sobre la proyección hayan emplazado la cámara de televisión, pero después del kinescopio vinieron otros equipos que fueron mejorando muy rápido [xv].

Los cine noticieros, un género audiovisual de probado éxito en las salas cinematográficas, comenzaron a tener sus versiones en formatos televisivos como el Noticiero General Motors en 1950, con Guillermo Vela y luego con Jacobo Zabludovsky, transmitiendo las noticias a las 19: 30 hrs. por el Canal 4, fue uno de los primeros géneros televisivos en necesitar de imágenes lo más frescas posibles y de todo el mundo para ilustrar su contenido, esto fue inicialmente cubierto con material foto y filmográfico que ilustraba de esta manera las noticias.

Sobre estas relaciones técnicas y sobe el lugar que tenían las películas en la naciente programación televisiva, Gabino Carrandi, trabajador de la radio que pasó “encantado” a las nuevas filas de la innovadora empresa y medio, menciona que la producción televisiva de los canales antes de formarse el TSM no era suficiente, “por lo que aparte de exhibir películas de largometraje, se comprometía tiempo con las agencias de publicidad y clientes directos que, ellos sí, producían o mejor dicho “empaquetaban” y cobraban comisiones de agencia por toda clase de gastos y dejaban a la televisión con poco negocio (Carrandi, 1986, pag. 82). También a través del testimonio de Carrandi podemos apreciar como el ahorro en los gastos de producción siempre ha sido una de las razones de la presencia del cine en la televisión y un móvil para el avance tecnológico:

El día que llegaron los satélites y la reproducción electrónica en televisión a través del videotape, se olvidaron cómo fueron los principios de la televisión informativa. Bastaba o al menos así parecía, un texto y un locutor a cuadro. La televisión exigía imágenes, Lo primero que se tuvo a la mano fueron fotografías. En el caso de temas internacionales se tomó el telefoto o el Telefax. Pero la televisión exigía más acción. Los productores de los noticieros aprendimos que los sistemas de proyección de películas por televisión soportaban materiales de 16 mm. Y que las cámaras, telecines, que las captaban, podían recibir negativos y cambiarlos a positivos sin necesidad de la copia tradicional de una película. Esto ahorraba tiempo en el proceso de revelado. Se llegaba nada más hasta la elaboración de un negativo. Ya había manera de ilustrar los noticieros. Con el tiempo se logró otro adelanto: cámaras y películas que trabajaban con sonido directo en cinta magnética incorporada al filo de la película. Se evitaba como en el caso del cine tradicional, llegar a una copia compuesta con sonido óptico, y todo el proceso que ello ha significado. Las cámaras claro, dejaron de ser mecánicas, de cuerda, para convertirse en más pesadas, más elaboradas y activadas con energías de baterías. La velocidad en las de cuerda era de 18 cuadros por segundo, silenciosas, y al llegar al sonido, 24 cuadros por segundo era lo exigido. Me parece que ya nadie se acuerda que los editores de Noticieros tenían una habilidad especial para revisar películas en negativo y reconocer en ellas personajes y lugares sin mucho esfuerzo (Ib Págs. 83 y 84).

En el Libro de Oro de la Televisión Mexicana, un documento de divulgación interna de Televisa donde se compilan las semblanzas de ejecutivos y trabajadores que fundaron con su labor los primeros canales de televisión en México encontramos otros valiosos testimonios sobre el cine en la televisión y nos indica que: “La proyección de películas por televisión ha sido un aspecto muy importante en la programación. Las series filmadas, los comerciales y la resurrección de los filmes nacionales y extranjeros que hicieron las delicias de pasadas generaciones, han iluminado las pantallas de televisión” (Miko Viya, 1981, pag 48). A través de las semblanzas de cuatro trabajadores tomados de ese documento retrocedemos imaginariamente hacia los primeros procesos organizativos, métodos y programaciones iniciales que tuvo la película cinematográfica como soporte y como producto audiovisual en la televisión, hacia su relevo por el video-tape:

 

  • Alfonso Aguilar Moreno ingresó a la televisión en 1951 desempeñando labores en el departamento técnico de XEW Canal 2. Más tarde formó parte del equipo que instaló el primer Departamento de Proyección. Cuando se intentó filmar versiones de los programas en los kinescopios, Alfonso participó en este esfuerzo por conservar testimonio de lo que se hacía en esos tiempos. (Ib, pag 48).

 

  • Rodolfo Colorado Pantoja fue el primer ayudante de camarógrafo fílmico que hubo en la televisión mexicana, allá por el año de 1950, cuando había que proporcionar material para los noticieros Novedades y General Motor. Poco después, ya como camarógrafo, cubrió los más importantes eventos de los primeros 25 años de la televisión antes de que llegaran las cámaras portátiles y grabadoras móviles de video-tape. Cuando Telesistema Mexicano creó su departamento de Servicios Fílmicos, Rodolfo fue nombrado Jefe de Camarógrafos del mismo. Su deseo de superación lo condujo a realizar estudios de Artes y Ciencias Cinematográficas en la Universidad Nacional Autónoma de México. Colorado ha contribuido a la formación de los departamentos de laboratorio, edición, así como a la preparación de filmotecarios, editores, ayudantes y camarógrafos, y a la organización de la Filmoteca del departamento de Noticieros de Televisa. (Ib, pag. 80).

 

  • Víctor M. Rojas ingresó al Canal 5 en el año de 1951 como proyeccionista y más tarde como ayudante de operador del transmisor central (Ib, 1981, pag 150).

 

  • Las películas que el público de la televisión ha visto por el Canal 4 desde 1950, han sido proyectadas en gran parte por Rosendo Gómez Azcona. Sus veladas de cine en casa han estado al cuidado de este pionero de la televisión mexicana ( pag. 100).

 

Durante los primeros años del funcionamiento de la industria televisiva aunque ésta se nutría de materiales fílmicos, fue antagonista del cine y tuvieron una rivalidad por el mercado de las imágenes en la que comenzaron a pesar más los conceptos de cultura y entretenimiento para una sociedad mexicana en plena modernización, según la política económica de la época.

Para la mitad del Siglo XX la cultura universal ya contaba en sus anales con una vasta contribución de obras cinematográficas, ya era reconocido el trabajo de diversas escuelas y autores internacionales, fue así que el “sector cultural” se vio dignamente representado por el séptimo arte como desde 1911 fue denominado el cine en el Manifiesto de las Siete Artes de Riciotto Canudo. Por su parte, el sector del entretenimiento se vio aparentemente bien representado por la televisión, aparato moderno permeado por la fascinación de la inmediatez. En EU los estudios cinematográficos de Hollywood ya se habían consolidado por demás como el principal conglomerado industrial de la producción audiovisual en el mundo, y aparentemente sufrió un duro revés cuando quedaron incapacitados por ley para invertir en la industria de la televisión a la que al mismo tiempo hizo competencia directa, inclusive llegando al grado de no vender sus producciones para ese medio en algún tiempo.

Finalmente, Hollywood logró producir para la industria de la televisión de una manera más participativa, con la mencionada creación del Telefilme en 1966, que surgió también ante la gran demanda televisiva por el material cinematográfico que agotaba rápidamente su stock de películas.

 

Allá en el rancho con antenas.

Al inicio de la industria televisiva, ésta no cuenta con estrellas como las que iluminaban el cine y la radio en México. Rara vez los astros del cine bajaban de su Olimpo cinematográfico para participar en aquellas producciones televisivas poniendo en riesgo su imagen de criaturas inalcanzables. Tampoco era lo mismo que, para ver una película, las personas tuviesen que asistir obligatoriamente bien vestidas a los cines, que esperar en la intimidad de sus hogares sin exponerse a los ojos de los demás.

Con la constante programación de las películas en la televisión, el nuevo medio supo muy bien desde sus inicios, sobre ese halo encantador del cine, producido no por tal película o ídolo, sino por toda la galaxia del star system mexicano que prevalecía en el mundo del espectáculo, en pantallas, revistas y en las ondas de la radio, y del que intentó imantarse la televisión aunque a veces de manera infructuosa como ocurrió el 18 de octubre de 1952, cuando prometió a su flamante y aún reducido teleauditorio llevar hasta sus hogares, tiendas de electrodomésticos u oficinas en directo, el enlace matrimonial entre María Félix y Jorge Negrete, quienes supuestamente habían vendido a la televisión los derechos de transmisión de su boda. La televisión no pudo llevar hasta los hogares esta “película de la vida real”, por diversas razones técnicas la transmisión no pudo llevarse a cabo. Al respecto el programa “El Gran Invento de la serie México Siglo XX”, registra:

La transmisión había sido preparada por Canal 2 una semana antes, a la hora de la hora, la imagen no llegó, mientras el juez, los novios e invitados, todo el México político y cultural reunido en el jardín esperaba que los señores de la televisión acabaran su trabajo para iniciar la ceremonia y toda la ciudad esperaba en vano, pegada a los televisores, porque finalmente jamás se pudo hacer la transmisión. Ello significaría un duro revés al nuevo invento que perdía ante el cine que seguía allí, testimoniando la historia y preservando para el futuro estas imágenes[xvi].

Otros célebres ejemplos de estrellas del cine mexicano que incursionaron en la industria televisiva fueron los casos de Fernando Soler: “entra a la televisión y el público está de plácemes. Sus primeras obras han sido otros tantos éxitos” (Teleguía, N. 42, 1953, pag. 6) y de Fernando Espino Clavillazo que conducía el programa Tele-Marcas, una especie de lotería de la televisión (Ib. pag 11.). Existía también el secular caso de las Charlas del Padre Álvarez, programa de “moral educativa” transmitido por Canal 2 con el Padre Álvarez y artistas de cine invitados.

Al mismo tiempo la televisión se convertía en un personaje más del cine que la parodiaba por su dependencia de la publicidad, a la cuál tenía que dar espacio en su pantalla, ejemplos de ello los tenemos en filmes como Necesito Dinero (Miguel Zacarías, México, 1951), la mencionada Variedades de Media Noche  y Te vi en T.V. (Alejandro Galindo, México, 1957). Las películas dentro de la programación televisiva fueron tomadas tanto por público como por programadores como “cine en casa”, generalmente en un día se ofrecía la transmisión de una película con su repetición en función nocturna. El cine, al principio de la televisión comercial y de señal abierta, fue ofrecido en las barras de programación con el título de la cinta y aclarando que se trataba de una película, por ejemplo en la entonces revista exclusiva del naciente círculo televisivo Teleguía se anunciaba de la siguiente manera la oferta similar en cuanto a cine en Canal 4 y Canal 2:

Jueves. Mayo 28.

Horario: 4:00 p.m.

Canal: 4. “Mujer”. Película. Con Esther Fernández y Agustín Irusta

Canal: 2 “Cuando quiere un mexicano”. Película. Con Jorge Negrete y Amanda Ledesma. (Teleguía, N. 42, 1953, pag. 3)

Además, en dicha revista se advertía: “NOTA IMPORTANTE:  Las películas que se exhiben por la noche por canal 2 son sólo para adultos”. (Ib. pag 17)

 

Tvcineclubismo

Como ya mencionamos, las emisiones especializadas sobre el séptimo arte son algunos de los primeros programas de televisión, aunque también las películas son presentadas por un conductor que hace comentarios para un público de los años cincuenta al que “le gustaba el chisme, criticar, viborear a los famosos y meterse hasta la cocina; en el ámbito cinematográfico estaban los programas: Al cine con Bayardi, con Miguel Ángel Bayardi y Tribunal Cinematográfico con Tomás Perrín” (Somos, 2000, pag.12) programa que inicialmente pasaba los sábados a las 8 de la noche por Canal 2, “conducido por Rafael Solana, Luis Spota y Carlos Pickering juzgando las películas” (Teleguía, N. 42,  1953, Págs. 20).

Por su parte, Canal 4 contaba con Ecos, el programa con información cinematográfica. También llama la atención la exhibición en 1953 en este canal, de una serie documental dedicada al cine y presentada por Álvaro Custodio; entre lo que rastreamos los capítulos: La marcha del cine (Ib. pag. 26) e Historia del cine (Ib. pag 48). En lo que fuera una de las facetas más propositivas del cine en la televisión en aquella época: el T.V.Cine-Club, dentro de esta etapa en Canal 5, el realizador y editor Julio Pliego nos ilustra con un testimonio inédito:

Voy a referirme a un hecho insólito dentro de los cine-clubes. En los años 1954-56, por una verdadera ocurrencia pues no se trataba de algo coproducido, iniciamos un cine club en televisión, le llamamos T.V. Cine Club en el Canal 5. Contábamos con ese entusiasmo apostólico que teníamos todos los cinecluberos de ese tiempo y echamos a andar ese proyecto. Contamos con películas del IFAL y también con un acervo importante, un acervo casi clandestino. No sé si fue sacado o saqueado de una bodega de la Secretaría de Educación Pública. Por ahí estaban olvidados unos rollos que contenían películas sobre, el también pueblo olvidado, Redes (Emilio Gómez Muriel, Fred Zinnemann, México, 1934) y una película excepcional que creo que es Una ventana a la vida (Antonio Reynoso, México, 1950) y también un corto documental mexicano, Humanidad, de Fito Best Maugard, (1934). Este material pasó en T.V. Cine Club, y por cierto que circuló en los cine-clubes de la época, sin ninguna exageración, hasta su extinción material.

Como decía, era un hecho propositivo, era una simple ocurrencia que tuvo un cierto éxito; esto fue a través del Canal 5 de lo que era entonces, Telesistema Mexicano, no era Televicentro, ni ese emporio industrial. Sin embargo, prevalecían ya los criterios mercantiles y estuvimos a punto de que este T.V. Cine Club se prolongara un poco, patrocinado por una marca de refrescos. Cuando se invitó al dueño de esta empresa a ver el programa, decidió que no, que no iba, que no cuadraba con sus productos. Esto es un dato de cómo la cultura de la televisión, en esos inicios de los años cincuenta fue segregada por el criterio comercial y mercantil que prevaleció (como era indudable que así sucediera).[xvii]

Para 1955, año de la creación del TSM[xviii], en la programación televisiva se ofrecieron otros programas cinematográficos además de comenzar a clasificar las películas con temáticas y horarios más especializados, por ejemplo nacieron los noticieros fílmicos como Cinelandia los jueves a las 3 de la tarde, y Cine al día ofrecidos por Canal 4 que daba además matinées fílmicas a las doce de mediodía y tenía a las cuatro de la tarde el espacio para la programación de películas denominado Cine de la TV. Por su parte, Canal 2 exhibía una vez a la semana a las 6:15 de la tarde su noticiero fílmico: Televicine y ofrecía todos los días a las 3:20 de la tarde películas en emisión anunciada como Cine en su casa y transmitía los domingos a las 11:15 de la mañana lo que anunciaba como Filmes de Cortometraje[xix].

Mientras tanto, la industria del cine en México, como hemos visto que pasó con la de EU, intentó con campañas innovadoras no perder su lugar ante el creciente público televisivo que se suponía restaba asistentes a las salas cinematográficas, y si en Hollywood llevaron la televisión al cine, en México además llevaron el cine a las casas, un ejemplo lo encontramos en el anuncio de la empresa Guaranteed Pictures de México, S.A. publicado por la revista Teleguía:

 

Cine en su casa.

¿Tiene usted proyector de 16 mm? El mejor surtido en películas, los mejores precios. ¿No tiene usted proyector? nosotros le podemos proyectar una función de cine en su casa. Guaranteed Pictures de México, S.A. películas mexicanas, extranjeras, series de episodios, comedias, el Gordo y el Flaco, Charles Chaplin, Cantinflas, etc, etc. Lo más novedoso en caricaturas del Pájaro loco, el Súper Ratón, Pato Donald, etc y un sinnúmero de viajes narrados en español, documentales deportivos, musicales, taurinos, etc, etc.[xx]

Entre 1967 y 1968 se crearon los primeros canales que representaron una verdadera competencia para el TSM, los Canales 8 y 13. El 24 de junio de 1967 se otorga la concesión del Canal 8 a la empresa Fomento de Televisión, SA, que se asocia con Televisión Independiente de México, una filial del Grupo Alfa de Monterrey. “El Canal 8 de televisión ocupó las instalaciones de lo que habían sido unos estudios cinematográficos: los estudios de cine San Ángel Inn que contaba con los mayores avances técnicos, incluido un pueblo de cartón dónde se podrían grabar telenovelas” (Lupone, 1999) como se hace hasta hoy en día, con la infraestructura cinematográfica. Canal 8 contaba con una programación y artistas con propuestas nuevas, algunos de ellos venidos del cine como el argumentista Roberto Gómez Bolaños, más tarde creador del hito de la televisión en Latinoamérica, El Chavo.

Por su parte, Canal 13 arranca con sus transmisiones oficiales el 1 de septiembre de 1968 con el informe presidencial de Gustavo Díaz Ordaz. “Instaló su antena en la Torre Latinoamericana y en sus estudios aledaños desarrolló una programación modesta pero exitosa con programas de concurso y un cine club televisivo (PROCINEMEX), con películas mexicanas y norteamericanas” (Idem), en este sentido Alejando Olmos menciona sobre Francisco Aguirre, entonces concesionario del Canal 13, que “una de las primeras medidas que Aguirre adoptó al obtener la concesión fue comenzar a transmitir estrenos cinematográficos y programas de concursos a los que llamó Telesorpresas” (Olmos, 1998, pag.102).

 

Películas Mexicanas y Películas nacionales.

Películas Mexicanas y Películas Nacionales fueron las empresas estatales que hasta los años noventa se encargaron de vender y negociar los derechos de las películas mexicanas para su exhibición en cines y televisoras, la primera para América Latina, España y Portugal a través de su estructura de sucursales y la segunda para la República Mexicana[xxi]. Alfredo Nava, director de CANACINE y director de ventas para Latinoamérica y México de Películas Mexicanas de 1963 a 1983 recuerda que:

En los años sesentas se iniciaron las ventas de la televisión mexicana a las televisoras latinoamericanas habiendo tenido gran éxito particularmente en Venezuela, Puerto Rico, Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia, Argentina y Centroamérica que eran llamados mercados naturales de México a los que se le vendían títulos en un promedio de 3 a 5 mil dólares casi siempre para su utilización en cinco años, a excepción de Centroamérica era dónde se pagaban entre quinientos a mil dólares por película, en cada contrato que firmábamos se especificaba si había o no un límite de “pasadas” en la televisión y exigíamos espacios publicitarios para promocionar películas mexicanas. Fueron ventas muy importantes las que se realizaron, al grado que la empresa Películas Mexicanas se convirtió en una de las principales empresas de exportación de México y llegó a obtener el tercer lugar de generación de divisas. Tiempo después Películas Mexicanas se fusionó con CIMEX que distribuía el material por todo el mundo. Por otro lado Películas Nacionales que representaba a los productores asociados vendía los derechos de las películas al entonces Telesistema Mexicano y a Televisa posteriormente, se vendían los royalties o derechos de exhibición para televisión entre los 3 y 5 mil dólares (30 o 50 mil pesos de los años sesentas). Cuando desparecieron estas empresas la Asociación de Productores fue haciendo sus contratos con diferentes negociaciones con las televisoras. Ya en los años setentas y ochentas decreció el número de producciones y la Televisión restringió un poco el número de películas nacionales para su compra por esa baja en la producción, por el gran número de películas que ya tenía en stock y por la inmensa cantidad de material clasificación C que el cine mexicano arrojaba.[xxii]

Sobre el éxito de la distribución del cine mexicano a la televisión sudamericana, Nava menciona:

Se vendieron los derechos de más de dos mil títulos de todos los productores mexicanos de la época de oro del cine mexicano, a la televisión de Venezuela por ejemplo, donde fue un éxito total con Radio Caracas Televisión, Canal 2 de Venevisión en donde tuvieron un raiting altísimo las películas mexicanas al igual que en Puerto Rico con American Colonial Broadcasting Company, Telemundo Inc, empresas que  llegaron a tener primeros lugares de raitings con película mexicanas a nivel Latinoamérica. [xxiii]

 

Reestructuraciones mediáticas. Programación de las películas en la televisión mexicana, privada y estatal.

En 1972, nuevamente después de una férrea competencia se fusionan Televisión Independiente de México y Telesistema Mexicano para crear Televisión VÍA satélite SA (Televisa) transformada en una poderosa corporación mediática, al mismo tiempo el Estado Mexicano anunció el 15 de marzo de ese año la estatización de Canal 13 al que rescata prácticamente de la quiebra (Ib. pag. 106), esto representará para la industria cinematográfica el sostenimiento de un canal más para el cine en la televisión, enfáticamente para el cine mexicano.

Después de las revueltas sociales de 1968 el Estado Mexicano estaba interesado en tener un canal de comunicación que lo mantuviera presente en el imaginario colectivo y abrió otros espacios a diferentes concesionarios. En lo que representó un intento de la industria cinematográfica independiente de México en participar en la industria televisiva en 1965, el empresario cinematográfico Manuel Barbachano Ponce fundó la empresa Tele-Cadena a la que le fueron otorgadas ocho concesiones que le serían revocadas en noviembre de 1975 por “incumplimiento de los términos de la concesión a consecuencia, probablemente de la quiebra que sufrió esa empresa” (Ib.pag.109).

Por su parte, Televisa comienza a organizar temáticamente sus ciclos de cine, por ejemplo el ciclo Cine Juvenil, ofrecido por Canal 8 a las cinco de la tarde de lunes a viernes, o el ciclo Favoritas del Cine Mexicano en el mismo canal a las 8 de la noche.  Por su parte, el Canal 4 comienza con el ciclo Cine Permanencia Voluntaria que exhibe en tres funciones corridas durante el día el mismo título comenzando a la 1: 20 de la tarde, esta fórmula se trasladaría en los años ochenta a los domingos por Canal 5 con dos diferentes películas y un estreno nocturno. En un comentario editorial de la época publicado en la revista Teleguía podemos leer con la particular mirada paternalista de esa revista hacia el televidente, huellas de la situación que vivía el cine en la televisión en los años setentas en un contexto político en el que se había nacionalizado Canal 13 y en el que el Estado Mexicano subsidió esta industria a través del Banco Nacional Cinematográfico:

La exhibición de películas ha demostrado ser uno de los mayores atractivos para la familia Teleguía que recibirá entusiasta el anuncio de que mil quinientas películas extranjeras fueron adquiridas por la comisión de Radio Difusión para ser proyectadas dentro del tiempo (12.5 por ciento) correspondiente al gobierno, con lo cual nos exhiben también sus deseos de brindar al público lo que le agrade. El licenciado Francisco Fonseca, director de tal comisión, nos ha enterado de que estos filmes, “los mejores de todo el mundo”, iniciarán etapa dentro de las emisiones “Cine en su casa” “Cine de artes” y “Pantalla Familiar” (N. 1,022, 1972)

Sobre el porcentaje de tiempo al aire que la televisión comienza a tener ya sobre la adaptación del cine a la televisión y su “norma televisión-publicidad”, Martínez Medellín nos señala:

Si bien la producción cinematográfica fue concebida con otros imperativos, poco a poco se ha ido adaptando a las normas del aparato televisivo (…) casi todas las películas de largometraje no están hechas para la inserción periódica de publicidad; pero los intereses publicitarios han llegado también ha explorar este producto de la industria norteamericana de las décadas anteriores. En la televisión comercial mexicana, estas películas de largometraje son interrumpidas de manera arbitraria, con el convencimiento de la mayoría de los teleespectadores que esperan pacientemente su continuación; aquí el suspenso y la intriga son reforzados de manera también arbitraria y artificial por medio de las interrupciones publicitarias. Para 1976 el conjunto de los canales de Televisa ocupó 20.9 o ciento de su tiempo de pantalla con la transmisión de películas de largometraje, en su mayoría producciones. En 1987, las películas de largometraje ocupaban aproximadamente 14.5 por ciento del tiempo de transmisión semanal del Canal 2, más del 30 por ciento de transmisión del Canal 5 y 10 por ciento del Canal 8 (Martínez Medellín, 1989, Págs. 246 y 247).

Para los años de su nacionalización, Canal 13 tuvo una programación mixta, es decir una combinación de los modelos de televisión cultural y televisión comercial, y en el caso del cine este se exhibe sin cortes comerciales. El 24 de marzo de 1983 el Canal 13 se reestructura convirtiéndose en el Instituto Mexicano de la Televisión (IMEVISIÓN), luego de la creación de la Dirección de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) que sobrevive a la ineptitud de su directora Margarita López Portillo que entre tradicionales crisis (Ib. Págs. 109 y 115) subsistió hasta 1993, año en que Radio Televisora del Centro representada por José Ignacio Suárez Vázquez y Ricardo Salinas Pliego ganaron la subasta que el gobierno mexicano hizo del paquete de medios que incluyó a IMEVISIÓN (ex Canal 13) con tres canales de televisión, el 7 y el 13, en el D.F. y el 8 de Monterrey, que se transformarían en TV Azteca rompiendo el monopolio de la televisión comercial en México (Fernando Ortega Pizarro, 1993) y actualmente duopolio. Respecto a las expectativas que generó la privatización de IMEVISIÓN y el nacimiento de TV Azteca en el sector cinematográfico Iván Trujillo comenta:

TV Azteca comenzó a tratar de competir y despertó algunas perspectivas de mucha gente que estaba feliz de que supuestamente iba a ver una competencia entre televisoras que beneficiaría a la industria cinematográfica, pero según versiones de muchos productores de cine, TV Azteca resultó ser muy mal comprador, que no pagaba a tiempo, o no pagaba de plano, mucha gente se quejaba muchísimo de eso, y entonces tenían que volver a firmar con Televisa o si algunos se lograban arreglar con TV Azteca y hacer un contrato, comenzó a manejar películas por ejemplo de Tin Tán de quien compró un lote. (Entrevista a Iván Trujillo, 19/04/2006)

El advenimiento de TV Azteca en el panorama de los compradores de películas vino a transformar los esquemas y precios que la televisión pagaba por las películas, en opinión de Trujillo, quien además nos explica la forma para trabajar que establecieron estas dos industrias entre sí:

Durante los años sesenta hasta entrados los noventa los herederos de los productores vendían sus derechos en Televisa, había una oficina de compras atendida por el señor Miguel Torres, que compraba los derechos de las películas para su transmisión por cinco o por diez años según la negociación; el tener un acervo grande de películas daba a la empresa una gran seguridad de poder tener algo que emitir en su momento. Esa oficina de compras normalmente funcionaba para los productores y los herederos de los productores de la época de oro, que vivían de sus rentas, generalmente cada cinco años estas personas checaban cuales eran sus materiales vencidos y vendían los derechos nuevamente, y se volvía a negociar. Cuando aparece TV Azteca pues trata de hacer algo similar y entonces Televisa empieza a monopolizar muchas de las cintas hablando ahí del cine mexicano. Por lo que se comenta en el medio cinematográfico estoy enterado de que el cine mexicano es de gran audiencia televisiva, tiene un alto raiting en la televisión pero paradójicamente no es negocio para las televisoras, pues no atrae a los patrocinadores más importantes hablando de televisión abierta. Tal vez sus productos no van dirigidos a quien le gusta Pedro Infante por decir algo, incluso las películas de ficheras y esas cosas, las de narcos, tienen un público importante, aunque se pasaran a las dos o tres de la mañana había público para ellas, entonces Televisa le compró a algunos productores acervos a perpetuidad, por ejemplo un lote de películas muy grande a la familia Barbachano, la mayoría de la época de oro, que a su vez había adquirido Manolo Barbachano, productor de algunas de ellas y de ese lote importante pues Televisa seleccionó un grupo de películas para adquirir los derechos a perpetuidad y así poder tener una programación de películas constante y muy importante (Idem).

Con el manejo de filmes, la industria televisiva también ha tenido que considerar su conservación y el manejo de diferentes formatos, sobre la metodología y la forma de trabajar esos aspectos por parte de la televisión mexicana y el manejo de algunos acervos fílmicos, el director de la Filmoteca de la UNAM señala:

Televisa, ahora a través de su División Fílmica pide a los productores a los que les han comprado que les entreguen el original, les piden el material, dicen de acuerdo, mándamelo y ahí estaba el problema, porque la película tenía que estar en una o dos pulgadas, cuatro pulgadas, un betacam, de modo que el formato ha ido cambiando y las televisoras tiene que estar haciendo transfers de sus negativos, en el caso de las películas que Televisa ha comprado a perpetuidad ellos poseen desde luego los negativos o los originales. Lo que corresponde al material realizado en la etapa de nitrato de plata nosotros los conservamos y es muy probable que nos manden el acetato para que nosotros los conservemos en nuestras bóvedas. No solamente Televisa tiene materiales en cine propiedad de ellos, sé por ejemplo que TV Azteca heredó muchos de los acervos antiguos de Canal 13, tiene una buena cantidad de noticiarios cuyos derechos adquirió en su momento ese canal estatal, ellos los heredaron y ahora los tienen depositados en Cineteca Nacional, Cine Verdad y estos materiales que tienen de manera un tanto de manera desorganizada, pero son materiales que más que una salida en televisión tienen, si a caso una salida de producción, como stock de imágenes antiguas. Los precios que antes eran mucho mas atractivos, por títulos y actores, por ejemplo un Pedro Infante era mucho más caro que cualquier otra cosa, pero empezaron a bajar muchísimo y de eso se quejan mucho actualmente los productores pues perdieron contratos grandes que se les daban. Hay que recordar que la salida a televisión abierta de las películas normalmente sucede cuatro o cinco años después de haberse estrenado en las salas y eso se considera de repente como estreno, a menos que antes otros sectores de la televisión, como la televisión de paga ya lo hayan hecho. Desde luego el sistema de televisión que tenemos, que es de patrocinios está en función del mercado y sobre eso se condiciona lo que se va a programar, cómo y a que hora, y a que al patrocinador le interese poner su producto para un público interesado en tal o cuál película. (Entrevista a Iván Trujillo, 19/04/2006)

 

Televisión cultural y por cable nichos del cine en la televisión.

Aunque la legislación mexicana establece que tanto la televisión pública como la privada tienen la obligación de incluir en sus transmisiones programas culturales (Montoya Hernández, 2002, pag. 34), al paso de los años esto ha sido cumplido de manera irregular o a veces confinando esos contenidos a los horarios de más baja audiencia. Por otro lado, se ha perfilado de manera clara en el mercado del entretenimiento, la llamada televisión cultural, un mercado diferente para los audiovisuales y con un público específico, y por tanto un canal más para el cine dentro de la televisión. El modelo de televisión cultural, en el que el Estado Mexicano ha participado de distintas maneras, es un formato televisivo que no ha abandonado hasta la fecha con el sostenimiento de los canales culturales 11 y 22.

Fue en 1959 (para entonces TSM fundado en 1955 cubría ya con su señal 20 estados de la República) que el Estado Mexicano decide intervenir en la televisión de manera directa con la creación de Canal 11, el cual se dedicará a la transmisión de programas educativos, culturales y de orientación social a partir del 2 de marzo de 1959, dependiendo del Instituto Politécnico Nacional. Aunque los primeros años de transmisión de este canal transcurrieron con dificultades técnicas, muy lentamente el Canal 11 se fue consolidando como un canal con opciones de información y entretenimiento, aunque por muchos años estuvo ligado a modelos de televisión bastante acartonados como los producidos por diferentes dependencias educativas. Sobre todo a partir de los años noventa, Canal Once renovó su imagen y se maneja en otro marco legal, pues gracias a una serie de modificaciones en el reglamento derivado de la Ley Federal de Radio y Televisión en 1989 (López Veneroni, 1998, pag. 292) Canal Once pudo obtener patrocinios en los años venideros para operar con más recursos y no depender únicamente del limitado presupuesto estatal, el Once logró consolidarse como una opción cultural televisiva de calidad, e históricamente una de las opciones más fuertes para sintonizar ciclos de cine clásico e internacional en diferentes horarios, sobre todo en sus veladas que han incluido transmisiones de ciclos o festivales de cine en México como el anual Tour de cine francés.

La otra opción de televisión cultural en México es Canal 22, que inició sus transmisiones el 23 de julio de 1993 a las 19:45 hrs. (Rosete y Cortés, 1999 pag. 110) y cuyos orígenes son de lo más diversos (inicio como una televisora rural). Canal 22 representa la suma de los esfuerzos históricos del Estado Mexicano por la existencia de una televisión cultural y ya que el Canal 22, fue por decreto presidencial extraído de un paquete de medios que se puso a la venta en 1990, y fue entregado a la Comunidad Intelectual Mexicana, que había pedido que no se vendiera y el Estado lo preservara para la difusión de la cultura. Entonces el presidente Carlos Salinas designó un Consejo de Planeación y Política de Desarrollo (CPPD) y al escritor José Ma. Pérez Gay director de Canal 22 Televisión Metropolitana, que entre sus primeros convenios hizo uno con TV-UNAM, con el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), la Filmoteca de la UNAM a la que se le adquirieron 15 horas de programas, al Instituto Mexicano de Cinematografía se le compraron 27 largometrajes de Cine Nacional y 27 largometrajes de Cine Extranjero Contemporáneo (Ib. Págs. 104 y 106). Sobre el mercado de la televisión cultural, Iván Trujillo Bolio comenta:

Yo sí separaría desde luego dentro del sistema de canales abiertos, los casos del 11 y el 22, es decir de la televisión cultural, por que es otro tipo de material cinematográfico dirigido a otro público y hay otras reglas del juego, por que lo de los patrocinios es distinto también, cuando Televisa  tenía un canal cultural (Canal 8 luego transformado en Canal 9) compraba una cantidad de lotes de material del mercado internacional, donde llegan los productores a ofrecer su material o las televisoras y los broker  (vendedores o colocadores de películas) que van a los Festivales de cine, y la televisora adquiría los derechos. Ahora esto ha cambiado, por ejemplo: hay una película comprada para su distribución en México por Arte Cinema, ellos compran los derechos para exhibición, para transmisión en televisión, para edición en DVD, para todas esas cosas, y a su vez revenden esos derechos, si eventualmente le interesa a alguna televisora mexicana ese material, y si están en posibilidades jurídicas de hacerlo (Entrevista a Iván Trujillo, 19/04/2006).

Ya que mencionamos a TV UNAM, cabe destacar su papel como distribuidor de televisión cultural, científica y de divulgación a través de acuerdos que le han permitido tener algunos espacios dentro de los canales de televisión abierta, y también el proyecto de televisión cultural alguna vez emprendido por la televisión privada: el Canal 8 de Televisa, Canal 8 de Fundación Cultural Televisa presentado de manera entusiasta –La alegría de la cultura, era su lema- en abril de 1983 por Miguel Sabido y Miguel Alemán.

El Canal 8 sufrió una modificación pues el 18 de mayo de 1985 (Olmos, pag. 11) había surgido el canal 7 como filial de Canal, 13 por lo que Televisa lo reclasificó por razones técnicas (Idem) a Canal 9 Cultural que finalizó súbitamente el 19 de noviembre de 1990 cuando pasó a ser el canal de la familia mexicana, Canal 9. Parte substancial de la nueva programación del 9 fueron las películas mexicanas, la época de oro como de años posteriores, en blanco y negro y en colores. Reportando aquel inesperado cambio de programación, los periodistas Armando Ponce y Héctor Rivera dijeron a propósito de las películas:

“Ahora todo lo rige la comercialización. Y de acuerdo con este código Familiar para Televisa el canal 9 transmite desde ya, a través de lo que el mismo lunes quedó identificado como el canal de la familia mexicana, películas nacionales del tipo No se mande profe, con Enrique Guzmán e Hilda Aguirre, lucha libre, box, programas de concurso como Club Familiar (…)” (Ponce y Rivera, 1990).

Sin embargo, en este cambio de programación el Canal 9 se reservaba un espacio cultural a media noche, que principalmente fue ocupado por transmisiones con programas educativos de diferentes dependencias gubernamentales como la Unidad de Televisión Educativa y Cultural  (UTEC) o la RTC, y por una de las herencias del canal cultural de Televisa: Tiempo de la Filmoteca de la UNAM, que se transformó en un espacio clásico para el cine en la televisión mexicana nocturna, sobre todo para los cinéfilos trasnochados que podían comenzar con los ciclos de Cine del Once a las 22:00 hrs., ambos espacios ofrecían cine internacional y clásico, y sin cortes comerciales en el caso del entonces Canal 9 Cultural, en la medida que funcionaba prácticamente sin publicidad directa (Idem). Sobre TV UNAM, como hemos mencionado, ya ha ocupado en general distintos espacios de la televisión abierta por cable y recientemente satelital, en los que los programas dedicados al cine, se han destacado por la calidad cinematográfica lograda por tratarse de una curaduría especializada realizada por la Filmoteca de la UNAM, ofrecida además en sus salas cinematográficas (Salas Julio Bracho y José Revueltas del Centro Cultural Universitario, Cinematógrafo del Chopo y el Salón Cinematográfico Fósforo) en ciclos ya tradicionales como el Festival de Cine de Verano. Además, TV UNAM tiene un canal desde 2005 por la televisión digital (Canal 144 de Sky) y realizó en 2006 un acuerdo con Warner Bros para poder transmitir un paquete grande de películas en su canal satelital, el precio extra oficial es de 500 dólares por título, un precio bajo para el mercado, pero que denota una más de las relaciones entre el cine y la televisión, en este caso con la televisión universitaria.

Respecto al sistema de televisión por cable, aunque ya nos hemos referido a él en el apartado titulado Ver cine en la tele, cabe acotar que ante la creciente demanda de películas en la televisión abierta y por cable, “los grandes estudios de Hollywood hicieron alianzas para crear canales de cine con el propósito de venderlos a los concesionarios de televisión por cable, tanto en los Estados Unidos como en otros países” (Flores Cataño, 2001, pag. 78). Así la industria cinematográfica se convertiría en una de las principales industrias que se asociaron para instalar los sistemas de cable, de alto costo económico, en EU se asociaron las compañías Telepronter, Warner Cable y Hughes Aircraft y en México, Televisa, Cablevisión, Telecable y Cablepelículas, sobre lo que menciona García Calderón:

Fueron las mismas cadenas de televisión las grandes compañías cinematográficas que iniciaron el uso de la televisión por cable como un servicio que se paga y como complementario a la televisión [abierta] en zonas residenciales de las ciudades principales. En México el desarrollo de la televisión por cable ha tenido los mismos orígenes, ligada a intereses comerciales (…) En México, el primer reglamento que lo regula es de 1979 “aunque según los concesionarios de esta industria, se inició en 1954 en Nogales, Sonora; una placa de bronce en la calle Elías conmemora tal hecho: Aquí nació la televisión por cable en México, 1º. de abril de 1954, Mario de la Fuente, concesionario” (García Calderón, México, 1985 pag. 113).

Sobre el nacimiento de Cablevisión y su inmediata absorción de material fílmico y la creación de canales dedicados especialmente a la transmisión de películas, Alicia Flores nos comenta:

En 1970 inició sus transmisiones Cablevisión, del grupo Televisa con dos canales (7 y 10) pero muy pronto Emilio Azcárraga Milmo, fundador de Cablevisión, decidió incorporar en aquel año de la reglamentación una barra de películas a dos señales de cable, el canal 23, cuya programación incluía el noticiario 24 Horas de la tarde y 24 Horas Internacional, integra una barra conformada por cintas de “la época de oro” del cine mexicano, al canal 16 que contaba con una programación de la ABC incorpora largometrajes en inglés. A partir de ese año los canales 23 y 16 empiezan a transmitir películas de 21:00 a 23: 00 horas los sábados y los domingos de 21:00 a 00:00 hrs. En abril de 1985 se agrega a los canales de Cablevisión, una señal cuya programación estaba conformada únicamente por películas: Movie Cable, con películas estadounidenses subtituladas al español, algunas protagonizadas por actores conocidos y otras desconocidas de mala calidad. Movie Cable sentó las bases para la creación de Cinema Golden Choise en 1991 y en 1995 de Cinema Golden Choise 2, que a la postre se transformaron en Cinema Golden 1 y Cinema Golden 2, señales dedicadas al cine internacional subtitulada al español, y con cobertura en Argentina, Colombia, Chile, Brasil –en portugués- entre otros países, con títulos destacados de los grandes estudios de Hollywood que conforman de un 10 a un 15 por ciento de la programación, el 90 o el 85 por ciento restante está constituido por películas de mediana calidad con actores y directores desconocidos. En 1998 iniciaron las transmisiones de Cinema Golden Choise Múltiplex, un canal que transmite la misma programación de Cinema Golden Choise pero con dos horas de diferencia. Cablevisión fue la primera empresa en crear canales de cine para la industria del cable en México. Su trabajo de negociación para adquirir el material y canales de los grandes estudios de Hollywood, así como la programación de las cadenas de televisión más importantes de Estados Unidos, ha sido posible por la posición económica internacional de Televisa. (Flores Cataño, 2001, Págs. 86-90).

 

Breves conclusiones.

Mientras el cine continúe significando para el espectador esa gran maquinaria de sueños, espejo fiel o reflejo bizarro de las realidades y ficciones humanas, mientras haya un público que guste de asistir a las salas cinematográficas, se garantiza su existencia como forma de entretenimiento, situación que refuerza la atracción del auditorio hacia el cine en televisión, pues la comodidad de la sala del hogar parece ser más propicia que la sala cinematográfica, en tiempos en que el ser humano del siglo XXI vive atado a las relaciones laborales y limitaciones económicas y urbanas.

La televisión otorga la oportunidad de consumir productos cinematográficos, aunque fuera de las condiciones tecnológicas que ofrecen hoy día las salas de cine. Aún así, mientras el cine mantenga su estatus de gran espectáculo, éste continuará representando un gran atractivo comercial para la televisión. El poder acceder “al ritual del cine” -aunque distorsionado- a través de la televisión, en la propia casa o establecimientos laborales, es para millones de televidentes la opción más inmediata y la forma en que el teleciudadano se integra a una estructura de vida llamada por algunos: teledirigida. Es esta dicotomía, el núcleo o móvil de las relaciones entre ambos medios, la razón por la que las televisoras ofrecen la transmisión de películas como uno de sus principales atractivos, pues mientras exista un público y un mercado para ellas, las películas se seguirán transmitiendo en diferentes condiciones, horarios y clasificaciones según lo exijan las normas comerciales que rigen a la televisión. Y de la misma forma, la televisión representa para el cine una gran extensión y una indispensable ventana de exhibición que le permite llegar a millones de espectadores y que continúa redituando ganancias millonarias.

 

Orlando Jiménez Ruiz.

[I]La lista es prolongada, Agustín Lara, Tito Guízar, Pedo Vargas, Jorge Negrete, Pedro Infante, Javier Solís, son solo un ejemplo de la constelación de voces que figuraban tanto en el  cine como en la radio y algunos inclusive en la televisión.

[II]En referencia a la hibridización de la imagen Serge Gruzinski  (Gruzinski , 1990, pag 336) concluye: “Este mundo de la imagen y del espectáculo es más que nunca un híbrido de sincretismo y de mezcla, de la confusión de razas y de lenguas como era ya en la Nueva España. Razón de más para buscar los elementos de reflexión sobre la experiencia barroca colonialista ejemplar sobre su capacidad de tratar el pluralismo étnico y sus culturas sobre el continente americano. Para repensar, pudiera ser, esta larga trayectoria del progreso inexorable, sobre todo de su complejidad, sus temores y sus contradicciones, la occidentalización del planeta. Una occidentalización y sus sedimentaciones, sucesivamente usando la imagen para desplazar e imponer su imaginario sobre América. Las imágenes e imaginarios con todas sus treguas, matices y analogías paralelas. Laboratorio de la modernidad y de la posmodernidad, prodigioso caos de dobles y de replicantes culturales, gigantesca “entrepuerta de residuos” donde se amorcillan las imágenes y las memorias mutiladas de tres continentes: Europa, África y América. Tra. del autor.

[III]Carlos Monsivais menciona: “Televisa es —para usar un término modesto— omniabarcante: un número considerable de estaciones de radio, entre ellas la XEW y la XEQ, un conjunto de marcas disqueras, el Estadio Azteca y los equipos América, Necaxa y San Luis de fútbol, una compañía de cine y participación en muy diversas empresas. (Carlos Monsiváis, Imágenes de la tradición viva, Felucci-Débora Holtz, México, 2005, pag. 609)

[IV]Datos del Instituto Nacional de Geografía e Historia publicados en www.inegi.gob.mx, en las tablas correspondientes a las Estaciones Televisoras por Entidad Federativa según régimen de operación, 2002, 2003 y 2004 y a las Salas Cinematográficas,  funciones y localidades vendidas por sala, 1991 a 2004.

[V] En el marco de la discusión sobre el otorgamiento de nuevas concesiones para operar emisoras de radio y televisión en México, un discreto personaje ha buscado explicaciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para recuperar la concesión del Canal 28 de televisión abierta, pero sin éxito. No se trata de Raúl Aréchiga Espinosa, quien ha sido mencionado como titular de ese medio; su nombre es Roberto Nájera Martínez, quien asegura ser el concesionario legítimo de un canal de televisión rodeado de dudas en torno a su futuro inmediato. XHRAE Canal 28, de la banda UHF (Ultra High Frecuency), que transmite, durante pocas horas del día, videos musicales y alguno que otro anuncio de disqueras es una televisora que no aparece en los tarifarios de medios ni cuenta con página de Internet, tampoco figura en el directorio de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión. Luis Miguel Carriedo, El Canal 28 de enigmas, Periódico Zócalo, N. 67, septiembre 2005.

[VI] La LEY FEDERAL DE RADIO Y TELEVISIÓN, Nueva Ley,  publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de enero de 1960, TEXTO VIGENTE.  Última reforma publicada DOF 11-04-2006

puede consultarse en el Centro de información, documentación y anales de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión o en los documentos publicados en www.diputados.gob.mx

[VII] En el apartado dedicado a el cine en  La cultura de la imagen, Emilio C. García Fernández (Fragua, 2006, pag. 410)  se refiere a esa hegemonía de la siguiente manera “no se puede olvidar que en los primeros años del Siglo XXI la estructura audiovisual mundial permanece en manos de ocho grupos de comunicación estadounidenses y que serán ellos los que impongan determinadas conductas en el negocio”.

[VIII]Tablas proporcionadas por el Centro de Información y Estadística de CANACINE. En este rubro el  INEGI contabilizó para ese mismo año 2500 salas con un promedio aproximadamente de 1 396 funciones y 49 mil espectadores por sala.

[IX]En el caso de la radio a la que llegó el boloñés Guglielmo Marconi (1897) esta partió de las investigaciones hechas por el físico alemán Heinrich Hertz (1857 – 1894) y de su maestro el físico August Righi (1850 – 1920) y fueron paralelas a las investigaciones del reproductor de sonidos o fonógrafo de Alva Edison. El cinematógrafo, correspondiendo a los deseos voyeuristas de la humanidad a los que nos hemos referido, tiene sus principios en los más elementales juegos visuales de lámparas, luces, cuerpos opacos y sombras, acostumbradas por algunas culturas ancestrales, y también en teorías de la física y la óptica pero fueron de gran utilidad para llegar a los primeros simulacros ópticos o fantasmagorías los inventos de la lente astronómica de Galileo Galilei (1609), el microscopio de Anton van Leuwenhoek (1590) y la linterna mágica de Athanasius Kircher (1644-1645), pasando por supuesto el cuarto oscuro perfeccionado por Daniello Barbano (1568) (Milner, 1990, pag 16). Fue como pasando por los descubrimientos de los pioneros de la fotografía, de los experimentos de Joseph-Nicéphore Niepce con su cámara obscura a los de William Friese-Greene, Thomas Alva Edison y Louis Lúmiere con sus diferentes cámaras-proyectores de película, así como Max Skladanowski  con su bioscopio o estereofantascopio, se conformó una cadena científica y tecnológica que arrojaría como resultado la conformación industrial de la cinematografía

[X] El PNR se transformó posteriormente en el Partido Revolucionario Institucional, PRI.

[XI] Tele transmisiones, núm. 21, marzo-abril de 1948, pp. 21-22.

[XII] Limitados por el espacio destinado a la publicación del presente ensayo y por el tema en específico no nos queda más que referir a los interesados por la historia de las formas y prácticas de la industria de cine hollywodense y sus ligas e influencia en la industria e historia del cine mexicano, sobre todo en el dominio que ha ejercido en los sectores de la exhibición y la distribución,  a los muy completos documentos: El libro Negro del Cine Mexicano de Miguel Contreras Torres (1960) y México y Estados Unidos en la encrucijada de los años cuarenta (Francisco Peredo, 2004) y Una mirada a los Estudios Churubusco (Rafael Alcérreca, 2002).

[XIII] “Mesa de celebridades” sección Cine del Novedades, pag. 3, México 16 de diciembre de 1953.

[XIV]Transcripción del programa El gran invento, de la serie México Siglo XX, Editorial Clío, México, 1999.

[XV] Entrevista del autor a Iván Trujillo, México, 19/04/06.

[XVI] Transcripción del programa El gran invento, de la serie Historia de la TV mexicana, México Siglo XX, Editorial Clío, México, 1999.

[XVII] Fragmento de la ponencia de Julio Pliego en el Seminario Internacional Los cine clubes hacia el siglo XXI; a cuarenta años del Cine-club de la Universidad, mesa VI. Los cine clubes en el siglo XXI , dictada el Jueves 19 de agosto de 1999 en la Filmoteca de la UNAM. Cortesía Gabriel Rodríguez.

[XVIII] Cabe señalar que fue en la época del TSM (1955-1972) que la televisión mexicana vivió una de la eras con mayores avances técnológicos como fue la llegada del sistema de video-tape o equipo de grabación en video-comprado a la empresa Ampex en 1958-, la televisión a colores y las transmisiones internacionales en vivo por microondas (aún no por satélite). Con el video-tape fueron posibles las exportaciones sobre todo de telenovelas a EU y el resto de Latinoamérica. El 3 de abril de 1959 se difundió el primer programa grabado en video-tape en México, un capítulo de la serie Puerta al suspenso (Mejía Barquera, 1998, pag. 41) Dicho sistema fue optimizado por técnicos mexicanos durante la copa mundial de fútbol de Chile en 1962. La llegada de la televisión a colores a México, antiguo empeño del Ingeniero González Camarena por fin se logró el 8 de febrero de 1963 a las 18:00 horas con la transmisión del programa previamente grabado en video Paraíso Infantil. En marzo de 1967 comenzaron oficialmente las transmisiones a colores con el inicio de la serie inglesa Los Thunderbird, transmitida los sábados a las 19:30 horas por el Canal 2, pero la primera transmisión en  vivo y a todo color fue el 1 de septiembre de 1967 con el tercer informe presidencial de Gustavo Díaz Ordaz (Ib. Págs. 42 y 44). Sería sobre todo en la década de los setentas que el cine a color llegaría a las pantallas televisivas y se aclararía entonces, en las programaciones al público si se trataba de una película a colores o blanco y negro

[XIX] Datos tomados de Teleguía, N. 129, 27 de enero de 1955, México. Tomo enero-febrero, 1955, Hemeroteca Nacional, México.

[XX] Teleguía, N. 130, del 3 al 9 de febrero de 1955, México. Pág. 13

[XXI]Para mayores detalles sobre estas distribuidoras y otras privadas pero sobre todo como un vasto panorama de de la organización industrial del cine mexicano consultar Federico Heuer, La Industria Cinematográfica Mexicana, Policromía, México, 1964

[XXII] Entrevista del autor a Alfredo Nava, Director de CANACINE, México el 1 de junio de 2006.

[XXIII] Idem.

 

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ENTREVISTAS DEL AUTOR

Iván Trujillo, Director de la Filmoteca de la UNAM, Ciudad Universitaria, México, el 19 de abril de 2006.

Alfredo Nava, Director de la Cámara Nacional de la Industria del Cine (CANACINE), Ciudad de México, 1 de junio de 2006.

 

FILMOGRAFÍA

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