Publicado en el: Diccionario del Cine Español e Iberomaericano. España, Portugal y América. (2012)

(Coordinación México, Perla Ciuk)

Sinopsis: El director Alejandro Galindo, codo a codo con David Silva, había recuperado el ambiente nocturno capitalino, la urbe pulsante con sus personajes humanos y sencillos. Ahora, ese realismo era puesto a prueba con un tema que afectaba al país entero: la explotación de los trabajadores ilegales que cruzaban la frontera con los Estados Unidos. Su nueva película, intentaba ser una crónica humilde y dolorosa, sobre la imposibilidad de un ascenso social, visto a través del espejismo fronterizo: la tragedia del indocumentado “deslumbrado por el brillo del dólar”. De nuevo, David se convertía en el personaje individualista que encaraba con dignidad la pérdida de ésta (“La dignidad es un lujo pa’l que tiene hambre”), comenta.

Candentes aún los problemas con la frontera norte según lo indicaban las notas periodísticas del momento, Espaldas mojadas abre con una nota aclaratoria que ubica la acción en Ciudad Juárez. Silva encarna aquí a Rafael Améndola Campuzano, un potosino sin papeles que se aventura a cruzar la frontera en busca de una vida mejor. En esa suerte de microcosmos social y emocional que representa el Café de Big Jim en Juárez, Améndola Campuzano contacta con el pollero Frank Mendoza -un excepcional José Elías Moreno– y su primera experiencia es cruel y dolorosa. Por la noche, en una cuerda de “espaldas mojadas”, de la que sólo él sobrevive, se ve en la necesidad de arrojar al río a un compañero balaceado por la migra, quien desea morir de acá de este lado (José Chávez Trowe). Pronto, Galindo deja ese momento melodramático y pasa a un brillante contraste humorístico, con la aparición del sensacional Oscar Pulido como Luís Villarreal -o Louie Royalville-, un paisano vagabundo, que rechaza el trabajo y le enseña a Campuzano a viajar de “mosca” en tren.

A partir de entonces, se inicia el calvario del protagonista, en medio de un clima de constante persecución y paranoia: sirenas, alarmas, oficiales gringos que lo acosan (“Your Papers…”). Ahí, entre secuencias notables como aquella, en la que el personaje de David que no habla inglés y se muere de hambre, ve pasar a un vendedor con su carrito de hot dogs en un desfile, o la infaltable “Canción Mixteca” con la voz de Pedro Vargas, Campuzano enfrenta al sádico güero gringo Mr. Sterling (Víctor Parra) que le humilla (“Don’ touch me, you mexican greaser”), porque “siempre habrá un tarugo tratando de pasar al otro lado, creyendo que se va a hacer millonario”. Aunque por fortuna, se enamora de una solidaria mesera “pocha” (Martha Valdés), al tiempo que vive la soledad de sus compatriotas, como en aquella excelente secuencia con Eulalio González “Piporro”, en un papel dramático de gran altura.

A pesar de sus notorios y defectuosos back projections, stock shots de imágenes y decorados, Galindo no pierde la brújula de la autenticidad: un realismo que lleva a los estadunidenses a hablar en inglés, por ejemplo. Asimismo, a las escenas melodramáticas e incluso didácticas, el realizador antepone situaciones tan patéticas como emotivas, ejemplo de ello, la silenciosa fila de hombres dispuestos a quemar sus ansias y sus pocos dólares, en un triste revolcón con mujerzuelas, o aquella, del ingenuo bracero que paga diez dólares al “lenón” (Guillermo Álvarez Bianchi), por una de las muchachas, para casarse con ella, así como  la terrible escena final: la muerte de Sterling, como alegoría de la venganza del bracero anónimo que clama justicia social.

El tema de la película no era nuevo, ya antes se habían filmado cintas como: Pito Pérez se va de bracero/1947, Soy mexicano, de acá de este lado/1951, El fronterizo/1952 o Frontera Norte/1953; Espaldas mojadas, se convertiría en la más importante cinta mexicana sobre la triste realidad del bracero. Más que una honesta denuncia, se trataba de plantear un problema social que afectaba a México, un país en donde “aún se habla español y se canta a la virgen con guitarra”, como se dice en la secuencia de créditos.

Espaldas mojadas, coincidió con otro filme-denuncia, acerca de la condición de explotación del mexicano en Estados Unidos, La sal de la tierra/1953), del cineasta estadunidense independiente Herman Biberman, que causó enorme revuelo. Para desgracia de sus temas nobles y de “interés nacional”, la cinta de Galindo no contó con clasificación alguna. Es decir, sufrió una suerte de censura velada, para evitar el herir susceptibilidades del país vecino, en ese cambio de estafeta sexenal entre Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortínez. Espaldas mojadas tuvo que esperar dos años, para ser exhibido con éxito en el Cine Mariscala, a partir del 16 de junio de 1955. En su momento, la crítica nacional guardó silencio, mientras cintas como Viva Zapata/Elia Kazan 1952 con Marlon Brando, se autorizaban sin problema alguno.

Ficha artística: David Silva (Rafael Amándola Campuzano), Víctor Parra (mister Sterling), Martha Valdés (Mary o María del Consuelo), Óscar Pulido (Luis Villarreal o Louis Royalville), José Elías Moreno (Frank Mendoza), Pedro Vargas (bracero), Carolina Barret (Margarita Frías).

Ficha técnica: Productora: ATA Films, José Elvira, Atlas Film; Productor ejecutivo: Manuel Jasso Rojas; Argumento y Guion: Alejandro Galindo; Fotografía: Rosalío Solano (blanco y negro); Montaje: Carlos Savage; Sonido: Jesús González Gancy y Rodolfo Solís; Música: Jorge Pérez. Escenografía: Edward Fitzgerald.

Estudios: Estudios Tepeyac. Duración: 116 minutos. Estreno: 16 de junio de 1955. Clasificación: B.

Premios: Premio Ariel a Mejor Papel de Cuadro Masculino y Femenino (Eulalio González “Piporro” y Carolina Barret), Mejor Argumento Original y el Ariel especial por “la película de mayor interés nacional”.

Bibliografía:

Historia Documental del Cine Mexicano, Emilio García Riera.

Una mirada Insólita. Temas y géneros del cine mexicano, Rafael Aviña.

David Silva. Un campeón de mil rostros, Rafael Aviña.

RAFAEL AVIÑA