TOSCANO ESCOBEDO, CARMEN

Poeta y ensayista. Realiza estudios en la Escuela Normal Superior y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se casa con el abogado y político mexicano Manuel Moreno Sánchez. Hija del cineasta, documentalista y empresario cinematográfico Salvador Toscano, en 1950 produce, dirige y escribe Memorias de un mexicano, a partir del material filmado y recopilado por él. Javier Sierra realiza el trabajo óptico de transferir los originales filmados a una cadencia aproximada de dieciséis cuadros por segundo a la norma contemporánea de veinticuatro cuadros por segundo.

Su vocación literaria le permite a Carmen Toscano la elaboración de un original guion para ordenar y dar sentido a la sucesión de imágenes de Memorias de un mexicano, en el que un narrador ficticio, en la voz del popular declamador y locutor radiofónico Manuel Bernal, cuenta en primera persona su vida y la de su familia desde 1897 hasta los años treinta. Entre otros reconocimientos, Memorias de un mexicano recibe el Ariel (1951) a la Película de Mayor Interés Nacional y en 1967 el Instituto Nacional de Antropología e Historia la declara Monumento Histórico de México.

Además de las películas de Salvador Toscano y de su colaborador Antonio F. Ocañas, la cinta reúne material de otros cineastas y camarógrafos mexicanos desde el Porfiriato hasta mediados de los años veinte. Este esfuerzo salva de la destrucción importantes testimonios cinematográficos de la historia del país, correspondientes a la primera mitad del siglo XX.

En 1976, con un guion suyo y de Matilde Landeta, Carmen Toscano realiza Ronda revolucionaria, una nueva obra de reflexión y balance sobre el movimiento de 1910 que combina la ficción con documentales y dramatizaciones de diversos momentos históricos referidos a la Revolución y a su obra social y artística, que jamás se estrena. Publica varias obras de poesía, ensayo y narrativa y escribe guiones para diversas series y programas de televisión.

¿Y por qué le puso usted a la película Memorias de un mexicano?

CT.- Le puse Memorias de un mexicano para darle un contacto un poco mayor con nuestra realidad. En primer lugar, aquí somos afectos a hablar de memoria, y con ese título tenía yo la ventaja de que no podían tachar mis equivocaciones históricas, porque podía tratarse de uno que dijera sus memorias y fuera un poco desmemoriado… Si le hubiera puesto “Historia de la Revolución Mexicana”, por ejemplo, me sentiría muy comprometida ante una cantidad de sabiduría que no tengo. Además había que hacer la película dentro del límite de tiempo que todos conocen y que es casi siempre perentorio. ¡Todo debía terminarse con una gran rapidez!..

¿Y no tuvo usted problema con la narración de la película?

CT.- Escribí esa narración pensando sólo en que no debía interpretar la Revolución porque no me tocaba, en que no debía herir susceptibilidades porque hubiera sido totalmente inadecuado y fuera de lugar. Por eso pensé en que simplemente debía de mantener un relato liso y llano frente a los hechos históricos, y la experiencia me ha dado la razón. Cada gente interpreta aquellos acontecimientos de acuerdo con sus sentimientos. Aquí, seguimos viviendo todavía dentro de nuestras creencias, la gente sigue siendo partidaria de Cuauhtémoc o de Cortés y dentro de la Revolución sucede lo mismo: hay partidarios de Villa, de Carranza, de Zapata, de Madero.

(Novedades, “Declaran Monumento Histórico el Filme Memorias de un Mexicano”, Elena Poniatowska, 08/10/1967)