Director, guionista y editor. Cursa la carrera de Dirección de Cine y Fotografía en la Asociación Mexicana de Cineastas Independientes (AMCI), donde realiza los cortometrajes Remordimiento y Noche de héroes, ambos en 16mm. Se especializa en Estados Unidos en la aplicación de efectos especiales y elementos narrativos del género de acción, experiencia que pone en práctica como director de la segunda unidad del largometraje Bandido/Roger Christian 2004, y dirige spots comerciales para la empresa Propaganda Films. Continúa con la filmación de los cortometrajes Wish, Choer, La Cabina, El fuego y el corto de animación en 3D The Resistance.
Alberto Bravo debuta en el largometraje con Ver, oír y callar/2005, thriller de acción que escribe con Arturo A. Bravo. La trama: Danilo (Mauricio Ochman) es un hábil e inteligente ladrón de bóvedas, que es traicionado por sus socios alemanes; su amigo se muere en una explosión, él pierde todo el dinero de su último gran golpe, termina herido y es detenido por el Comandante Montero (Luis Felipe Tovar), quien lo recluta para que haga uso de todo su talento y recupere unos videos que comprometen al judicial con unos asesinatos. Imágenes que han sido utilizadas para chantajearlo, por un diputado corrupto que dobletea como jefe de una peligrosa banda de secuestradores, todo esto mientras Danilo se enamora de la hija del policía, Claudia (Paola Nuñez). Se aúnan al reparto: Gustavo Sánchez Parra, Luis Adán Zayas, Enrique Muñoz, Alex Hank, María Fernanda García. El filme se realiza en HD, con algunos segmentos en 35mm, con locaciones en la Ciudad de México. Con fotografía de Lars Herrmann y la edición a cargo de Alberto Bravo, la cinta es una producción de Bravo Cinema Corporation, FIDECINE, Estudios Churubusco Azteca y USA Rentals, y tiene un costo de 25 millones de pesos. Es distribuida por Paramount y DECINE con 200 copias y se estrena el 4 de marzo de 2005 con Clasificación B-15.
AB.- No quisimos hacer películas de denuncia sobre la inseguridad en México. La diferencia con esta cinta [Ver, oír y callar], es que realmente en vez de recordarte lo que pasa todos los días, busca el entretenimiento y no quiere martirizar al público con esta temática. En Estados Unidos matan en una película a 10… a 20 personas en un solo tiroteo, y la gente ya no se impacta. Aquí debíamos causar impacto con quien muriera, hacer que llamara la atención, y eso… es utilizar la imaginación. El cine estadounidense carece ya de imaginación, al tener tantos recursos va perdiendo la emoción con el público… son batallas entre miles que a nadie impactan, y aquí la idea fue retomar lo que se hacía en los setenta, ochenta, películas como Scarface, con más intensidad, eso fue lo que tratamos de rescatar.
(El Universal, “Ver, oír y callar llega sin afán de denuncia”, Gamaliel Luna, 03/03/2005)
Destaca en Ver, oír y callar una secuencia de alrededor de 10 segundos en donde una camioneta se estrella contra otro vehículo destrozando su parte trasera, dejando un muerto. La filmación de esta escena requirió de una inversión cercana a los 500 mil pesos, además de 50 personas que trabajaron en la construcción de una rampa, la cual se borró digitalmente en la edición; se utilizaron cinco cámaras para registrar el golpe de los coches, y la seguridad de Gustavo Campos, el stuntman que manejó la camioneta.
Detrás de cámara de “Ver, oír y callar”, video de Projects Lights Out
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